La casa de los abuelos Nicolás y Victoria, por Magalí Di Croce
















La abuela con sus tres hijos

Los abuelos

La cómoda que hoy está en mi living

Así era la casa original cuando la construyó el abuelo
El abuelo con mi primo Gustavo y yo


                     Los abuelos nos dejan una huella imborrable, y la casa de nuestros abuelos era algo especial, ante todo era algo nuestro, no era la casa de ellos como algo ajeno, no. Era un espacio nuestro, relajado, divertido…donde con mi hermana y primos disfrutamos mucho de nuestra niñez….
En el primer patio el abuelo hizo hacer una hamaca al lado del jazmín, ahí jugábamos muchísimo…
Al patio lleno de frutales, y con un gallinero incluido, le decíamos “la quinta” y jugábamos horas arriba de ese ciruelo que tanto podía ser “la casita” si jugábamos con Vivi o, una diligencia, si el juego era más varonil con Susana y Gustavo…
Y la casa…la abuela Victoria siempre cocinando algo rico, y, a veces, haciendo aparecer de alguna puertita misteriosa del aparador del comedor - o quizá inclusive de otra dimensión- una golosina, o un paquetito de algo…
Calma, muy calma, tengo la certeza de que vivió sus casi cien años porque vivía la vida con calma, no se estresaba…nada la estresaba…Le gustaba leer y leyó  -sin lentes- hasta casi los 99 años…Con ella aprendí a tejer crochet y, también, hay cosas de su cocina que me quedaron para siempre…
El abuelo Nicolás, con su blanca y tupida cabellera, había venido a los 14 años de Italia, solito, su mamá se había sacrificado mandándolo a la Argentina, donde lo esperaba un hermano mayor, para que estuviera lejos de la guerra…del hambre…
Tan chico!!! 14 años…, hoy pienso que era un niño cuando se embarcó solito en el Principessa Mafalda.. y en una aparente pobreza trajo consigo tantas riquezas: un profundo sentido de familia, una ética inquebrantable, la firmeza de la palabra dada, el sentido del respeto, su oficio de constructor al que se brindó como un apostolado, con seriedad, perfeccionismo y esfuerzo. 
Trajo también una innata cultura que incluía el amor a la lectura, y aun cuando el dinero era escaso, compraba libros, leía desde Dante a Victor Hugo, Dostoyevsky, Tolstói, Gógol… y muchos más, clásicos, libros de política, filosofía y arte…
Pero además de lector apasionado era un abuelo cuenta cuentos…no los leía, los contaba… Recuerdo con tanto placer y nostalgia cuando nos sentábamos alrededor de la estufa y él nos contaba de su Patria, o nos hacía el cuento del Tirano Rafaldi, o de la Fata Morgana, que era el hada que al llegar la primavera pintaba las flores y los frutos de colores…
Eran abuelos de los de antes, con más tiempo que nosotros, parecían mayores… más abuelos…
En su casa recibían amigos, Chefa, esa amiga entrañable de la abuela desde que vivían en Bahía Blanca y que ahora venía de Luján y solía quedarse entre 15 y 20 días, Luisito y Rosita de Copetonas y las sobrinas de Tres Arroyos entre otros tantos… 
Casi todos los días había alguien a comer, siempre la abuela cocinaba en exceso -hubiera lo que fuera para comer nunca faltaban las ensaladas de tomate, de achicoria, de radicheta, de naranjas con pimienta- , y sin gran ostentación y cero fastuosidad alguien se quedaba a comer, con la naturalidad de quien abre su casa y su corazón sin restricciones…
Con Julie , Gustavo y Susana le habíamos puesto nombre a las sillas del comedor, cada cual tenía la suya, se llamaban Pipiopi, Picanse y Piberio… yo debí elegir un nombre que empiece con “pi”…pero siempre nadando contra la corriente, a la mía le puse Caranito, en honor a un caracol que se me había muerto de tanto jugar con él…elegir ese nombre me valió críticas despiadadas  de mi hermana y primos…
Ahora que menciono a los caracoles recuerdo cuando el abuelo invitaba a su paisano don Miguel Finocchio a comer caracoles…los tenía en una gran caja durante unos días purgándolos con harina de maíz….luego llegaba el día del festín y la abuela preparaba una olla inmensa con una salsa exquisita y ahí iban los desventurados caracoles….nosotros los chicos nos moríamos de asco, ni locos comíamos eso!!! Pero lo particular de esa casa, es que en lugar de decir que no nos lleven  -como yo hoy haría en esa situación- la abuela nos cocinaba aparte bifes exquisitos y jugábamos y nos alegrábamos en el ambiente de fiesta mientras , cuando no nos miraban, nos divertíamos poniendo cara de asco por los caracoles cocinados y haciendo apuestas a ver quien se animaba a comer uno….nunca pudimos….
El dormitorio de los abuelos estaba presidido por la foto inmensa de la bisabuela de Italia, con su rostro severo -así lo veía yo de chica…hoy me doy cuenta de que era un rostro sufriente por sus hijos lejos para salvarlos de la guerra…-, y el otro gran cuadro con la foto de la abuela y sus tres niños: Julieta la mayor, y Dante y Beatriz los mellizos… (todos con sus nombres de literatura clásica) y además de los roperos estaba la cómoda cuyos cajoncitos hacían un sonido particular cuando le pedíamos a la abuela que busque algo misterioso para jugar…hoy tengo esa cómoda en mi living y cuando abro un cajón recuerdo ese sonido…
A veces nos quedábamos a dormir, en la habitación más chica, donde estaba la foto de Dante vestido de marinero

 y ahí jugábamos a asustarnos y ver monstruos en los nudos de la madera de la puerta…además de inventar cuentos….
Su casa, su abierta casa, también, en ocasiones, ofrecía “asilo político” a algún nieto que tuviera que salir de su hogar por algún encontronazo momentáneo…
Muchos años después de que los abuelos partieran, mamá y mis tíos vendieron la casa…me pone feliz porque sus nuevas dueñas, Silvina y Fabiana la han hermoseado, pero no cambiaron su estructura, y cuando paso y miro su jardín impecable y la enamorada del muro, siento alegría…
Siempre recordaré esa casa, donde había simpleza, amor, respeto y vida…
Hoy, como abuela de Juana, “miro” y admiro a mis abuelos y al “mirarlos” se me inunda el alma de ternura y agradezco que hayan sido parte de mi vida…

                                                                          Magalí Di Croce








Comentarios

  1. Respuestas
    1. gracias amor....vos también disfrutaste de su casa y extrañaste los almuerzos del domingo....

      Eliminar
  2. Hermoso Tía! Detallaste cada lugar de la casa y de la personalidad de abuelona a la perfección... que lindo recordarla aún sueño mucho con ella, sus bisnietos también la disfrutamos mucho!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te identifiques con lo narrado...al bisabuelo ustedes no llegaron a conocerlo....

      Eliminar
  3. ¡¡Qué bonito, qué bonito, qué bonito!! Cuántas cosas para aprender de esos abuelos y hacerlas con nuestros nietos: cuentos, lecturas, comidas, regalitos misteriosos encontrados en cajones de la casa… Me acuerdo de doña Victoria, siiii, su forma de hablar, siempre tranquila atendiendo a sus clientes con paciencia y explicaciones cariñosas… Lindas infancias en familia. ¡Me encantó!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Silvia!!! no llegué a contar lo de la época de la librería de la abuela porque llegué a 999 palabras....será en otro texto que lo cuente....Gracias por tu cálida apreciación!!!

      Eliminar
  4. Como no recordar a la "abuela Victoria".. Parada en la puerta, invitandonos a pasar. Siempre tenía algo para convidar.
    Hermoso relato que me trasladó a mi niñez y al barrio en el cual nací y viví por muchísimo tiempo. Nostalgia y alegría por tantos momentos vividos. Victoria sin duda, fue y es parte de todos los que la conocimos .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Virginia!!! Ella las quería tanto a vos y tu familia...también una casa llena de niñas alegres que se notaban en el barrio!!!

      Eliminar
  5. Ayyy qué emoción!! Qué hermoso relato, tía. Gracias. Marina

    ResponderEliminar
  6. Marinita, se cuanto te gusta escribir, me encantaria que escribas algo, de lo que sea...fijate que en el texto de inicio estan las consignas basicas, y me lo mandas a mi mail sandradicro@ hotmail.com, y una foto o ilustracion referida al tema al whatsapp de Paula, gracias besos!!!

    ResponderEliminar
  7. Qué hermosos recuerdos!!!...y también el relato!
    Por supuesto que tengo presente cada imagen o situación de las que has descrito. En particular hasta algunos olores, que no he vuelto a percibir y que eran propios de la casa u objetos de los abuelos.
    Del abuelo recuerdo con mucho cariño su risa contagiosa y sus relatos mientras nos enseñaba a preparar para asar castañas o semillas de zapallo y de la abuela su infinita paciencia (sobre todo conmigo) y su laboriosidad.
    Estará el ciruelo ese donde tanto jugamos? Hasta recuerdo la imagen de un tocón de una rama gruesa que había que pisar para subirlo rápido.
    El galponcito que normalmente estaba cerrado con llave y que cuando quedaba abierto lo investigábamos en detalle. Había varios frascos con encurtidos caseros que probablemente nunca se degustaron; también allí estaba el baúl de las herramientas del abuelo que nunca me pude resistir a revisar aunque tenía claro que no estaba autorizado. Luego, en algún momento el abuelo haría el comentario “anduvo Atila con las herramientas” ya que indefectiblemente se daba cuenta de la travesura aunque yo intentaba que pase desapercibida mi incursión intentando dejar todo como estaba.
    Otras imágenes muy nítidas que recuerdo son los dibujos grabados en parches de revoque, tipo “frescos” que había hecho la tía Beatriz en el patio y eran dos caras de mujer y una silueta con el estilo de los dibujos de las revistas de la época.
    Ahora que me puse a escribir esto me vienen innumerables imágenes/anécdotas de esa casa…que por supuesto no voy a describir acá porque nunca acabaría!
    Beso grande
    Gustavo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gusssss escribí algo de todo eso lindo que recordás para el Blog!!! Hacelo, muchas cosas que contaste me las había olvidado!!! Tengo la hachuela del abuelo que el querido Mas te dejó para vos en casa...cuando vengas vos o las chicas te la tenés que llevar...Me encantaría que escribas algo para al Blog .... mandamelo por mail...lo espero!!! Besos!!!

      Eliminar
    2. mmmmm no se si dice "el hachuela" o "la hachuela...."

      Eliminar
  8. Que buena historia.yo lo conocí a tús abuelos.

    ResponderEliminar
  9. Muy lindo relato los recuerdos de los abuelos siempre son hermosos seres inolvidables PedroChristiansen

    ResponderEliminar
  10. En esa, tu casa, cómo lo expresás en facebook siempre se vivió el amor del hogar de los abuelos nobles y con un corazón gigante!!!!! Bellísimo todo lo que contás de tus abuelos y las fotos que subiste, me encantó el nombre de tu silla y esa cómoda con las fotos con todos ustedes y la Virgen, la recuerdo y me encanta que hoy la tengas en tu casa. Besos al cielo para esos abuelos maravilloso!!!!! ❤️❤️
    Cucu

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias amiga del alma! Siiii compartimos ese tiempo🥰 gracias por tus hermosas palabras!

      Eliminar
  11. Mi maestro y amigo Dante que me enseño el oficio siempre me hablaba de su papa un gran frentista

    ResponderEliminar
  12. Cómo olvidar esa casa Magalí. Y esos abuelos entrañables!!! Ese olorcito a rica comida casera que hacía la "abuelona". El ciruelo. Ese ciruelo que para mí era inmenso, donde hacíamos las reuniones de grupo, dirigidas por Julie...la mayor; y las vueltas del destino, hoy, mi consuegra!!! Lugar inolvidable, abuelos como pocos!!! Qué infancia feliz!!! Se escapa una lágrima!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Marta querida! La vida quiso que terminemos en la familia por José y Jochi....pero vos en realidad siempre fuiste familia! Cómo te quisieron los abuelos! Y a Carlitos Adrián el abuelo lo traía casa! Què linda y profunda amistad ! Bellos tiempos!

      Eliminar
  13. Qué hermoso y sentido, todo lo que has narrado, le das vida, aromas y colores, a ese pasado, tan bonito, e intacto en tu ❤️, Vos, tu hna y primos, tuvieron la bendición de vivir la niñez "como niños", jugando, riendo entre ustedes, disfrutando a los abuelos y padres. Qué bendición!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Anita por tus hermosas palabras! Sí....fue una niñez muy linda y los abuelos le pusieron tanto amor!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Elegía para Thiago, por Ángeles Catalina Roldán

Los 15 de Shaira, por Magalí Di Croce

En busca de la Tierra Prometida, por Pedro Christiansen (Parte 1 y 2)