El Templo, por Magalí Di Croce
Cuando cada 9 de noviembre la Iglesia celebra la “dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán”, la primera Basílica de la Iglesia en ser construida después del edicto del emperador Constantino en el año 313 que permitió a los católicos ejercer libremente la religión, reflexionamos sobre el valor que tiene para nosotros el Templo.
El Templo, que nos reúne, nos cobija, nos espera, nos abre sus puertas, para la Celebración de la Eucaristía, para la Adoración Eucarística, para orar en un lugar más propicio e íntimo, el Templo que nos recibe tanto individual como comunitariamente, para encontrarnos con el Señor.
El Templo, donde se celebran la mayoría de nuestros sacramentos y los de nuestros seres queridos: los bautismos, las Primeras Comuniones y Confirmaciones, los matrimonios, las confesiones y reconciliaciones, las ordenaciones sacerdotales y laicales…
El Templo, donde despedimos a nuestros seres queridos.
El Templo, que nos acoge como somos, el Templo que es como nuestra casa, como nuestro hogar.
El Templo de donde entramos y salimos con devoción y un profundo respeto, y a su vez con una confianza plena…
El Templo donde nos encontramos los hermanos en la fe, y nos miramos y nos saludamos, como lo que somos: hermanos en la casa del Padre.
El Templo es nuestro lugar común, el lugar de pertenencia de la comunidad parroquial.
Este tiempo de aislamiento social preventivo y obligatorio, ha limitado nuestro acceso al Templo, si bien –gracias a Dios- los Templos permanecen abiertos, debemos entrar y salir pronto, para evitar contacto entre personas, y así, no podemos compartir en el Templo la Misa ni los Sacramentos, y me ha hecho pensar en la celebración de aquel primer templo, que antes no me parecía tan significativa, y ahora cobra un especial alcance al no poder disfrutar el calor de la comunidad, ni participar como lo hacíamos habitualmente.
Esta Semana Santa por supuesto la vivimos en cada una de las celebraciones "on line" , y lo mismo los domingos subsiguientes -no sabemos hasta cuando- y nos comunicamos todo el tiempo los integrantes de la comunidad Parroquial, y con nuestros Pastores. Pero se extraña el Templo.
Extraño el Templo
Entiendo que así debe ser, es una emergencia, una situación en la que, al no existir vacunas contra el COVID 19, ni una cura segura, debemos respetar lo dispuesto, debemos cuidarnos y cuidar a los demás, muy especialmente a las personas de mayor riesgo sanitario.
Pero extraño el Templo, lo extraño. Y nos pasa a muchos…
Respetamos, acatamos con disposición plena lo dispuesto, y entendemos que es para cuidarnos, pero extrañamos el Templo.
Y en ese desgarro que siento, y que tantos sentimos, al extrañar el Templo, me viene a la mente el maravilloso pasaje del Evangelio de este domingo pasado, el de los Discípulos de Emaús, tan rico y catequético… Y trato de que me ayude a comprender este dolor que me produce el no poder ir al Templo.
Si me lo encontrara como en Emaús...Qué me diría Jesús, el Señor, en este momento?... Me diría, seguramente, que haga de mi hogar un Templo, en este tiempo en que su gracia me ha permitido tener a toda la familia en casa, que haga de mi hogar un Templo…
Me diría, seguramente, que como bautizada soy Templo del Espíritu Santo…Que tengo el Templo en mí.
Seguramente me diría que si soy Templo debiera amparar con mis palabras y mi servicio y ayuda –como me sea posible en este tiempo- a los pequeños y preferidos suyos…
Seguramente me diría que, como con los discípulos de Emaús, Él camina conmigo, y se queda en casa cuando anochece…
Seguramente me diría que sería bueno que esta situación me haga pensar en tantos cristianos que viven en lugares donde nunca tuvieron Templos, o que están en países donde los persiguen y destruyen o incendian los Templos… o donde la pobreza es tal, que no pueden sostener sus Templos.
Seguramente me diría, sin reprenderme, pero me lo diría, cuántas veces ni siquiera pensé, ni me compadecí, ni recé por los que, por estar internados o incapacitados o cuidando a un enfermo nunca pueden concurrir al Templo…
Pienso en todo eso que me diría Jesús y, tengo tanta tarea para hacer que, –aunque añoro el Templo- sé que no debo quedarme como al principio de los discípulos de Emaús, lamentándome por lo que no tengo, y sí debo pensar más en lo que tengo: la fe y su Gracia, y, acrecentar en este tiempo pascual, mi compromiso de anuncio, como Templo Vivo de su Espíritu para ayudar a edificar -con mi ínfimo granito de arena- su Iglesia.
Magalí Di Croce
Hermoso mensaje de espiritualidad.
ResponderEliminarGracias!!!
ResponderEliminarHermoso y sentido tu escrito.... Que lindo fue leerlo!!!!... Y como los discípulos de Emaus recuperar la esperanza, la alegría de volver a re encontrarnos en el Templo cuando Dios quiera....
ResponderEliminarGracias!!! Siii que así sea!!!
EliminarHermosas y muy sentidas tus palabras Magali!
ResponderEliminarSí. Sin duda en estos días tan inciertos que estamos viviendo, algunos separados de nuestros seres queridos, y con la preocupación de tenerlos lejos, cuánto extrañamos el cobijo de nuestro templo. La paz que nos proporciona en situaciones conflictivas! Cuando Jesús se nos da a conocer en la Eucaristía. Allí es donde parece que lo sentimos más cerca.
Pero qué importante la reflexión que haces sobre los discípulos de Emaus. Jesús se nos acerca muchas veces en la vida bajo distintas formas. Sepamos verlo y tratemos de hacerle un templo en nuestro corazón y en nuestros hogares.
Maria Dolores
ResponderEliminarGracias querida Maria Dolores, mi maestra!!! Tu bello comentario expresa el sentimiento que compartimos en estos momentos especiales....gracias!!! Te quiero mucho!!!
EliminarHermoso ma!
ResponderEliminarGracias Florencia!!!
EliminarHermoso mensaje Magali, y muy prfundo desde el corazón, yo creo que Jesús te diría : como a los discípulos Emaus ¿No sería necesario, soportar éste aislamiento para reflexionar y valorar a nuestro amado Templo? donde Él siempre nos espera....Gracias Señor por abrir nuestros ojos y reconocer que Templo nos brindas....
ResponderEliminarMuchas gracias!!! Siii creo que así nos diría el Señor!!!
EliminarAsí es. Extrañamos todo lo que eran nuestras referencias, y que no percibíamos antes con tanta nitidez. Desde lo espiritual a lo más mínimo cotidiano.
ResponderEliminarAunque lo podamos suplir con otras cosas y pensarlo en otra dimensión, esas cosas son parte del profundo (e inadvertido) duelo que se vive. Un mundo que ya no está como antes.
Esas secuelas serán las que marcarán esta época, y aún no las sabemos, ni podemos saberlas.
Siiii tal cual lo dices!!! Es un duelo...los discípulos de Emaús estaban en pleno duelo...la fe hace ver otra dimensión y eso alivia el duelo e impulsa a la resiliencia!!!
Eliminar¡Qué lindo Magalí! Dentro de ese 'extrañar', una reflexión de fe y esperanza. Espiritual y animoso. Se me dio por buscar el significado original de templo y, muy a grandes rasgos, es un 'recorte' en el cielo...la belleza de las palabras...
ResponderEliminarGracias Silvia!!! qué bello el significado de Templo!!! No lo conocía!!! Gracias me encanta saberlo!!!
EliminarMuy lindo tu texto Magaly, es sin duda el templo un lugar de dignidad y belleza, el del encuentro entre lo divino y lo humano donde se expresa la omnipotencia de Dios y la pequeñez del hombre. Pequeñez que quedó en evidencia en estos momentos en todo el mundo, en cualquier clase social, raza o credo con el COVID 19.
ResponderEliminarVolver a él será reconfortante, aunque creo fue muy bueno que nuestra casa ante la emergencia lo supliera.
Qué lindo lo que dices!!! Quisiera saber quien sos, me encanta "el lugar... de encuentro entre lo divino y lo humano..." Muchas gracias!!!
EliminarGraciela B.
ResponderEliminarLo divino porque fuimos creados por Dios con un objetivo y formamos parte de ese plan y algo atrae a los humanos hacia lo divino y está dado por la revelación de él a través del tiempo hacia el hombre.
En el Cristianismo no es solamente el Hombre quien busca a Dios, sino que es Dios en persona que viene al hombre.
Jesús un hombre profundamente humano, comprometido con la humanidad representada en cada uno de aquellos que se acercaron a él.
Gracias Graciela querida!!! El Dios revelado....maravilloso..beso inmenso!!!
EliminarMe sorprendió gratamente tu texto, Maga. En un principio pensé en el lugar de encuentro en la práctica religiosa pero, cuando fui avanzando me fue envolviendo otra sensación más profunda, más íntima. Podemos extrañar los espacios, es cierto. Nos acostumbramos a ellos, forman parte de nuestra existencia en lo cotidiano. Y es verdad, pasamos a extrañarlos cuando aparecen situaciones insólitas que nos impiden disfrutarlos, compartiéndolos con otros. Pero que, no obstante, podemos resignificar : nuestro hogar como templo; nosotros como templo; Emaús y la esperanza. La fe que se renueva. La presencia viva de Jesús que envuelve nuestra cotidianidad. El amor que se fortalece en el desafío diario de cuidar y cuidarnos. Gracias, Maga, por llevarnos a la reflexión íntima por el camino cristiano.
ResponderEliminarGracias a vos Gonzalito por tan hermoso análisis!!! complementa y enriquece mi texto!!! Abrazo en Cristo y María!!!...ese que nos daremos cuando esto pase...
EliminarDe nada, Maga. Gracias por apreciarlo. Brindo por el futuro abrazo.
Eliminar