Astérix y los amigos, por Silvia Santipolo



Hace unos días, se cumplieron sesenta años de la aparición de la historieta francesa “Astérix”. Historieta que narra las aventuras de los galos, quienes allá por el año 50 A. C., en el norte de Francia, resistían con fiereza la dominación de los romanos. Una pequeña tribu de galos que el temido y poderoso Imperio Romano no lograba doblegar. 
Ese es el centro de la cuestión, pero quizás tanto o más importante, es la relación de amistad y fidelidad que comparten sus principales protagonistas: Astérix, Obélix y su perrito Ideafix. Los tres amigos defienden su aldea con valentía y entrega. No usan armas, porque gracias a la poción mágica que les provee un druida, tienen una fuerza descomunal y sus puñetazos vencen al más fuerte, aunque tenga escudo, lanza, lo que sea…unas trompadas… y enemigo sometido. 
Hago hincapié en la amistad, porque gracias a esos amigos buenos que prestan libros, pude leer cuando chica los cómics de Astérix y releerlos ahora de grande. Fue así: 
Más o menos en 1970, acompañaba siempre que podía a mi padre a hacer mandados. Cosas del campo, que nos llevaban a lo Destri y Falcón, a La Rural, a Casa Jou y a los talleres donde se reparaban autos o tractores. Uno de esos talleres era el de Primo, en la calle Rivadavia, entre Pedro N. Carrera y Mitre. Además del señor mecánico dueño de taller, estaba casi siempre su suegro, don Romanoff, fumando su pipa y…leyendo. Era muy amable y pronto comenzó a prestarme revistas de personajes inolvidables: Afanancio, Patoruzú, Patoruzito, Rico Tipo, y álbumes como Intervalo, D’Artagnan, Nippur de Lagash y claro, el motivo de este relato, Astérix. 
¡Qué delicia esos dibujos…esas aventuras!! Las ilustraciones eran maravillosas, casi sin leer el texto, se ‘pescaba’ la historia, por la expresión de los rostros, por el ¡PAF! de los trompazos que levantaban por el aire al adversario, por el regocijo de las comilonas luego de cada triunfo. Sin querer aprendíamos las costumbres, las vestimentas, las comidas y los hechos de esa época, porque repito, los dibujos lo decían todo. Agradecimiento eterno a ese abuelo lector que con tanta bondad me prestó sus revistas, que, en el caso de Astérix, no eran para nada baratas. Nunca olvidé esas lecturas especiales. 
Y desde el año pasado, pude recordarlas con alegría. Otros dos buenos amigos, Edith y Guillermo, compartieron conmigo la nueva edición de Astérix que publica Salvat. Uno por uno, los fueron comprando y prestando con generosidad de buenos lectores. Treinta y ocho tomos, treinta y ocho historias para asombrarse, para aprender y para reírse a carcajadas. Esta edición viene con un agregado maravilloso. En las últimas páginas tiene explicaciones de cómo se forjó cada relato, cada personaje, cada situación que, normalmente, tiene su correspondencia con algún hecho del entorno. Por ejemplo, en un momento en que los galos están peleados entre sí, hacen una zanja que divide la aldea, simbolizando, claro está, el Muro de Berlín. ¡Pura diversión y aprendizaje! 
La amistad de los galos, la amistosa bondad de don Romanoff, la generosidad de amigos como Edith y Guillermo, sí, ese compartir de libros y lecturas, son muestras de que en la ficción o en la realidad, hay mucho que agradecer al altruismo que tanto bien nos hace. 



                                                                        Silvia Santipolo







Silvia, apasionada lectora, ya tiene escritos tres textos en este Blog, De la Tierra a la Luna un viaje imposible, Los deberes y Lo se Todo y De talones y desnundos, que puedes ver desde acá. 


Comentarios

  1. Silvia, tus relatos además de siempre reflexionar sobre valores, son documentos históricos....éste en particular es hermoso, un canto a la amistad, a tu amor incondicional por la lectura y un reconocimiento a lo que siempre nos deja la lectura, leer a toda edad, que nos enriquece y edifica...muy bello!!!

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  2. Que lindo, en la dècada de los 70 y 80 compraba en Librerìa Demas la historieta de Astèrix, en ocasiones me las traìa a pedido, aùn tengo los 24 nùmeros originales de la dupla Uderzo y Goscinny, ya despues no fueron lo mismo, pero sigue siendo uno de mis hèroes. En el episodio que estan en Bretaña aparecen The Beatles, muy hermoso el recuerdo de estos irreductibles galos !!!

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  3. Yo las lei, robándoselas a mi hermana cuando iba a San Cayetano. Son estrictamente históricas y con referencias a la actualidad política. Humor del bueno!!!

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  4. Hermoso recuerdo y relató Gracias Silvia por compartir

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  5. Siempre me encantaron las Historias de Obelix y sus amigos. Me quedaba a dormir en lo de Olga y Edgardo Hauri y ahi las leía. Que buena pinta tenían esas patas de jabalí que se comía Obelix! Hermoso recuerdo.

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    1. Esa también fueron mis comienzos de la lectura y a Romanoff también lo conocí estaba de pensión en la secundaria alado de taller de Nelson Primo Pedro Christiansen

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  6. Me alegra compartir historias de lecturas por este medio. Gracias por los comentarios y saludos a todos.

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    1. Gracias a vos Silvia y esperamos que nos sigas compartiendo tus ricos textos!

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