Rituales compartidos, por Jorge Dip

El sol se esfumó en esta tardecita de otoño acariciando las oxidadas vías del ferrocarril que solo perciben algo de vida cuando los pibes juegan en el terraplén. Alguna vez las transité cargado de palos para las chozas, soñando en ser futbolista o cantando alguna canción que les escuchaba a los mayores. El frío hace tiritar la pared de madera de la casa, la parte que no ha sido bendecida aún por el ladrillo, pero se banca los vientos y heladas de manera estoica. Estoy a punto de presenciar una ceremonia que se ha vuelto tan rutinaria como necesaria los últimos fines de semana. Seré testigo de un ritual gastronómico sin valorarlo demasiado, preocupado por la mirada de la chica que me gusta en...