Fabio, por Silvia Travaglia


Mi papá Héctor, con Fabio, paseando por San Cayetano

                                       Hay historias que son divertidas, hay historias que son tristes, otras impactantes. Pero hay historias que "deben" ser escritas porque su protagonista lo merece.
Fabio ingresó a nuestras vidas como cuidador de mi papá. El necesitaba alguien que lo acompañe y atienda durante sus últimos años debido a un proceso neurológico incapacitante y al que se sumó la dificultad de un brazo quebrado que no pudo ser intervenido, dada su edad.
No recuerdo cuanto tiempo fue, ni cuáles eran las tareas específicas, lo que quiero es reflejar el espíritu con que las realizaba.
Para mi papá, un hombre inquieto y ágil, que sabía hacer de todo y quería saber siempre un poco más, fue un compañero de lujo.
Recuerdo que lo esperaba sentadito en la cocina, con frío, con calor, o lluvia y con una gran alegría siempre (cosa que en esos tiempos no era habitual por su enfermedad).
La palabra de Fabio operaba milagros y modificaciones de conducta que ningún hijo lograba con ninguna estrategia. Siempre se mostraba sonriente y bien dispuesto para atenderlo y se notaba que compartían más allá de ser un cuidador.
Lo llevaba al locutorio a ver cosas en internet, mi papá quería saber qué era eso (había estudiado electricidad y radio) y con Fabio lograba aproximarse a algo de una cierta respuesta.
También nosotros lo esperábamos ansiosamente dada su influencia positiva y aliviadora de una situación muy estresante como la que vivíamos.
Un fin de semana, cuando ya mi mamá había fallecido un mes antes. Fabio nos cuenta que le hacían una fiesta sorpresa a su madre que cumplía 60 años. Parte de la cuestión era llevarla a un local engañada y allí esperaban todos, el sábado a la noche, para iniciar el festejo.
Esa tarde mi papá se descompuso, de un modo que nos anunciaron como irreversible. Por supuesto que Fabio no podía enterarse de nada (nosotros no queríamos, él siempre nos decía "cualquier cosa que le pase a Héctor me avisan por favor")
Fuimos a buscar un cuidador a la vuelta del salón de la fiesta y por poco, no nos cruzamos. La verdad sea dicha, a mí me hubiera encantado compartir eso con Fabio, pero era egoísta e injusto hacerlo.
El domingo a la tarde mi papá murió en el hospital. Como era un horario donde supuse que estaría repuesto del festejo de la noche, le avisé.
Y entonces, qué hizo Fabio? Pasó a buscar los elementos de higiene personal y afeitado de mi papá y corrió al hospital. Y lo afeitó y lo peinó y emprolijó, como para que se viera bien en el velatorio.
Este gesto, que no era de su trabajo, que nadie se lo pidió, que le salió de lo más profundo seguramente, para mí es un ejemplo de ética, profesionalismo pero fundamentalmente de amor. Lo sentí de tanta calidez y tanta honorabilidad, que no me alcanza decir "gracias" solamente. Porque en ese momento nos emprolijó el alma a todos, golpeados como estábamos de la reciente muerte de nuestra madre.
Fabio es una persona increíblemente humana, sensible y que puso el alma en lo que hacía.
Por eso digo que hay historias que merecen ser contadas con Mayúscula.

                                                           Mil Gracias Fabio!!!

                                                                   Silvia Travaglia




Silvia ya tiene escritos en este Blog, "Viajes" que se puede ver acá y "Sin tecnológía" aquí .






Comentarios

  1. Silvia tu texto es un canto al amor ...generoso...servidor....recuerdo ir a las tardecitas a la Municipalidad, cruzar la hermosa Plaza América y verlos sentados en un banco, a tu papá y a Fabio charlando animados...

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  2. Cuando se pone el alma y el corazón en el trabajo...

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  3. Realmente un ángel en la tierra ..gracia a Dios por ese ángel que nos puso en nuestra vida, porque el ya hace unos año que esta al lado de Dioniso y mio siempre con una sonrisa con una palabra con un abrazo ,aunque tenga mil problemas, un profesional de lujo con un corazón tan grande y hermoso como el mismo gracias ,Fabio que recibas todas las bendiciones..gracias mil gracias

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  4. Silvia! Me he emocionado tanto el ver esa foto, tantos recuerdos y tus palabras que fue imposible no llorar...
    Gloria con tanto amor y sus cuidados nos abrió el camino (a todo el equipo) para cuidar de la mejor manera a Héctor y ahí emprendimos la aventura de compartir, paseos, fotos, música, lectura, el ya no veía bien, así que me enseñó a leer italiano para poder estar informado en un periódico semanal, "corriere della sera" sino me equivoco, hacíamos ciber, fuimos a ver cómo se imprimian las fotos en la actualidad, que se quedó admirado, hablaba de arquitectura y tantos etc...
    Ver cada día su cuerpo desgastarse, olvidarse del mundo y apagarse fue de mucha tristeza, pero lo disfrute cada día compartido con el.
    Les agradezco a toda la familia, el haberme confiado el cuidado de su Papá...y gracias por tus palabras sin dudas reconfortan.
    Abrazo enorme

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    1. Gracias Fabio!!! Es muy conmovedor lo que me escribiste. Si, así era él, con sus ganas de saber siempre, con su gusto por el arte. Fue triste verlo apagarse, pero al cabo de los años
      rescatemos la llama que lo iluminaba y le daba fuerza.
      Mil Gracias!!!

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  5. Un ser humano con MAYÚSCULA CARIÑOSO AMABLE Y ENTIENDE MUCHO A LOS ABUELOS

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  6. Hoy descubro este hermoso texto y si bien Fabio ya no esta en San Cayetano, sin dudas dejo un legado responsabilidad y vocación en el lugar que se encontrara, en su ultima etapa como "jefe" ( no le gustaba que le dijeran así, sino que era un compañero mas) sin importar jerarquía, lo veías haciendo de todo para todos, terminando de enfrentar una situación inusual a nivel mundial como lo fue la pandemia en un espacio tan vulnerable y golpeado, poniéndole el pecho a las balas (como le solemos decir) a situaciones dolorosas y tragicas como lo es la muerte de un ser querido .No importa mi nombre, pero si importa la hermosa fragancia que nos dejo a los que estabamos cerca!

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