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Mostrando entradas de abril 6, 2020

Extrañando ando, por Ana Delia Rodríguez

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  Extrañando ando mi vida sin cuarentena…. Ya me cansé de las maratones gastronómicas, de la lavandina que me dejó sin huellas dactilares, de acostarme y levantarme a cualquier hora. Quiero de regreso mi vida ordinaria, con la rutina de cada día, y de la que antes me quejaba…  Por eso quiero relatarles uno de esos días comunes, que ahora me parecen extraordinarios.  Como cada mañana, hago un desayuno light, café, jugo de naranjas y una tostada y me meto a la ducha, y ahí empieza el calvario de la gorda. Champú de almendras, acondicionador de nueces de macadamia y jabón de castañas. Salgo, me seco y me paso crema humectante de pera silvestre y chocolate ( un envase me alcanza para una pasada en mi extensa anatomía). Y ahí me pregunto: ¿ ¿Que soy? ¿Una torta vegana? ¿ Cómo carajo hacés dieta si desde que te levantás te meten por los ojos y la nariz imágenes y olores a comida? Y doy gracias que no han inventado el champú de choripán o la crema nutritiva de ravioles!  Me cambio

La Pantera Rosa (Segunda Parte) por Rosana González

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                            Pincelada autobiográfica en rosa (Brochazo 2) La pereza no es buena aliada pero me faltaba lucidez para comprobarlo. Fue por eso que en más de una ocasión opté por dejar apoyada mi bicicleta en la pared exterior -como antes- incluso con los libros que usaría al día siguiente, en las primeras clases de la mañana. Nuevas advertencias de madre. Misma indolencia de hija. Y la profecía se cumplió de modo inexorable una vez más. Nadie escapa a su destino cuando la verdad se revela de antemano. Y así fue: desapareció una noche, sin dejar una estela de luz rosada que me permitiera seguir su rastro incierto. No podría afirmar que no me dolió pero me lo había ganado una vez más por pelotuda (sabrás disculparme, lector, pero no cabe aquí la palabra negligente: para los argentinos el primer adjetivo tiene una potencia insustituible y nuestro querido Fontanarrosa me justificaría). De este modo, asumiendo mi destino, volví a recuperar sin remedio mi hábito anteri

La Pantera Rosa (Primera Parte), por Rosana González

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Pincelada autobiográfica en rosa (Brochazo 1) Parece abrirse un mundo de infinitas posibilidades cuando comenzamos a trabajar después de haber atravesado la aventura de estudiar en otra ciudad. Retornar al lugar que nos vio crecer abre nuevos desafíos para estrenar un título con un campo de acción garantizado. Ya era profesora en Lengua y Literatura. Atrás quedaban las vivencias doradas de aquel tramo donde se afianzaron amistades, hermanadas por logros y sinsabores. Esos lazos que anudan muy fuerte desde el corazón para anclar alegremente en el alma. El tiempo se había encargado de diluir muy rápido la ansiedad y nostalgia inicial, devorando en pocos años la llegada a la meta. Quedarme en aquella ciudad fue tentador pero nunca había entrado en mis planes. Mi propósito era desplegar mi vocación donde hiciera falta. Y la verdad es que no había especialistas en la materia en aquel entonces en San Cayetano y me esperaban con los brazos abiertos. Fue así que se fue desplegand