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Mostrando entradas de julio, 2024

LA BOHÈME, por Eduardo Parino

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  Me resulta difícil agregar algo a la emotiva semblanza que Magalí nos regaló sobre la personalidad de Jorge Canal. Encuentro arduo la pretensión de adicionar algo interesante a una descripción que retrata tan acabadamente su temperamento. Intentando no caer en la situación que refleja la expresión italiana “il troppo stroppia”, vale decir, que la sobreabundancia repetitiva solo agrega redundancia estéril, solo trataré de referir algunas imágenes de aquellos años platenses cuando nuestras vidas se cruzaron, para reforzar ese perfil que todos conocimos. Si debiera compararlo con algún personaje de ópera, sería con alguno de los artistas de la buhardilla parisina de La Bohème de Puccini, o con una mezcla de todos ellos, Rodolfo, Marcello, Schaunard, espíritus jóvenes, soñadores, libres, en busca de la belleza, del amor, de la amistad, de la emoción, con “hambre de vivir”, sí…de sorber “el tuétano de la vida”, como diría el poeta Walt Whitman. Nuestro primer encuentro tuvo lugar en m

Jorge, por Magalí Di Croce

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                   Además de ser un excelente médico neumonólogo, era amante del arte en sus múltiples formas de expresión, tenía la sensibilidad para disfrutar de una buena música, de una pintura, de la danza, del teatro… ávido de conocimientos, inteligente,  culto. En todo lo que participaba descollaba, brillaba, porque era sumamente exigente y esforzado y no soportaba la mediocridad. Siempre me admiré de algo que podría considerarse contradictorio con su nivel de exigencia, - y que sin embargo no lo era- y eso que me causaba admiración en su labor de Director de una obra de Teatro o de una danza, era su apertura inclusiva a todos, su paciencia infinita, su disposición a sacar de todos lo mejor. No tenía prejuicios, él incluía, y lograba con su carisma nato, sacar lo mejor de las personas con quienes trabajaba. Fueran personas con experiencia –por ejemplo- en la danza, o fuera una ama de casa ya adulta que   quisiera ir al Espacio Cultural a aprender o jóvenes con capacidades difer

El Teatro de todos...,por Magalí Di Croce

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Era tan nuestro y tan hermoso. Hermoso en serio, no solo porque era nuestro. Era hermoso. Es nuestro.   Cuando nos visitaban autoridades   nacionales o provinciales, o de otros municipios,   o personas o grupos de la cultura, -gente habituada a recorrer Salas de Teatro-, siempre se quedaban admiradas de que en este Pueblo pequeño tuviéramos un Teatro tan hermoso, tan cómodo, con tan buena acústica y disposición. Pero hay algo que es aún más desgarrador que su hermosura perdida, al verlo quemarse: ese Teatro hermoso,   era tan nuestro! Nuestro! Primero llamado “Milagros de la Vega” por el aporte que ella hizo justamente   al teatro , y luego re nombrado   “Tulio Salvador Cosentino” en honor y homenaje al querido Tulio, un hacedor de la Cultura del Pueblo,   un personaje valiosísimo en nuestra comunidad, ese Teatro hermoso   era y es nuestro, ese Teatro   guardaba en sus paredes y entre bambalinas, una parte muy grande y valiosa de la historia cultural de San Cayetano. En él de