El sueño de una vida, por Estela Munz

Cuando mis padres adoptivos comenzaron los trámites de adopción nunca pensaron ni en la edad ni en el sexo, se anotaron en diferentes Casas Cunas y Hogares.

Muchos años de espera, hasta que en 1979, fueron informados de que ya estaban en lista de espera, desde allí fueron nueve meses… (aunque parezca mentira el tiempo de un embarazo) hasta que al fin recibieron el llamado tan esperado. 

Había una niña de 3 años… La Jueza los esperaba el 30 de noviembre, 8 AM, en tribunales.

Terminada esa reunión, no les salía una palabra los invadía la emoción mezcla de alegría y también un poquito de miedo.

Al regreso a San Cayetano, comenzaron a avisar a familiares y amigos y el domingo 2 de diciembre partieron hacia Mar del Plata y esa noche no pudieron dormir. 

El lunes a la hora 7.30 esperaban ansiosos que llegara la Jueza, al recibirlos les dijo que la niña no era de tres años como le habían informado sino que tenía cinco… y que estaban en su derecho de rechazarla, cosa que les pareció una locura lo que escuchaban... tres o cinco años para una pequeña necesitada de amor no hacía diferencia.

Terminada la entrevista completaron últimos papeles les informan que la niña se encontraba en la ciudad de Balcarce, en un Patronato y que había micros que salían cada dos horas. Partieron en el de la hora 13:00, ya en Balcarce se entrevistaron con la Secretaria quien les informó que la Directora no se encontraba, y cuando le dijeron que venían de Can Cayetano se asombró diciendo que  la Directora era oriunda de esa ciudad, así,  la llamaron y vino inmediatamente, la sorpresa se convirtió en alegría porque conocía a mi papá de cuando eran  niños… Luego de charlar les dijo que iban a traer la niña, cuando me vieron ahí parada con mis ojos llenos de asombro y quien sabe cuántas sensaciones más, me dijeron iban a llevarme a pasear .

Aquella niña de rulos rebeldes y rojizos supo que ellos serían sus nuevos papás… pero el asombro es que corrí para sentarme en la falda de mi mamá –la que aun hoy se emociona recordando cada momento-. 

Llegó la hora de la despedida de aquellos niños que también soñaban como yo, con que ese día se hiciera realidad… y aun recuerdo esas miradas las mismas que pase dos días antes, cuando habían adoptado a mis dos hermanitos mellizos… y mientras me alejaba de aquel lugar que me cobijó quien sabe por cuantos meses o años , yo, aquella “Estelita”, como me llamaban allí, partía hacia el sueño de una vida nueva .

Llegamos a san Cayetano y al bajar del micro nos esperaba tanta gente emocionada toda la familia y amigos que tuve no poquito de miedo al ver tantos… pero también tantas muestras de cariño sanarían mi alma. Esa noche dormí con ellos y al día siguiente conocí a mis primeros amiguitos: Ana, Pedro, Marcelo, Moni y Martin Bidegain, su papá era compañero del Ferrocarril de mi papá .Nuevos juegos con ello,s con primos y con el tiempo más nuevos amiguitos… a los meses la noticia de que mi mamá tenía un bebe en su panza y así llegaron tres hermanas en total las que amo con toda mi alma, sin importar las diferencias y peleas de chicas: Rosario Gabriela y Evangelina.

Se comenzó otra etapa la del Colegio y a continuación mi tía madrina me llevo a elegir una actividad me enamore de la danza folklórica y el carisma y la dulzura de aquella profesora Georgina Tenaglia.

Pero a pesar de lo feliz que me sentía no dejaba de pensar en aquellos mellizos mis hermanitos, quienes me protegían dentro del patronato siempre les dije a mis papás que cuando fuera grande iba a buscarlos, y mis padres siempre me apoyaron en aquella búsqueda que, ya siendo yo mamá, me llevo diez años encontrarlos, y así fue la emoción que sentí aquel día cuando me fueron a buscar…. fueron los mismos sentimientos de encontrarme con cada uno de mis 14 hermanos, dos de ellos son angelitos que no pude conocer .y hasta el día de hoy disfrutamos esos años perdidos pero con la felicidad que se siente de tenernos.

Con ellos y mis hermanas del corazón y disfruto de mis veintidós sobrinos, soy madrina de Lorenzo…es un tesoro tan valioso ser ti, a es el regalo más hermoso q mis hermanas y hermanos pudieron regalarme .

La vida me dio momentos especiales buenos y otros no tantos como la partida de mi papá a quien extraño como aquel primer día. Soy mama de Carla, Cami y Penélope que son la luz de mis ojos, y estoy a la espera de mi primer nieto.

Rescato animalitos de la calle que son maltratados, soy bailarina desde  hace 40 años y formé mi propia agrupación que está a meses de cumplir 23 años. Mi sueño de niña de ser profesora, y ser protectora de los animales se cumplió. Estoy en pareja con Marcelo Bidegain uno de mis primeros amiguitos… increíble... sentir que con su amor y paciencia puedo decir que el amor verdadero existe.

Soy felíz de ser adoptada y he podido recuperar mi identidad donde la mayoría de las preguntas tienen repuestas.

Conocí a mi mamá la que me dio a luz y le agradecí por la decisión de su parte de darme en adopción pensando que era lo mejor para mí… Ella escogió el camino de entregarme para no negarme el derecho a vivir y eso fue muy valiente de su parte .

A mi papá de sangre no lo conocí, ya había fallecido muchos años, antes pero heredé su pasión por el malambo.

Orgullosa de ser adoptada, orgullosa de mi mamá y papá del Corazón por todo su amor, gracias a ellos volví a tener una familia.

                                                    Estela Munz

Estelita, como le llamamos en el pueblo, tiene tres hijas, un nieto en camino, y está en pareja con Marcelo, su amigo de la niñez, es hija adoptiva de Ana Abaca y Emilio Munz, quienes le dieron y reciben de ella, todo su amor y sentido de familia. Es profesora de Danzas Folklóricas, de Malambo, y tiene una agrupación de Danzas llamada “Dejando Huella”.