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Mostrando entradas de junio, 2020

La mamá escondida...., por Mercedes Varela

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Mi madre, siempre fui crítica con ella. Mi espíritu rebelde de juventud que se extendió largamente hasta su enfermedad, cuando me convertí en madre de mi madre. Mis recuerdos de infancia la hacen una madre trabajadora, una vida social muy activa, personalidad inquieta, sargento de caballería la cargaba mi papá. Siempre sentí su predilección por mi hermano, será por eso que me acerqué más a mi papá, a quien admiraba por todo lo que hacia, decía o nos enseñaba. Ella, mi mamá, con su personalidad segura, no era distante pero tampoco demasiada cercana. ¿Seria que yo también me mantenía distante? No se... Pero hoy, al paso del tiempo, cuando ella ya no está, me llegan historias y comentarios de su persona que me han sorprendido. Era la mamá que no veía, afuera de casa, en los ámbitos que ella solía ir: la iglesia, Cáritas, el consultorio, sus amigas. Me queda una satisfacción, saber que en muchos caló su personalidad chispeante, agradable, inteligente y con sentido comú

Renovando ilusiones Futboleras, por Jorge Dip

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     Me resistí desde hace meses a ilusionarme, pero caí en la cuenta que el primer partido de Argentina es justo el Día del Padre. Y la lucha constante por no querer decepcionarme en otra Copa del Mundo, se me hizo añicos cuando el olor a un asadito me despertó la memoria de aquel 86’ cuando miraba los partidos de México en un restaurante donde mi viejo era el encargado de asar las carnes. Yo alcanzaba mis 8 años, y no comprendí al relator que con su voz de pincel hablaba del “barrilete cósmico” porque el único que yo conocía era uno de plástico que en los vientos de mi calle Sáenz Peña no pasaba de la altura que esperaba.  Sentadito a la mesa, con mi Coca de vidrio y algún tostado, era la mejor Misa a la que asistí, la de mi viejo visitando el salón y mordiendo el trapo rejilla cuando a Diego le pegaban los coreanos, sufriendo el empate contra Italia y pronosticando que pasada la primera ronda, llegaríamos lejos, muy lejos. Poco sabía yo de fútbol, y de llegar lejos, de sueños y

Aprendizajes en la Capilla San Roque, por Jorge Dip

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            En la línea de la vida, llena de espacios imperceptibles a la memoria, hay mojones inalterables que residen en nuestro disco rígido para tomar decisiones trascendentales.  Esa golosina compartida de corazón en un patio escolar, la mano tendida cuando el amigo se cae bajo el peso de la mochila, recoger un paquete que se le cae de manera accidental a una señora que apresurada por los mandados no mide sus movimientos...Pequeñas acciones que definirán nuestros valores de adultos y son heredados o enseñados por quienes forman parte de nuestro vínculo afectivo.  Hay contextos históricos que nos ponen a prueba, como el año 1989 cuando nuestro país transitaba una crisis económica dura, de esas que duelen a los de abajo más que a nadie porque no permiten que el alimento llegue a la mesa del laburante, y mucho menos a los viejos.  Con el título de jubilado en el hombro, debiendo ser un honor tras años de intenso trabajo, no faltan oportunidades que esa etiqueta es un estig

El Molino, por Noelia Peón

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Cómo me gustan los molinos. Quizás porque inconscientemente me hacen viajar en el tiempo, me recuerdan a todos los momentos que viví en el campo con mi mama, mis hermanos/as y mis abuelos Carlos y Betty. Quizás porque me trae al pensamiento aquellas tardes jugando felices con barro, latas o cualquier cosa que encontrábamos.  Si nos habremos “turnado” para ir a pasar las vacaciones allá; la de navidades y fin de años que pasamos. Recuerdo que mama contrataba un remisse, nos subíamos todos, hasta los perros llevábamos e íbamos a festejar al campo. Los abuelos eran los “caseros” de la estancia “El Pino”, la abuela cocinaba para todo el personal.  Cómo olvidar la hora del llamado para avisar que estaba la comida, era una pelea entre mis hermanos y yo para ver quien tocaba la campana.  Vienen a mi mente las mañanas de carneada, los paseos por el gallinero, el olor a salamandra, los postres caseros de la abuela, los paseos a caballo, los partiditos de fútbol, cuando nos íbam

Mi calle en el mundo, por Marianela Moyano

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Esta fotografía  de nuestra calle es gentileza de Susy Cisneros Barrio: Malvinas. Calle: …………………….. Es la calle interna, la 25 bis, la calle sin nombre…  Esa calle es la venita de mi barrio, de mis juegos, de mi infancia. Es mi calle en el mundo.  Es la que divide las casitas todas parecidas, casas de barrio municipal… La que ha tejido lazos entre familias, cuando íbamos y veníamos de una casa a la otra:  porque nos faltaba un huevo, un limón o una tacita de azúcar,  porque necesitábamos hacer un llamadito y pedimos usar el teléfono, porque había una ropa que los nuestros o nuestras ya no usaban más y por ahí podía servirles a tus nenes o nenas, la que cruzamos porque vimos el móvil de la policía o la ambulancia en la puerta y nos acercamos para saber si estaba todo bien, si necesitaban algo, la que nos convocó detrás de una nota cuando pedimos que nos llegara el asfalto.  Es esa calle la que nos ha unido durante tanto tiempo, desde los primeros años de la década d