La Playa sin Luna...por Magalí Di Croce

Muchos terapeutas aseguran que tener mascotas prolonga la vida, da mejor calidad de vida, hace bien…. De chica tenía locura con los gatos y siempre tenía uno, en casa y también en casa de los abuelos había siempre un gato…Confite, Mini, y muchos muchos más… Cuando María Magalí tenía cinco años, venían con Osvaldo de nadar en el Ciclista, un mediodía de muchísimo calor, y al bajar del auto descubrió un perrito cachorro abandonado y, en complicidad con su padre, lo entró a casa…para darle agua, algo de comer…. Ni bien lo vi dije: “-Ese perro vuela de acá, le dan agua, comida y vuela-”, más allá de que evidentemente mi autoridad no es tomada en serio y de que los perros no vuelan… María Magalí se volvió loca con el perrito, era un cachorrito bellísimo, peludito, y le puso nombre: “Toby” … La cosa venía brava…con nombre era más difícil de que lo largue…ya estaba adoptado… a la tarde vino Susana a tomar sol y con ella...