Inger , Frue Bryde, o simplemente “La Danesa” como la llamaban, para mí: Bedstemor (abuela en danés) , por Pedro Christiansen

Inger fue una habitante de San Cayetano desde 1936 hasta su fallecimiento, era una inmigrante de los tantos de la época, pero a diferencia del común de los inmigrantes que venían escapando de la pobreza y buscando las oportunidades que se daban en el país, ella tenía una vida organizada, casa, un Estudio Fotográfico, trabajaba sacando fotos en eventos y escribía para un Diario. Era una avanzada para su época, siendo muy joven vivió sorteando los prejuicios.                         

Con una amiga en la playa

 Nació en 1891, vivió su adolescencia a principios del Siglo XX, en 1916 sacó Carnet para conducir Motocicleta…nos contaba que la gente disparaba cuando la veían venir montada en ella…        

Su carnet para conducir motos
Fue madre sola a los 27 años -para su época se suponía que ya debería haber estado casada y tener marido e hijos- a su vez nunca le negó a su hija el padre, ni al padre su hija…

Su Estudio Fotográfico en Dinamarca
Le gustaba mucho la aventura, tenía un primo en nuestro país, en la provincia de San Juan, así se decidió venir a  La Argentina, sola, sin conocer el idioma. Llegada a Mendoza se equivocó de tren y llegó a Chile. La ayudaron y llegó a San Juan. No le gustó.

En el Barco en que llegó a La Argentina
En el Barco de venida de Dinamarca, había hecho amistad con una mujer que se dirigía a Dorrego, provincia de Buenos Aires, donde tenía un hermano. Allí se dirigió y encontró trabajo con Anton Herold, un hombre que había perdido a su esposa y tenía dos niñas pequeñas. Ella las crió como como hermanas de su propia hija, fueron sus hijas del corazón. Residieron un tiempo en la zona de Lin Calel  y luego en Copetonas.

Inger con sus tres hijas


Inger con Anton y las tres niñas

Luego de pasados diez años, regresó a Dinamarca, vendió su casa, y regresó a La Argentina trayendo todos sus muebles. Ahí decide instalarse en San Cayetano con la menor de sus hijas que  todavía estaba en edad escolar, no sé qué la llevó a vivir acá, en una oportunidad le   pregunté  a mi madre, pero ella no supo decirme, porque en esos años estaba trabajando de doméstica en una Estancia en la zona de Tandil (La Negra). Pero sí sé que amaba a San Cayetano, era su lugar en el mundo.

En San Cayetano tuvo Bar, Fiambrería y Florería, y también niños en Pensión y daba lugar a las mujeres de su entorno que vivían en el campo y venían al Pueblo a parir sus hijos, porque todavía no había maternidad, la partera era Doña Anita, la que llamaban “la partera negra”…también fue la partera que me recibió a mi cuando llegué al  mundo.

Inger fue muy independiente, el hecho de ser mujer para ella nunca fue un obstáculo, lo mismo tenía  amigos hombres como amigas mujeres.

Admiraba a la mujer que pudiera manejar su propia empresa, aunque hubiera perdido a su esposo, sin tener la necesidad de casarse de nuevo.

Su casa era un lugar de encuentro cuando llegaban sus amistades del campo, tenían su parada ahí, las esposas salían a hacer compras o mirar vidrieras y dejaban sus paquetes para luego reencontrarse  con sus esposos, momentos que  terminaban entre mates y charlas… a veces se juntaban varias familias, ella era una buena anfitriona.

Tenía visión hacia el futuro: decía que había que cuidar el agua porque algún día se terminaría,  y que no había que tener muchos hijos porque el mundo iría quedando chico…

Inger era mi abuela materna, tenía un carácter muy fuerte, era mandona, lo que a mí de pequeño no me gustaba, pero cuando fui creciendo fue mejorando nuestra relación hasta llevarnos muy bien. Hoy la recuerdo con admiración…

Siendo ya una persona mayor, ella admiraba los hippies, le gustaba esa juventud viviendo la libertad, sus vestimentas, sus colores. A ella no les gustaban los colores oscuros para vestir, de las mujeres mayores de su época.

Le dio importancia a las manifestaciones de la rebeldía juvenil en la post guerra en San Francisco en los años 60, con el lema “Amor y Paz” que la consecuencia jugó  un rol importante sobre la guerra de Vietnam y la lucha por la igualdad de género y la diversidad , contra el racismo, el movimiento llamado contra cultural.

Aunque era orgullosa de ser danesa, y lo demostraba, le gustaba la historia argentina. Cuando erigieron el monumento a San Martín en el Pueblo, le encantó, porque no estaba sobre el caballo, sino “mirando las tierras conquistadas con orgullo y ya no estaban en guerra”. Quería aprender a cantar el Himno Nacional Argentino, le resultaba difícil por el idioma, pero lo aprendió y lo cantaba con orgullo.               

En su casa de San Cayetano

Fue en la época donde había muchos inmigrantes, con sus distintos acentos, convivían con sus distintos idiomas, costumbres y religión, con respeto. Siempre recuerdo una anécdota, donde pasaba Don Niccola Visciarelli, dueño del restaurante “ La Martita”, con una asadera sobre la cabeza llevando algo para asar en la Panadería “San Martín” de la familia Flesatti, Don Niccola la saludaba con un “-Buen día señora dinamarquesa_”, a lo que ella le respondía: “-Buen día señor italiano-” (…cosas de inmigrantes).

Nunca supe porqué no siguió con la fotografía, me hubiera gustado compartir esta pasión con ella, solo recuerdo comentarme sobre una foto bien tomada y el momento mágico cuando los negativos que estaban dentro de los líquidos e iba apareciendo la imagen  y ya no había vuelta atrás. A mí, si no me gusta la borro…y listo. Antes era un arte más complicado.

El motivo que me llevó a escribir su historia de vida es porque hoy, en 2023, todavía hay lugares en el mundo, donde las mujeres no tienen libertad, las castigan y las matan, y todavía existe hoy ese ridículo machismo. A mí me gusta la IGUALDAD, acompañada de esa bella palabra: LIBERTAD.

                                                 Pedro Christiansen


Pedro es un productor agropecuario sancayetanense descendiente de daneses y conserva el legado de su famila. Además disfruta de la fotografía como un hobby que heredó de su abuela. Ha escrito en este Blog otros dos textos: "Amo mi Escuela Primaria", que puedes leer desde acá y  "Crotos: historias de la vida rural" que puedes encontrar aquí

 

Comentarios

  1. Querido Pedro, tuve el placer de conocer a "la danesa" cómo todos en el Pueblo llamábamos a esa mujer linda y agradable, siempre con su saludo atento....jamás imaginé que tenía tanta vida, tanta ansia de libertad, y que fuera, para su época una mujer tan adelantada, tan independiente, tan plena y llena de convicciones...hermoso relato que la pinta de cuerpo entero! Gracias por compartirlo con nosotros!

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  2. Mis padres casi recién casados le alguilaban un dto.a la danesa,mi madre me contaba como era,me acuerdo tenia el negocio ahi,frente al cine ,siempre

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  3. Con todo respeto y mi cariño voy a compartir mi historia con esta maravillosa mujer, que ahora sé que se llamaba Inger, creía que era Ingrid, pero para mi siempre fue de niña mi abuela danesa.
    Desde que nací y hasta los 12 años viví en la casa del fondo que alquilaban mis padres. Aunque parezca extraño fue con ella que aprendí a tomar mate a los 3 años! Desde su casa me gritaba !Silvia lo mate! y yo salía corriendo, entraba en su cocina y sobre la cama habia unos cuatro o cinco caramelos Pospsi que ella me daba para que no fuera tan amargo el sabor del mate, en realidad me gustaban más los caramelos que el mate jajjaa, e iba todos los días.
    Siempre seria y con actitudes que imponían respeto y en algunas amiguitas mías miedo, yo la quería mucho y aunque la respetaba mucho, igual le robaba, en la hora de la siesta, los quinotos de la planta enorme que tenía. Creo que ella sabía que lo hacía, porque además nunca me gustaron los quinotos, solo comiía la cáscara y alguna huella habré dejado.
    Me llamaba la atención que comía "yuyos".a lo largo de la medianera tenía canteros y ahí sembraba cosas raras para mi, me acuerdo de las amapolas
    Tengo grabado en mi mente y corazón nuestros mates compartidos, ella no hablaba mucho, ni entraba nadie en su casa que no fuera danés, creo que mi madre nunca entró. No sé que hablábmos, no hablábamos mucho, yo me tomaba 2 o 3 mates me comía los caramelos y me volvía a su casa. Sé que me quería mucho
    Tenía un cuarto sagrado, cerrado con llave y al que no se podía entrar. Sólo lo abría una vez al año y venian sus amigos. Un día me invitó!
    Era como un museo!, fotos gigantes de la Reina, la bandera de Dinamarca y muchas cosas más, para mí era como su santuario.
    Ese día había mucha comida danesa muy rara para mi edad pero muy rica, cantaron, supongo que su himno y se divirtieron mucho, Cuano fuí más grande me día cuenta de que conmemorarián un día especial de Dinamarca y yo tuve el honor de ser invitada
    A la tardecita se sentaba en su sillón hamaca en el salón de la calle y con la puerta abierta, era su momento de cenar. Siempre cenaba lo mismo, pan integral hecho por ella, huntado con manteca y una copita de vino. Por supuesto siempre fui invitada a compartri el pan con manteca, ya cuado fui mayor y ya no vivía en esa casa, me pasaba alguna vez y cené complpeto, pan y copita de vino, Que hermosos recuerdos
    De pequeña yo decía que tenía tres abuelas y un abuelo postizo. Mi abuela Juana, mi abuela Pascuala, mi querido abuelo Bernardo Garcés y mi abuela danesa.
    Gracias Pedro por tu relato que me ha remontado al pasado y me ha llenado el corazón de alegría

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  4. Veo ahora que hay algunos errores ortográficos, pero escribí el texto de un tirón, me ganó la emoción. Me apasionó conocer su historia y viendo la mia no me extraña que habiendo tanta diferencia de edad entre nosotras nos gustara pasar tiempo juntos. Como me hubiera gustado que me hubiese contado sus historia, es apasionante

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    1. Silvia querida! No conocía tus andanzas con "la danesa"! Tu abuela danesa! Qué linda amistad! Qué bellos recuerdos! Gracias por compartirnos esas vivencias!

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  5. Entonces sr Pedro su sbuela por ahí conoció a mi padre que de chico comentaba que el como a los 8 años y hasta los 12 les hacia los mandados a una familia dinamarquesa , que cuidaba y jugaba con las hijas de esa familia y que lo mandaban a comprar corazón de vaca para alimentar a su perro que parecia un caballo pequeño de alto y se comia uno por día. Y su otro recuerdo era que hacían guisos agridulces con carne batatas papas duraznos y trozos de membrillos y que siempre lo invitaban a comer. Y que eran personas muy amables vuidaba y jugaba con Pregunto ahí en San Cayetano para 1933, 34, 36 cuantas familias danesas vivian, y si alguien sabe y si lo conocian a mi papa rubio de ojos grises que su nombre verdadero era Néstor Oscar Gonzalez y que lo apodaban Cacho.?

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  6. Mi nombre es Alicia Gonzalez, y espero que alguien me lea y me comente si lo conocieron.

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  7. Muchas gracias Pedro por contar la vida de esta mujer que, como muchas, no pidió permiso, no esperó aprobación, ni ostentó nada. Simplemente fue feliz, hizo felices a otros e hizo lo que quería sin excusas ni temores.
    Me hace pensar muchas cosas lo que cuentan sobre ella.

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    1. Con tu cpmentario das en el punto de lo que fue: una mujer libre, sin ataduras estériles y que fue felize hizo feliz a otros!

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  8. Gracias Pedro por el relato de la vida de tu abuela,yo la conoci,un dia fuimos a su casa ,estaban ustedes chiquitos ,me llamo la atencion las planta que tenia en el salon,ella me regalo una plantita de aljaba que hoy todavia la tengo.Segui con tus relatos que me encantan,Maria Teresa.

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  9. Hermoso relato Pedro, lamentablemente nunca llegue a conocer a tu abuela pero siempre me contaron sus historias y anecdotas tus tias del corazón Astrid e Iris.
    Ellas amaban a Inger como si fuera su madre y a tu mama como una verdadera hermana.
    Abrazo Pedro, Puly

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  10. Que hermoso relato me encantó, gracias por compartir Pedro, y me llamó la atención el parecido en las fotos con su bisnieta Anahí son muy parecidas y que hermoso que la pasión por la fotografía la hayan heredado vos y Anahí

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  11. Hermoso relato Pedro! No sabía su historia de vida. Conocí a tu bedestemore! Doña Frue Bryde. Todas las tardes de domingo se reunía con mi bedestemore Jensine, en su casa. Eran tardes de amigas danesas, cartas y café. Recuerdo su saludo...te daba la mano y con un solo movimiento firme decía " good at". También la recuerdo sentada en su mecedora, en la vereda de su casa, creo que tenía florería... saludando a quienes pasaban por ahí...

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    1. Gracias Irma por compartirnos tus vivencias y tan bellos recuerdos!

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  12. Hermosa reseña de vida!

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  13. Hermoso relato sobre Fru Bryde muchas gracias cuando visitaba a mi abuela Maria Hansen (Minne) que vivia en los campos de Defferrari recuerdo estado avisitar a esta sra porque eran amigas mi nombre es Julia Andresen Hansen

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