Mis dos Rogelios...,por María Susana Zubía

Creo que nos conocimos en las panzas de nuestras mamás, no recuerdo un principio en nuestra amistad, nació con nosotros. De quien les voy a contar ahora es, de mi primer amigo, Rogelio Cisneros. Lo recuerdo como un niño de baja estatura, pelo cortito y negro, cachetes muy pellizcables y sonrojados por el calor, ya que nunca se quedaba quieto. Sus ojos tenían el color de la Coca-Cola y también su dulzura, pero su mirada era pícara y traviesa. ¡Cómo olvidar cuando abría la puerta de casa, apenas lo suficiente para asomar su cabeza, y pronunciar las palabras mágicas: “¿Querés salir a jugar?”! Y así empezaban nuestras aventuras. Nos convertíamos en grandes exploradores, al mejor estilo Indiana Jones, en el fondo del club Independiente; o nuestra bicicletas eran naves espaciales q...