Un paesino vicino e lontano, por Valeria Martínez Alza
Non é un paesino qualsiasi perso nel confine del mondo.
É un piccolo villaggio que si
lascia vedere da lontano, come se fosse una maquette in seppia stampata prima
di arrivare all´azzurro mare.
Nell’ingresso polveroso di
questo San Cayetano si può sbirciare un paesaggio variegato…
Sotto il sole tondeggiante si
vedono le mucche che pascolano liberamente notte e giorno perchè non sanno fare
un‘altra cosa.
Se magari si avanzasse per il
prolungato corridoio principale del paesino, si troverebbero i ticipi cani
vagabundi e senzatetto; ma è probabile che questi cani non abbaino come lo
fanno al solito i tipici cani, giacchè sono animali calmi che sanno solo
osservare.
Si
potrebbere dire lo stesso delle poche donne che si appoggiano nelle loro scope
soltanto per guardare il visitatore e immaginare saporiti pettegolezzi.
Questa città è piena di storie
e carica de nostalgie, ma anche è vuota. Ci sono binari ferroviari, senza il
risconoscibile treno.
C’è qualche scuola rurale, senza i cari allievi.
Ci sono grandi capannoni
svuotati dove soltanto l’inquietudine di alcuni creativi ha fatto affreschi
culturali nei muri esterni.
Ci sono locali vacanti
aspettando risorgere dalla loro miseria.
Ci sono dei club sportivi vivi
grazie alla passione di alcuni volontari e tifosi.
Ci sono molti bar con qualche
uomo solitario che sempre ha un aspro capello stanco.
Inoltre,
ci sono tante strade che non sono strade qualsiasi, sono strade che portano a
visualizzare direttamente l’ immensità della campagna.
Alla fine, è certo, non ci
sono molte cose da fare nel paesino. La calma ed il devenire incerto sono il
suo destino.
Da un´altra parte, devo dire
che c’è una soglia unica e indispensabile in questo paesino… ed è quella che ti
porta al castello magico e libero dell’ infanzia di tutti quelli che ci hanno
abitato.
Da allora, nel mio caso, c’è
sempre un castello di carte da gioco Dove un coniglio mi aspetta con la pozione
incantata per farmi diminiure ed entrarci.
Grazie, grazie, grazie San
Cayetano.
(A Continuación la traducción al español):
Un pueblito cercano y lejano
No es un pequeño pueblo
cualquiera perdido en el fin del mundo.
Es un pequeño pueblo que se ve
desde lejos, como si fuera una maqueta impresa en sepia antes de llegar al mar
azul.
En la polvorienta entrada de
este San Cayetano se asoma un paisaje variado...
Bajo el sol redondo se pueden
ver las vacas pastando libremente día y noche porque no saben hacer nada más.
Si tal vez siguiéramos por el
largo corredor principal del pueblo, encontraríamos los típicos perros
vagabundos y sin hogar; pero es probable que estos perros no ladren como suelen
hacerlo los perros típicos, ya que son animales tranquilos que sólo saben
observar.
Lo mismo podría decirse de las
pocas mujeres que se apoyan en sus escobas sólo para mirar al visitante e
imaginar sabrosos chismes.
Esta ciudad está llena de
historias y llena de nostalgia, pero también está vacía. Hay vías de tren, sin
el tren reconocible.
Hay algunas escuelas rurales, sin sus queridos alumnos.
Hay grandes almacenes vacíos
donde sólo la inquietud de algunas personas creativas ha creado frescos
culturales en las paredes exteriores.
Hay locales vacíos esperando
salir de su pobreza.
Hay clubes deportivos vivos
gracias a la pasión de algunos voluntarios y aficionados.
Hay muchos bares con algún
hombre solitario que siempre tiene el pelo áspero y cansado.
Además, hay muchos caminos que
no son caminos cualquiera, son caminos que te llevan a visualizar directamente
la inmensidad del campo.
Al final, lo cierto es que no
hay muchas cosas que hacer en el pueblo. La evolución tranquila e incierta son
su destino.
Por otro lado, debo decir que
hay un umbral único e imprescindible en este pequeño pueblo… y es el que te
lleva al castillo mágico y libre de la infancia de todos los que allí vivieron.
Desde entonces, en mi caso,
siempre hay un castillo de naipes donde me espera un conejo con la poción
encantada para hacerme disminuir y entrar en él.
Gracias, gracias, gracias San
Cayetano.
Valeria Martínez Alza
Valeria es sancayetanense, actuamente residente en Esperanza, Provincia de Santa Fe. Estudió Licenciatura en Psicopedagogía para saber cómo aprendemos los humanos y entró a la Escuela de Arte, para encontrar modos de expresar lo que sabemos o deseamos saber y queremos contar...Tiene escrito otro texto en este Blog: "Qué miro cuándo miro?" que puedes ver desde acá
Gracias Valeria por compartir este texto que escribiste para la Dante Alighieri, para el Laboratorio de Escritura creativa...en él se trasluce el amor que siempre guardas por este querido Pueblo, además es hermoso poder disfrutarlo en ambas lenguas! Gracias!
ResponderEliminarGrazie Valeria per aver condiviso questo testo che hai scritto per Dante Alighieri, per il Laboratorio di Scrittura Creativa... dimostra l'amore che hai sempre per questa amata città, ed è anche bellissimo poterlo godere in entrambe le lingue! Grazie!
ResponderEliminar