Paredes de Adobe, por Cristina Garro de Colantonio

Fotografía actual del rancho



                                Todavía está...de pie, sus paredes agobiadas por el paso de los años. Se inclina, como pensativo, en el medio del patio. No es vejez, es humildad. El no tiene canas, tiene cicatrices. Él es sabio, tiene la sabiduría de los grandes. 
Fue importante...lo sabe. Fue el hogar de una maravillosa familia, trabajadora, honesta. 
Testigo de las conversaciones de los hombres, organizando la tarea del día alrededor de la cocina a leña y en ronda de mate. 
Cobijo y abrigo de la peonada al final del día, cuando ya el humo de su chimenea era solo un hilito en las noches estrelladas. 
Ahora goza de estar solo... sus amigos son el chingolo y el hornero. Supersticioso. Por la boca pequeña de su ventana, ve llegar la tormenta y el viento y se defiende con sus paredes de barro y paja que las sabe fuertes e imbatibles. 
En el silencio de las noches seguro piensa en su destino y acepta que terminará en tapera, sin poder con el tiempo. 
Y...cuando caiga de rodillas, quedará tan poca cosa! 
Pero yo...ya no estaré ahí 

                                                      Cristina Garro de Colantonio


Cristina es nacida en Adolfo Gonzáles Chaves, pasó su infancia en el campo. Hace 44 años que vive en San Cayetano donde formó su familia. Docente de la Escuela Nº 19 , hoy jubilada.

Comentarios

  1. Cristina he tenido el placer de conocerte más íntimamente en el Taller de Narración Oral, y ahí he percibido la profundidad con que valoras lo sabiamente importante....en este bello texto le das vida al rancho de adobe que abrigó el calor de la familia...hermoso!!! Gracias por compartirlo!!!

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  2. También fue testigo de decisiones y noticias importantes. Muchas generaciones pasaron... Es ir y cada rincón una anécdota. Gracias Má por dejar plasmado historias del rancho

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  3. Hermoso, como tu relato y principalmente como vos, querida amiga!!!!!

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  4. ¡Qué bonito recuerdo y qué hermosamente escrito!!! Pura poesía y belleza...

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