La "Citro" de Joaquín, Por Lirita Ferrario Iocco
Tomo prestadas palabras de Alberto Cortéz…para recordar que ya en San Cayetano, y desde su Navarra natal, Joaquín… “un día, subió a la carreta de subir la vida. Empuñó el arado, abonó la tierra y el tiempo corría”…. -y pasados los años-....“vio sus manos, que un poco más viejas, no estaban vacías”.
Nunca tuvo ni tuvieron las manos vacías, porque bien sabemos que Dios devuelve el ciento por uno de lo que damos con sincera generosidad…y ellos así lo hicieron. Siempre.
El inexorable caminar del tiempo va dejando huellas en las personas, en las familias; va marcando rostros y corazones con su paso. A veces son marcas de dolor, a veces de felicidad plena. Pero ellos, siempre juntos, desde los surcos de la quinta, a las Misas; desde el fueguito del hogar para los dos, a la larga mesa familiar que tanto les gustaba armar para Navidad.
Hasta que la enfermedad golpea su puerta, y lejos de acobardarse, piensa en sus sobrinos primero. Alguno tenía que aceptar el regalo de la Citroneta, inseparable socia de su reparto de verduras, y a la que había hecho arreglar, para que fuera un regalo impecable. Pero Joaquín veía correr el tiempo, y temeroso de que su salud le jugara alguna mala pasada sorpresiva, “apuró” a Horacio para que fuera a buscarla…en tiempos en que en casa no había ningún auto.
Y allí estuvimos, el inolvidable fin de semana del Centenario de la ciudad. Había un nudo en la garganta de los cuatro…de emocionado agradecimiento en las nuestras…y por saber que ese desprendimiento encerraba mucho más que quedarse sin la “citro”, en la de ellos.
La foto que atesoramos de ese momento, no muestra lo que quedó grabado para siempre en nuestra memoria…tía Norma barriendo una y mil veces la misma baldosa, como si con esa escoba pudiera barrer las lágrimas de emoción…y la inolvidable frase de un Joaquín de ojos brillosos, quien, palmeando la espalda de Horacio dijo: “ Joder…disfrútala tú ahora”
Y claro que lo hicimos Joaquín! Y lo seguimos haciendo, desde hace 10 años…Pasear en la citro, viejita ya, ha sido premio para bulliciosos chicos de catequesis, ha sido excursiones a la playa de nuestro Astor, y la perseverancia de Horacio en su cuidado, ha sido y es, motivo de orgullo de nuestros hijos.
“ Tú pones el guiñe, y eres dueño de la ruta”… Tan inolvidables tus consejos de conducción, como tu generosidad querido Joaquín.
Gracias por ser tan hermoso capítulo en nuestras vidas!
Lirita Ferrario Iocco
Gracias por ser tan hermoso capítulo en nuestras vidas!
Lirita Ferrario Iocco
Lirita Ferrario es una orensana y sancayetanense también, casada con Horacio tuvieron dos hijos y tienen dos nueras una de las cuales también es sancayetanense viviendo en Orense, es catequista, colaboradora permanente de la Parroquia, su puntal son los afectos y la familia...
Lirita, cuando esta mañana abrí el mail con tu texto, lloré, es tan emotivo y bello!!! Además de conocer a todos los protagonistas, bellas personas, y aunque no los hubiera conocido, la historia es muy bella, llena de generosidad, no solo de parte del inolvidable Joaquín, sino de todos los que viven ese amor familiar profundo, y de tu generosidad al relatarlo tan hermoso!!! Gracias por compartirlo!!!
ResponderEliminarHermoso relato de esta familia recordada por mí en las visitas a la quinta a comprar verduras y frutas. Tenían unos frutales de ciruelo y cerezas, que en verano daban sus frutos enormes. Te recuerdo las tan ricas ciruelas remolachas que llegaban tardías. Tenían un galponcito con una vieja balanza cuadrada grandota, con una.gran palanca que se usaba para trabar no recuerdo qué cosa, donde se pesaban las compras en cantidad. Una quinta toda prolija y limpia.
ResponderEliminarEn fin, era para mi un paseo acompañar a mi papá en estas compras. Siempre amables y con ese acento español tan lindo. Recuerdo que cuando mamá estaba ya perdida por su Alzheimer los invité a su cumpleaños y fueron gustosos! Fue como si el tiempo no hubiera pasado, recordamos viejos tiempos.
Que lindo poder recordar los gestos tan hermosos en este relato.
Como olvidar a nuestro querido gallego, siempre quise tener un niño y le prometí que se llamaría como él. Como olvidar su cariño para con todos los niños del barrio, siempre tan cálido, tan humano. Amaba escuchar las historias de su querida España, amaba esos dulces que nos traía siempre que podía.
ResponderEliminarEsperabamos ansiosos que lloviera así nos llevaba en la citroneta a la escuela. Siempre fueron tan generosos y nosotros eramos felices.
Recuerdo que nos decía allí van las palomitas blancas para la escuela, que se diviertan y aprendan mucho.
Lo disfruté muchísimo a él y a doña Norma.
Gracias por hacernos recordarlo un poquito más.
Mi infancia fue en la quinta de mi abuela vecina de la familia Vilella.Cuantos recuerdos vinieron a mi memoria.
ResponderEliminarGracias Magalí por la generosidad de tu invitación! Gracias Merce, Daniela y Andrea por tener a Joaquín y Norma en el corazón como nosotros.
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