La Propiedad de los recuerdos, por Silvia Travaglia


Los recuerdos son caprichosos, volátiles, engañosos tal vez, a veces nítidos, a veces confusos.
Cuando comparamos un hecho que han vivido varias personas, nos encontramos con que, en el mejor de los casos, lo que recuerda uno completa algo que el otro no recuerda y viceversa. En otras ocasiones no sólo hay divergencias acerca de lo que pasó, sino que alguien siente que el otro miente, está medio chiflado o inventa.
Magalí me invitó a participar de este blog y sentí que era un gran esfuerzo, que iba a escribir algo así rapidito para que no me insista más y basta. Además de que no recordaba nada que pudiera contar.
Mi sorpresa fue que recuerdo muchas cosas que me gustaría escribir y he olvidado otras, al punto tal que ni siquiera recuerdo que hayan sucedido.
El domingo miré la grabación de Quorum Propio donde se recuerdan los 50 años de que se erigiera el monumento a San Martín en el cruce de las avenidas San Martín e Independencia. Un hermoso programa, con testimonios y una filmación inédita, muy bueno y disfrutable, pero... casi me desmayo!!!
No recuerdo nada de eso!!!. Un San Martín de hierro de 3 metros estuvo dos noches acostado frente a la puerta de la cocina de mi casa y yo no tengo ninguna imagen siquiera???!!

Monumento a San Martín de mi pueblo
Lo único que sí recuerdo es que mi papá hizo la base y que el escultor estuvo alguna vez con nosotros. Pero nada más. Incomprensible lo mío, en la filmación se ve mucha gente, habrán suspendido clases o algo así, pero yo... nada.
Esto es un hecho indiscutible, no puedo decir que no sucedió porque yo no lo recuerdo.
Por otra parte, en Quorum Propio, mi hermano Luis, testigo privilegiado de ese evento, dice que los cuadros del escultor, quien además pintaba y dibujaba, estaban en mi casa en Buenos Aires.
Esos cuadros, que creo eran bonitos y valiosos (y digo así porque soy absolutamente ignorante de lo que sea dibujo y pintura) estuvieron mucho tiempo en mi casa de San Cayetano, y después no sé ni quien los sacó ni quien los tiene. Lo gracioso es que la que menos podría tenerlos, dada mi poca afinidad con eso, soy yo.
Cuando le pregunté a mi hermano de dónde había sacado ese dato, sin duda dice que recordaba que los habría visto en mi casa en Buenos Aires, donde jamás estuvieron.
No sería la única vez que tenemos diferencias respecto a los recuerdos compartidos. Sucedió muchas veces y seguirá sucediendo. No por ser hermanos y de edades parecidas debemos recordar lo mismo y no sólo por haber vivido otras experiencias. Cada uno se apropió de cosas distintas.

Mi hermano Luis y yo, cuando él tenía 5 años y yo 7, y  yo  era más alta que él...

Ahí vemos la propiedad de los recuerdos que es la de esconderse y engañarnos. Cuál es la verdad de los hechos? La que sucedió? La que se filmó? Imágenes con el sonido de los comentarios más actuales? La que recuerdan los que participaron? La que nos habría gustado que fuera? La que se reconstruyó ahí, en esa impecable nota de Mario?
Indudablemente vivimos haciendo esfuerzos para retener lo que sucede, sacamos millones de fotos, filmamos, escribimos... pero hay un registro de los hechos, que es el subjetivo, que tiene esa modalidad de escabullirse, fragmentarse, desvanecerse, aparecer en cualquier momento, en un sueño o porque sí... Esa es nuestra "propiedad" de los recuerdos, donde los embellecemos o denostamos de acuerdo a las sensaciones que acompañaron los sucesos. Pero también olvidamos, borramos, tanto lo bueno como lo malo, sanamente a veces y para sobrevivir. Y porque sí, en otras.
Lo pienso como un collage (pese a mi escasa lucidez plástica) donde se arma un "todo" con fragmentos, de lo que más nos gusta y representa.
Somos propietarios de esos recuerdos que no son más que una reconstrucción de lo que hemos podido hacer con lo que nos sucedió. ¿Elegimos, sabiéndolo o no, qué conservar y qué borrar? Tiendo a pensar que sí, pero sinceramente, no tengo la menor idea de que sucede en ese proceso tan complejo y maravilloso que es el mundo de los recuerdos y el olvido.
De lo que estoy bastante segura es de que conservar la memoria individual y colectiva de algunos sucesos es fundamental para recomponer el pasado y armar el futuro.
Los recuerdos son propiedad de todos y a la vez de nadie en particular, cada uno es propietario del suyo, aun participando en una situación colectiva. Cada uno elige con qué quedarse y de qué apropiarse.
Gracias Magalí por ayudarme a encontrar los propios a través de tu propuesta.



                                                                   Silvia Travaglia




Silvia ha escrito varios textos en este Blog, con una gran riqueza y diversidad de temas, el anterior al presente es "Alicia, las gallinas y yo", que puedes leer desde  acá.



Comentarios

  1. Silvia este texto me conmueve....más allá de la generosidad de agradecerme -cuando la agradecida soy yo por tus valiosos aportes literarios y humanos- , me conmueve porque has expresado con una claridad maravillosa algo que siempre he notado...cada cual recuerda - apropiado- lo que su corazón le permite...se que "recordar" no es lo mismo que "acordarse", recordar etimológicamente significa "volver a pasar por el corazón"...por eso nunca, aún sobre el mismo hecho nuestros recuerdos son idénticos...como nuestros corazones no lo son...gracias por tan bello y rico texto...

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  2. Si, yo me acuerdo de ver la estatua acostada o sobre el camiòn de Papà o en otra parte del patio ( la memoria tambièn me engaña) y me acuerdo de los cuadros de los caballos de nuestra casa, que no se a donde fueron a parar, hasta del escultor que estuvo varias veces con nosotros.

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  3. Me quedó en el tintero otro gran olvidado San Martín, quien con su ejército liberó Argentina, cruzó Los Andes y liberó Chile y Perú también. No sé si los actos lo destacaron esta vez, el discurso de Mirta Agel es brillante.

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  4. ¡¡Qué buena reflexión sobre los recuerdos!! Cuántas cosas influyen en ellos... (Miren que interesante sería que alguien leyera el texto en Intramuros y supiera dónde están los cuadros...)

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