Sin tecnología, por Silvia Travaglia


Mamá, Chicha otra amiga, y Maruca...tomando mate en la cocina...
                                             

                                                  No sé cuando la conocí, porque siempre formó parte de mi vida. Era una amiga de mi madre, que vivía a la vuelta de mi casa, un ejemplo de mujer en muchos aspectos, y muy pintoresca en otros. Juntas se potenciaban ya que eran muy diferentes y muy audaces, cada una a su modo. Maruca. 
Ella me contó esto por ejemplo: 
Maruca era adolescente y quería comer menos para adelgazar, cosa que en una familia italiana era impensable. Nada de anorexias y esas cosas raras, la obligaban a comer, tomo la plancha caliente y se quemó la lengua, eso hizo que su madre no le reprochara que no comía los ravioles de los domingos. 
En los años 70, en uno de mis viajes a San Cayetano, observé que todas las noches Maruca y mi mama se juntaban después de cenar, cuchicheaban y se reían mucho. 
Un día me metí o me llamaron para preguntarme algo. El motivo era que escribían cartas, para un novio de Maruca, que vivía en otro pueblo. A ella no le gustaba su letra y lo hacía mi mamá que tenía letra linda. Este novio luego la dejó, entonces urdieron un plan maestro para reivindicar la autoestima de Maruca. 
Ahora nos creemos revivos con facebook, whatsapp y todo eso no? …Las mujeres de 50 en esa época, eran consideradas dinosaurios incapaces de ser pícaras, tener sexualidad y demás cuestiones hoy en primer plano. 
Bien... el plan fue el siguiente. Dado que mi mamá viajaba a Italia por varios meses, se pusieron a escribir postales para enviarle a este tipo que la había dejado, de modo tal que creyera que Maruca había viajado y no lo extrañaba para nada, disfrutando de las Europas. (…otra que las fotos del Face en pose de falsa felicidad…) 
Hay que ubicarse que excepto el teléfono fijo que era muy caro, el correo era la única forma de comunicarse. Y así fue. Como los envíos eran de diferentes lugares, no había donde contestarle… 
El tipo volvió...pero esa es otra historia...
Alrededor de esa época, hubo en el pueblo un casamiento muy grande, casi único diría. Viene y me dice:" Vamos a ir". Creyendo yo que era la habitual práctica de ir a la iglesia, le dije que sí."- No, no cambiate que vamos a la fiesta"-,-" ¿Estas invitada?"- "- No, nos colamos, vos te crees que en ese despelote se van a dar cuenta de que no tenemos invitación?"- 
Así hicimos, comimos, saludamos a los novios y su familia, lo pasamos divino! y yo que me creía reviva con 20 y pico de años!!!... Nadie se dio cuenta de nada, y si lo hicieron era más papelón para ellos sacarnos de ahí, ante tanto derroche... que le hacían dos personas más? 
Pasaron otro montón de cosas en las que mi mamá contó únicamente con ella y ella con mi mamá (y quien sabe las que no sé yo) 
Maruca y mi mamá se acompañaron hasta el fin de sus días, la lealtad entre ambas es un ejemplo increíble de amor y alegría. Las recuerdo en esa cocina, riendo e inventando picardías, calladas acompañándose o simplemente tomando mate, a veces tristes también.

                                                                    Silvia Travaglia


Mis padres sentados, Maruca parada a la izquierda, y mi hermano y familia, en la celebración de los 80 años de mi papá




Silvia es Psicóloga, ha escrito en este Blog "Viajes" que se puede ver acá

Comentarios

  1. Hermoso relato Silvia...los que conocimos a sus dos protagonistas sabemos que se ajusta
    a la verdad...en realidad, tres protagonistas, vos también fuiste parte de sus correrías...cosas que sólo ocurren en un pueblo y en una profunda amistad...lo contás hermoso...

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  2. Leo tu relato y las veo......Maruca con ideas de avanzada y arriesgada para todo, tu mamá congeniaba muy bien conmigo , pero le tenía mas respeto ....con Maru nos moríamos de risa, era la tía de todo el mundo, aún la extraño, hacía cosas terribles, como hacerse pasar por otra al teléfono, era un show aparte.......como la quise y la extraño......

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