MI viejo vecindario, por Román Eduardo Rossetti


Fotografía mía en un un trigal....

   
                                    Nací en ese querido pueblo llamado San Cayetano, en los inicios de la primavera de 1962, mi casa situada en calle Moreno casi 25 de Mayo, evoco con la nostalgia del pago chico de manera especial, las vivencias imborrables de sucesos pueblerinos, más aún en el vecindario de la estación de trenes, con unos ocho años dotado de un espíritu inquieto, desarrollo una intrépida recorrida por mi viejo vecindario, llevo grabado en mi oído el ulular de la sirena instalada en los techos de la Estación de Servicio YPF de Tomas Cuesta en las horas de la mañana 8, 12 y por la tarde 15, 19 marcando cada inicio y finalización de la jornada laboral, un sinnúmero de trabajadores en sus bicicletas o caminando con rumbo a sus hogares. 
Todos son protagonistas de la vida que van colmando historias. No puedo dejar pasar por alto la carnicería de Cetolini, a metros de mi casa, terminando el reparto en su carro color verde tirado por un caballo de pelaje tordillo, atado a una argolla robusta anclada al borde del cordón.
 La siesta es la paz, se interrumpe por unos gorriones en la canaleta de la galería del patio.
 En la Estación de trenes el avance de la locomotora envuelta en el vapor de la caldera, hace su anuncio, un bullicioso chillido de ruedas sobre los rieles crujientes por el peso de vagones próximos a cargar, las bolsas en los galpones linderos esperan su destino, maniobras en la playa y órdenes del jefe completan ese trámite, luego veo con atención el despliegue de bolseros, hombres con gorras, fajas y el infaltable cuchillo verijero, bolsos, damajuanas envueltas en arpillera, se arma (la mano) comúnmente llamado equipo de estiba, con agilidad remontan en una escalera llamado burro, el recibidor de la firma compradora extrae de su cartera un calador de bolsas, clasifica y revisa el cereal de cada bolsa, que ya se encuentra sobre el vagón, transcurrieron unas 2 horas, pero para un niño como yo, fue suficiente para distraer la tarde. Por la calle Moreno por la mitad de la cuadra, se encuentra de culata la Chevrolet 28 de Cipollone en su almacén cargando mercadería, vino marca león en botellas dentro de cajones de alambre. Siguiendo mi itinerario por la calle España y Victorio de La Canal me detengo en la esquina enfrente a las vías, viendo la fábrica de soda La Unión de Mutto Hnos., las camionetas rastrojeras con sus cajones de alambre colmados de sifones de colores alegóricos al equipo de fútbol de la Boca, han completado su carga, saliendo al reparto domiciliario. Todo es entretenido cuando más resalta la vestimenta de chacareros cargando vicios para su campo, combustible en tambores con el surtidor en la vereda de la Cooperativa Agrícola de San Cayetano, un paso más y lindera la panadería de Zapata Hnos., queda más por divertirse… la agencia Chevrolet de Aguirre situada en 25 de Mayo y Victorio de la Canal con una flamante Apache color naranja, con su nuevo adquirente en una colorida foto cuyo fondo es la vidriera. Son las 5 y pico de la tarde cuando en forma gradual quedan las bicicletas apoyadas en las paredes de la fonda de Pérez, situada en Moreno y V. de la Canal el mostrador se va completando con siluetas sedientas por el fragor de la tarde, mesas de jugadores de naipes, el humo del tabaco se adueña de la luz natural…Ya es hora de tomar la merienda un Toddy con leche bien cremosa del tambo de Tarciso Cabranes, muy pendiente de seguir el tour ciclístico… Sorprendido por tener una inclinación equina, el relinchar de unos caballos de los reseros de La Rural, los veo nombrándolos Lucho Larre en un tordillo negro cola larga escarceando, Floro Smoulenar en un gateado airoso, Pocho Arias en un picazo cola a la caída del cuarto, en su regreso la calle quedaba angosta, dando sus energías extenuadas por el día de remate feria, faltando poco para desensillar, los saludos cordiales con la mano extendida a todo vecino sentado en la vereda. El potente silbato de otra locomotora arribando a la estación, la multitud desciende, equipajes y algarabía de encuentro con familiares, otros enfilan por la calle 25 de Mayo, hospedándose en el lujoso Hotel 4 Naciones. Ya es hora de volver a casa sin saludar a Don Lundin que en su taller de reparaciones con una terraja confecciona una varilla de molino. El audio estridente de los parlantes de la audición de Don Manuel Meléndez, temas musicales de moda y propagandas de comerciantes locales. Mi inocencia sagrada en un día de verano resalto en estas memorias, la simpleza de la gente de campaña, matices que pude apreciar, que en un reencuentro reflota aún más los valores nunca perdidos de mi pueblo querido. 



                                                       Román Eduardo Rossetti


Román, -Chacho-, es un sancayetanense quien actualmente es el Encargado General de  una Estancia ubicada en el Partido de Necochea, dedicada a la hacienda y a la agricultura. Cursó sus estudios primarios y secundarios en San Cayetano, luego vivió en Ciudad de Buenos Aires y actualmente reside en Necochea. Mantiene un contacto frecuente  con familiares y amigos de su pueblo natal, conservando los vínculos fortalecidos a través del tiempo. 

Comentarios

  1. Chacho me alegra y emociona tu bello relato...me alegra también el amor por tu pueblo y su gente y tu permanente vínculo...tu familia fue - y es- muy querida acá, Marimar y Faro en el recuerdo permanente!!! Gracias por tu texto.

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  2. Que hermosìsima manera de escribir. Es como que traslada al lector a esa epoca y esos lugares!!!
    Felicitaciones!!!

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  3. Adolfo Enrique Hansen6 de octubre de 2019, 1:01

    Como que me da un no se que, el leer este hermoso relato de Chacho, y Claro, es que soy sancayetanense, hasta que la suerte me lleve!
    Lindos recuerdos, y que como ya hace 29 años que me alejé de Sanca, vuelvo cada año por medio a visitar mi familia, ahora radicada en 12 de octubre.
    Viví mis años de secundario en la calle Moreno 188, vecino de lo de Rosetti, casa abandonada en la esquina, donde cada vez que escuchabamos sonar la Gilera, mi hermano y yo salimos que nos hervia, ya que nos gustaba ver como Chacho reparaba su moto, y charlabamos sobre no se que, ya que yo solo tenia 12 años, y mi hermano 8.

    Nacido en San Cayetano, y siempre Sancayetanense.

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    Respuestas
    1. Adolfo si quieres escribir en el Blog estás invitado!!! En el escrito de inicio estan las consignas y junto a mi perfil el mail al que se mandan los textos

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  4. Un relato que nos hace recorrer el pasado de nuestro pueblo como si lo estuviéramos viendo ahora, con personajes tan conocidos...¡¡Muy bueno!!

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  5. Que bellos recuerdos llegaron a mi mente gracias👋👋

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