Un martes otoñal...,por Federico Schmidt





                 Han pasado un poco más de seis años. Sí...seis años de aquél 26 de Marzo de 2013.
 Recuerdo que era un día otoñal; muy soleado, aunque sumamente húmedo y caluroso. 
Aquél Martes iba a marcar un antes y un después en mi vida. Precisamente, ésta última palabra, era la que daría inicio a una nueva. 
Pasado el mediodía, emprendí rumbo hacia la Escuela Primaria N°8 (Paraje el Pino), situada a 18km de San Cayetano, donde debía cumplir mi rol de Profesor de Inglés de 13 a 15hs. 
Dicté mi clase, y puedo revivir con suma precisión la llegada de una de las camionetas de la Cooperativa Eléctrica de nuestra localidad, cuyos operarios iban a reparar un poste de luz al mencionado Establecimiento Educativo.
Inmediatamente, no vacilé en preguntar si podrían acercarme hasta San Cayetano. Unánimemente, la respuesta fue asertiva. 
Arribé a mi casa y en cuestión de segundos, mi guardapolvo fue lanzado arriba de la silla al igual que mi bolso… 
Posteriormente, me dirigí hacia el Hospital Municipal, donde mi familia y demás familiares esperaban en el pasillo. Sus rostros eran el fiel reflejo de un sinnúmero de sentimientos encontrados que ni yo podía describir. 
Llegó mi turno de ingresar a la habitación, donde por primera vez y en primerísima persona, se me concedería el título de "tío". 
Cargar en brazos a aquél indefenso recién nacido, llamado Ciro, mirando su rostro, intentando dilucidar a quién se parecía, contemplar su mirada a tan solo horas de haber llegado a este mundo terrenal... el paso del tiempo, me daría la respuesta. 
Fueron solo instantes que pude sostenerlo en mis brazos, y el tiempo pasó… Hoy, jugamos, leemos, escribimos, miramos tele, disfrutamos el correr de los días… 
Por muchos años me pregunté: ¿Qué significaba ser tío?
 ¡Vaya pregunta!
 En mi caso, pude encontrarla en ese niño, viéndolo crecer, reír, a veces llorar, enojado, triste por momentos, pero siempre, siempre con una sonrisa de oreja a oreja. 
Sin embargo, con el devenir de los días, creí que el tiempo había regresado y me viera a mí mismo en algún remoto lugar del pasado; desde otra óptica… como un regreso a mi niñez. 
Poder abrazar a un niño que significa el mayor y más preciado regalo de un hermano, es algo incomparable. Sólo los tíos podemos darles abrazos como padres, guardarles secretos como hermanos y compartir alegrías como amigos.
                                                         
                                                             Horacio  Federico Schmidt



Federico, como lo conocemos en el pueblo,  es profesor,  un lector apasionado  y aficionado escritor en sus ratos libres.  

Comentarios

  1. Muy lleno de bellos sentimientos tu escrito Federico...un regalo para Ciro y toda la familia....

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    1. Muchas gracias, Magali!!! Realmente, me siento pleno de haber realizado este escrito. Un abrazo y gracias por el puntapié inicial!! Cariños!!!

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  2. Qué bueno Fede!!!! Me encantó!! Un relato apasionado, en primera persona, hablando de un ser que, sé positivamente, que te robó el corazón!! Cariños amigo y seguí disfrutando de esa belleza de sobrino que tenés.

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