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Mostrando entradas de agosto, 2019

Mis dos Rogelios...,por María Susana Zubía

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                                                      Creo que nos conocimos en las panzas de nuestras mamás, no recuerdo un principio en nuestra amistad, nació con nosotros. De quien les voy a contar ahora es, de mi primer amigo, Rogelio Cisneros.  Lo recuerdo como un niño de baja estatura, pelo cortito y negro, cachetes muy pellizcables y sonrojados por el calor, ya que nunca se quedaba quieto. Sus ojos tenían el color de la Coca-Cola y también su dulzura, pero su mirada era pícara y traviesa.  ¡Cómo olvidar cuando abría la puerta de casa, apenas lo suficiente para asomar su cabeza, y pronunciar las palabras mágicas: “¿Querés salir a jugar?”! Y así empezaban nuestras aventuras. Nos convertíamos en grandes exploradores, al mejor estilo Indiana Jones, en el fondo del club Independiente; o nuestra bicicletas eran naves espaciales que, con solo una vuelta de la manzana, era como recorrer un planeta desconocido. Éramos el gran Leon-O y Chitara “viendo más allá de lo evidente

Rituales compartidos, por Jorge Dip

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                                                                                 El sol se esfumó en esta tardecita de otoño acariciando las oxidadas vías del ferrocarril que solo perciben algo de vida cuando los pibes juegan en el terraplén.  Alguna vez las transité cargado de palos para las chozas, soñando en ser futbolista o cantando alguna canción que les escuchaba a los mayores. El frío hace tiritar la pared de madera de la casa, la parte que no ha sido bendecida aún por el ladrillo, pero se banca los vientos y heladas de manera estoica. Estoy a punto de presenciar una ceremonia que se ha vuelto tan rutinaria como necesaria los últimos fines de semana. Seré testigo de un ritual gastronómico sin valorarlo demasiado, preocupado por la mirada de la chica que me gusta en el colegio, de los apuntes de historia, de mi discusión en la canchita de barrio con el boludo que no respetó el código de no gritar el gol desaforado en esta tarde donde no te salía una. Se va a producir u

Un martes otoñal...,por Federico Schmidt

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                 Han pasado un poco más de seis años. Sí...seis años de aquél 26 de Marzo de 2013.  Recuerdo que era un día otoñal; muy soleado, aunque sumamente húmedo y caluroso.  Aquél Martes iba a marcar un antes y un después en mi vida. Precisamente, ésta última palabra, era la que daría inicio a una nueva.  Pasado el mediodía, emprendí rumbo hacia la Escuela Primaria N°8 (Paraje el Pino), situada a 18km de San Cayetano, donde debía cumplir mi rol de Profesor de Inglés de 13 a 15hs.  Dicté mi clase, y puedo revivir con suma precisión la llegada de una de las camionetas de la Cooperativa Eléctrica de nuestra localidad, cuyos operarios iban a reparar un poste de luz al mencionado Establecimiento Educativo. Inmediatamente, no vacilé en preguntar si podrían acercarme hasta San Cayetano. Unánimemente, la respuesta fue asertiva.  Arribé a mi casa y en cuestión de segundos, mi guardapolvo fue lanzado arriba de la silla al igual que mi bolso…  Posteriorment

Entre los recuerdos de mi niñez está presente la Sociedad Italiana…,por Magalí Di Croce

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El día que nos visitó el Cónsul durante la presidencia de Mario Cipollone                     Entre los recuerdos de mi niñez, está la Sociedad Italiana, a la que considerábamos parte nuestra, y aún hoy en que no voy habitualmente la siento parte mía. Más allá de que el abuelo Nicolás Arcángeli durante mucho tiempo fue parte de la Comisión y Presidente de la misma, igual que la tía Julieta, la pertenencia es algo más profundo. Son esas cosas simples de la vida que quedan grabadas en el alma, las reuniones donde los chicos corríamos y jugamos sin parar, las comidas en las que nunca faltaban los lupines –que me olvido de comprar y cuyo sabor me recuerda esos encuentros-, le canzoni che cantavano Ettore Travaglia y Roque D’alleva…las risas, las partidas de mus de los hombres… La gran cena y baile en cada aniversario… las tallarinadas con el grupo más íntimo… Era un encuentro fraterno, de arraigo, de familia… Ya más grande me pone feliz el haber contribuido

Una notaria en Macondo, por Ana Delia Rodríguez

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Hay algunos que dicen que pueblo chico…infierno grande y muchas veces tienen razón…o que si las chusmas fueran flores…mi San Cayetano seria el jardín de la República… San Cayetano, el pueblo de 8.400 habitantes donde ejerzo este apostolado que es el notariado, es, en muchos aspectos un paraíso, y en otros el tan temido infierno del Dante.  Miles de anécdotas podría relatarles, o hacer un stand up para llorar de risa o una payada, porque acá somos todos criollos bien camperos ,lo que tal vez me permitiría desarrollar mi vocación verdadera, que es la actuación y el canto…siempre sostuve que soy una Graciela Borges frustrada devenida en escribana.  Pero en vez del estrellato, más bien soy estrellada, tengo que salir a hacer actas notariales al medio del campo con heladas machazas a la madrugada para constatar si un toro se monta a las vacas encerradas en la manga y el producto veterinario que le inyectaron funciona, o el laboratorio suizo que l

Mirar mirando, Mirar viendo..., por Beatriz Arcángeli

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Mirar mirando, mirar viendo. Fue hace unos días en ese día… casi sin ver y no buscando nada, mire hacia arriba, mientras mi alma, posada en su quietud, ya casi ausente se liberaba con calma acongojada de la pesada carga de mi mente del agobiante peso del consciente… Pero esa corta fuga fue tan breve que no llegó a nublar mi pensamiento; igual que a la lluvia fina y leve, la mece sin ternura el tibio viento Entonces desperté, y viendo el cielo de intenso azul, por nubes invadido, pensé en la nieve… con su cristal de hielo, y busqué el sol, apenas encendido. Yo quiero flores para hacer diademas y busco lirios para ver a Cristo, en este paso de fugaz ternura fui ciega aún viendo, porque poco he visto. Si miro el árbol, que nunca miraba, veré esmeraldas con diseños miles y cuando el otoño dé sus pinceladas, veré los sienas, estremeciendo grises. Si miro hacia arriba, vagando muy lejos, penetro en la nada de azules sin fin, azules muy puros, azules muy viejos

Blog INTRAMUROS DE SAN CAYETANO , por Magalí Di Croce

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Fotografía del mar del Balneario San Cayetano, tomada en mayo de 2019                                                         El Blog INTRAMUROS DE SAN CAYETANO, es un espacio autobiográfico abierto, y una invitación a escribir... con dos consignas fundamentales, una, compartir textos autobiográficos  -por ende deberán ser  redactados en primera persona- sobre la vida, experiencias, vivencias, impresiones... y dos, en un máximo de 1000 palabras. Esta iniciativa surge del encuentro con un amigo escritor, Beltrán Gambier, argentino residente en Madrid,  quien es el creador de esta bella manera de expresar y compartir, a través de su Blog INTRAMUROS, y me invitó a ser parte de una Red de Blogs Autobigráficos que surgen del suyo. Este escritor, quien acaba de editar su obra "Tierra del Fuego", tuvo la generosidad de invitarme a escribir en su Blog -se puede leer  acá -, y la experiencia de   disfrutar de escribir  -que tal como dice el propio Beltrán es terapéutica-