De los pelos, por Gloria Travaglia



Fotografía mía de niña...con una sola colita en el pelo....
Quién no tiene anécdotas de la niñez?
Cuando era pequeña de 5 o 6 años solía usar el pelo con dos colas bien altas, en la esquina de mi casa estaba el almacén de Don Servando Molina al cuál iba a hacer los mandados de la casa, por la cercanía podía hacerlo sola, esta pequeña incursión en la vida de la calle tanto para jugar como para comprar han generado múltiples anécdotas de las cuales hoy sólo voy a contar una.
Como dije antes usaba el pelo con dos colas muy pero muy altas, cuando iba de compras al almacén de Molina, María Dolores, (seguramente los de mi edad o más la conocieron por que daba inyecciones a domicilio) estaba fascinada con mi cabello, lo acariciaba y siempre que iba me decía: … cuando me vas a regalar una colita ? realmente era muy insistente, no sé si fue por complacerla o porque tanto va el cántaro a la fuente que un día , sin decir agua va, me corté de cuajo una de mis tan preciadas colitas y en un acto de extrema generosidad se la llevé, recuerdo claramente que iba con el moño rosado de cinta con que mi mamá me las ataba en la mano y así la entregué, con moño y todo.
No recuerdo muy bien su reacción de lo que si me acuerdo es que me llevó a casa y que llevaba la cola como algo para implantar entre las manos o como prueba del delito … no sé, mi madre tomó cartas en el asunto y me llevó de urgencia a la peluquería de Marino la peluquera de la familia para que arreglara semejante desastre, al cortar la cola el pelo quedó totalmente desparejo no se podía cortar corto porque siempre faltaba pelo en alguna parte, ya iba a la escuela por lo tanto estaba impresentable, era impensado para esa época que te raparas, en fin no había muchas soluciones salvo esperar que crezca.
Doy fe de que María hizo maravillas en su peluquería, amorosa y dedicada supo contener la situación en la que , una madre sufría por el desastre y una hija (o sea yo) que le importaba un cuerno como quedaba, además de arreglar y dejar medianamente presentable mi aspecto.
Por referencias de mi peluquera de más de 25 años, supe con el tiempo que fue difícil de arreglar, que no sabía como cortar para que quede bien, que tenía que ir cada tanto a medida que crecía el pelo a recortar el otro lado de la cabeza para que se fuera emparejando y que estuvo como 6 meses para que quedara un corte más o menos parejo.
Cada vez que nos encontrábamos con María recordaba esta anécdota porque le dio mucho trabajo además de un desafío como profesional, como un rompecabezas entre su recuerdo y el mío es que llega a ustedes esta historia.



                                                                    Gloria Travaglia



Gloria Travaglia es  sancayetanense residente en Temperley, es Origamista y dicta talleres de Origami 

Comentarios

  1. Gloria tu bello relato trasluce la inocencia y la osadía que sólo están con todo su potencial en la niñez, y en las personas que como vos, son amantes del arte....me encantó!!!

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  2. ¡¡Lo que habrá sido ese momento!!! Cómo brillarían de sorpresa los ojos claros que ambas tenían, tanto María Dolores como Gloria mamá...

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  3. Eras asi de chiquita, linda, dulce y un diablito a veces. Recuerdo claramente ese dìa y como quedò la mitada de tu cabeza con el pelo cortado, imposible!!! y muy gracioso ademàs.
    Nombras a mucha gente que merecerìan tener sus historias contadas en algùn relato. Maria Dolores, Don Servando, la sra de Marino.....

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