Nuestro viaje a Dinamarca, por Violeta Andersen

Nuestra fotografía sendados en la piedra que, según dicen, estuvo sentada nuestra Reina Margarita
                       

                         Me llamo Violeta Andersen y mi esposo Pablo Skousen. Estando nuestra hija Patricia en Dinamarca, viajamos con Pablo hacia allí. Debo aclarar que Patricia trabajó en tres partes para ahorrar y ¡comprar los pasajes para nosotros dos de regalo! Desde San Cayetano a Buenos Aires fuimos en remisse. A pesar de que yo juraba que nunca subiría a un avión, tuve que aguantarme el temor y volar por primera vez. Creo que venció la alegría y la emoción de viajar, porque el traslado por el aire…por las alturas…no tuvo ningún inconveniente. Estuvimos los primeros quince días en Copenhague, alojados en el departamento del patrón de Patricia, que estaba internado por una operación. 
Fuimos a visitarlo y le llevamos de regalo unas boleadoras originales de cuero que le encantaron, aseguraba que “Esto sí es verdadero”. También se sorprendió mucho por lo bien que hablábamos el danés. Era un señor muy expresivo, así que daba golpecitos con la mano en el costado de la cama y repetía su asombro por nuestro casi perfecto vocabulario. 
Patricia y su patrona del restaurante nos llevaron a muchas partes, que son largas de enumerar. Una ex vecina de Pablo, que yo también conocía desde chica, por entonces vivía en Dinamarca. 
Nos invitó a pasar el día con ella y con su sobrina argentina que viajó con nosotros y de la que éramos muy amigos, de ella y de su hermana. Luego de almorzar, el matrimonio nos llevó a conocer varios lugares, entre ellos, el castillo que nombraré más adelante, con puente levadizo ¡qué belleza! 
Otros quince días en Dinamarca los pasamos al sur del país, muy cerca de Alemania. Tan cerca, que nuestros familiares iban en auto a comprar cerveza alemana, porque era más barata. 
Conocimos varios parientes de Pablo, entre ellos, dos tías muy mayores. Al año siguiente, los primos más jóvenes vinieron a visitarnos a Argentina. De la misma manera que nosotros quedamos sumamente contentos y enamorados de Dinamarca, los familiares daneses quedaron prendados de Argentina. Para Pablo fue emocionante conocer a sus familiares, incluso viajamos varios kilómetros para conocer a otros primos. 
Siguiendo con nuestro viaje, visitamos catedrales, museos, castillos y varios lugares sorprendentes. Las llamadas joyas de la Corona se guardan en uno de esos museos, en un sótano con paredes de un metro de ancho y custodiado por soldados. Vimos pulseras, diademas, anillos, gargantillas, con piedras preciosas, una verdadera belleza por lo que son, por lo que significan y también por lo que valen. Por el contrario, no nos fue tan agradable la vista de la momia de una mujer de alrededor de mil años, su cuerpo seco, esos dientes que parecen sobresalir, en fin. 
Imposible describir la variedad de negocios de recuerdos, de regalos, de artesanías tan diferentes a lo nuestro, tan bellas y creativas. En una florería, la empleada hablaba español, entusiasmados con Pablo, pensamos que le gustaría conversar con argentinos, pero no, no le importó para nada. Nos miramos, nos sonreímos y nos fuimos. 
Pude conocer a la periodista Tommie Ōvard Andersen, que trabajaba en una de las revistas que siempre leemos en Argentina Hjmm y Familie Journal. Nos dimos a conocer y amablemente nos recibió y sacó fotos. El edificio de la editorial es inmenso ocupa todo el frente de la cuadra. Uno de sus compañeros tenía los pies sobre el escritorio y, viendo nuestra cara de asombro por su posición, nos dijo que estaba trabajando, puesto que se ubicaba así para PENSAR. A los pocos días, un primo de Pablo nos mostró la revista, donde estaba nuestra foto. Fue lindo y raro vernos en las páginas de una publicación que seguimos desde hace años. Tommie nos invitó a su casa y a pasear para que conociéramos algo más. Esta periodista estuvo en Argentina y aprendió a bailar tango, pero se lamentaba no poder hacerlo como quisiera, porque entre el trabajo y sus hijos mellizos, no encontraba el tiempo suficiente. 
En una impresionante catedral, conocimos un órgano muy antiguo de Dinamarca, de más de quinientos años, majestuoso, imponente. Para acceder a uno de los castillos que visitamos, debimos cruzar un puente levadizo. En su interior, dos leones de plata custodian los tronos. Hicimos una excursión en barco a Suecia. 
Paseando por la calle con Patricia, de pronto comenzó a decir: “¡Miren, miren!”. Entre sorprendidos y risueños, vimos una protesta muy particular, al estilo danés. Unas veinte personas, en bicicleta y desnudas, pasaron lentamente frente a nosotros, en medio del tráfico y de curiosos que observaban tan extrañados como nosotros. No recuerdo porqué protestaban, pero que era novedoso, lo era. 
Estando en Dinamarca, en el año 1997, Pablo cumplió sus setenta años. Patricia le preparó una fiesta sin que nos enteráramos, un recuerdo imborrable, inesperado y divertido. En otra oportunidad fuimos al cine, éramos muchos. Varios amigos de Patricia, los primos y nosotros, completamos toda una fila de butacas. 
En la foto estamos sentados en una piedra que según se dice, estuvo sentada nuestra reina Margarita. 
Fue muy lindo viajar, pero también regresar a casa, a nuestro hogar y nuestra familia. 

                                                                      Violeta Andersen



Violeta es nieta de daneses, sus cuatro abuelos vinieron en la gran ola inmigratoria y se instalaron en la zona del Paraje Lumb, pese a la pobreza con que llegaron, trajeron la riqueza de su cultura que conservaron por generaciones, el idioma, las costumbres, las comidas, y el amor entrañable a su Patria de sangre. Sus padres y ella nacieron en la Argentina.



















Comentarios

  1. Violeta, en tu hermoso relato se trasluce el amor a Dinamarca, la Patria de tus abuelos y también la Patria de sangre de tus padres y tuya...y además se percibe la cultura que trajeron y con la que enriquecieron esta tierra, y que conservan como un tesoro....

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  2. Muy bueno lo que escribiste sobre tu segunda patria. Ojala puedas recordar màs cosas para que se pueda conocer como es alli. Un lugar tan tranquilo, prospero, con gente amable y educada. Una maravilla!

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