Los regalos de Año Nuevo, por Magalí Di Croce



En la mayoría de los hogares, aun cuando no sean muy religiosos, se preparan regalitos de Navidad. 
En mi casa nos enseñaron a creer en los Reyes Magos, a quienes esperábamos con una ilusión maravillosa, pero no en Papa Noel, sino que -como una tradición más- se hacían regalitos de Navidad, pero sabíamos que eran cosas que nos compraban, no esperábamos a “Papa Noel".
La cuestión es que también se hacían regalos para la cena de fin de año, los regalitos de Año Nuevo, que estaban a cargo exclusivo de la abuela Victoria. 
Ella iba al Bazar “Guillermo” y ahí compraba para todos. Siempre eran regalos particulares, a los varones podía ser una linterna, o un sacacorchos y unas fuentes para mamá y las tías… y a los jóvenes o niños más o menos la rumbeaba con el asesoramiento de Don Guillermo Migone…eran regalos particulares y en esa tónica los esperábamos cuando, cada 31 de diciembre a la hora cero, nos poníamos a gritar desaforados: -¡Qué lleguen los regalos!- 
El fin del año 1976 era el primero en que no estaba el abuelo Nicolás quien había muerto en mayo de ese año, y la abuela no había cobrado aún su pensión, así que estaba con poco dinero. Por supuesto que Don Guillermo fue en persona a ofrecerle crédito, pero como era lógico y esperable no iba a aceptar comprar a crédito regalitos para año nuevo. 
Así,  cuando ya estábamos por cenar ese pollo a la olla con morrones que cada año cocinaba un manjar la querida tía Julieta, yo me ocupé de avisarle a los demás  para que no gritaran “qué vengan los regalos” porque seguramente no habría regalitos de Año Nuevo… 
La cuestión es que cuando estábamos llenando las copas para brindar por el Nuevo Año, y escuchando los petardos que ya tiraban de la casa de Oscar, apareció la abuela con su bolsa de regalos…. 
Eran paquetitos envueltos en papel madera y ataditos con un moñito de lana, que con su parsimonia habitual empezó a repartir. Cada paquetito tenía el nombre de su destinatario –ahhhh si me hubiera dado cuenta, en ese momento, de que la abuela no iba a ser eterna hubiera guardado hasta el paquetito y la lanita…. 
Y los empezamos a abrir…. 
Había tejido al crochet un regalo para cada uno, para los adultos tenían una función como este de la foto que mamá que –con sus 90 años- aún conserva, por ejemplo,   para poner la caja de fósforos, y para los niños eran como muñequitos y para los jóvenes (Julie, Juan Carlos, Susana, Gustavo, Vivi y yo que rondábamos entre los 18 y los 25 ) también eran como muñequitos pero planos. 
La verdad eran feos, re feos, daban casi miedo, los de los niños parecían muñequitos de vudú, de colores estridentes rojo, naranja, y los pelos negros - la abuela tejía hermoso pero no podía, como hoy nosotros, recurrir a Pinterest...- 
La cuestión es que cuando los empezamos a abrir nos dio un ataque de risa!!! 
Todos nos reíamos y la abuela que no era de carcajada fácil – como sí lo era su amiga entrañable Chefa- , sino más bien de una sonrisa tranquila, también se reía a la par nuestra, por un rato la mesa era solo risa y risa…. Aunque también sentíamos mucha ternura por su ingenio...por imaginarla tejiendo a escondidas y armando los paquetitos....
Los regalitos tejidos de la abuela habían despertado esa risa, y creo que también, pese a ser el primer año que el abuelo no estaba en esa celebración, quizá nos reíamos porque lo habíamos mimado y cuidado tanto como familia en sus últimos años, porque la abuela que le dedicó tanto tiempo mientras duró la enfermedad, nunca estuvo sola sino que TODOS, como hormiguitas cumplían una función para que él siempre esté atendido por gente de la familia… 
Quizá nos reíamos porque Gustavo –que ya estudiaba en La Plata- , a quien se habían llevado a los pocos días de faltar el abuelo, junto a otros chicos de San Cayetano y había estado desaparecido unos días, había aparecido vivo y sus compañeros también… 
Quizá nos reíamos porque culminaba un año que había tenido momentos duros y estábamos juntos compartiendo la mesa y el cariño… 
Sé que  en algún lugar lo tengo a mi muñequito, era blanco y de pelos negros, pero no sé donde lo he metido, de lo que estoy segura es  que no lo perdí ni tiré…por eso ayer fui a fotografiar el de mamá, para poder mostrar una idea de lo que eran. 
Sé que mi hermana y primos van a recordar cuando lean esto, y se van a reir… 
Sé que amo la Navidad, y las Navidades en la casa de la tía Julieta eran divinas, pero de 1976 no recuerdo la Navidad, y sin embargo sé que nunca olvidaré ese fin de año, por los regalos de la abuela….

                                                                  Magalí Di Croce

Comentarios

  1. Maga .Qué recuerdo hermoso el de aquel año nuevo! Hiciste que reviva ese momento. Me endulzaste el alma.

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  2. Qué sabiduría la de tu abuela!!!
    Esos son los verdaderos regalos. No lo que cuesta dinero o lo que cubre una necesidad. Sino esa nada misma con el enorme valor de su dedicación, su tiempo, y su enorme cariño!!!
    Precioso!

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  3. Tía me hiciste emocionar!!! Que lindos recuerdos evocas en este escrito, que hacen disparar los míos de la infancia y adolescencia en Sanca.
    Beso grande!

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    1. me alegro Pottyto!!! Aunque vos no habías nacido para el relato, conociste y disfrutaste a la Abuelona -como le decían vos y tus hermanas- y aprendiste de ella...te cuento algo divertido...que la pinta entera...un día jugaba rato largo con vos a las cartas, vos eras muy chiquita, y yo no aguanté más y le dije...: -"abuela no te aburris de jugar con Poty a las cartas, ella no saba jugar!"- y me respondió, :-"Ah yo tampoco se jugar..."- juaaaaaaaa....así que, además de enseñarte de los dinosaurios y otras cosas, jugaba con vos como si fuera otra niña sin saber... de todas las bisnietas vos fuiste su regalona....por no decir preferida....

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  4. ♥️♥️♥️ que linda la Abuelona!!! Hermoso relato tia, como dice Potty, me hiciste revivir las fiestas en la casa de la tia Julieta, siempre muy alegres y, por sobre todo recordar a la genia de la abuelona, que ahora de grande puedo apreciar lo fantastica que era. Inolvidables sus regalos jajajaja Gracias tía! ♥️

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    1. Gracias por comentarlo...Julie y Vivi lo hicieron por teléfono...a todos nos trajo recuerdos bellos y una sonrisa...besos!!!

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  5. Para reír y lagrimear...Doña Victoria y su calidez...

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