DONDE COMENZÓ TODO, por Eduardo Parino


Florencia es considerada la cuna del Renacimiento, pero ¿qué año se puede tomar como fecha de inicio del nuevo lenguaje artístico? Es imposible hacerlo, la periodización del arte italiano es convencional y confeccionada al único fin de organizar su estudio. 

Pero si tuviésemos que identificar el punto de partida del movimiento, en lo que hace al arte pictórica, esa sería la capilla Brancacci, en la Iglesia del Carmen. Felice Brancacci, un rico comerciante de la seda, encargó la decoración del espacio a dos pintores Masolino y Masaccio que ya se conocían. El primero era mayor e inscribía su estilo en el Gótico tardío caracterizado por cierto preciosismo y tendencia al detalle inspirados en el arte francés y borgoñón. El segundo, rompería con esa tradición, incursionando en una renovatio ars que cambiaría por completo la forma de mirar el mundo. La capilla estaba dedicada a San Pedro, quizás para homenajear a Martín V, pontífice cuya elección puso fin al Cisma de Occidente y reunificó el Papado. Los trabajos comenzaron en 1424 y se extendieron hasta 1428, quedando incompletos, dado que Masolino aceptó una comisión del rey del Hungría en 1425 y Masaccio viajó a Roma en 1528 donde murió poco después. Brancacci fue expulsado de Florencia por cuestiones políticas y las labores no se retomaron hasta 40 años después en que serían finalizados por Filippino Lippi, discípulo de Sandro Boticcelli. 
El ingreso a la iglesia es libre, pero la visita a la capilla es paga y con reserva previa. Intenté hacerlo online y no había cupo para ninguna fecha próxima a mi estadía en Florencia. También comprobé que para las mismas fechas muchas agencias privadas de turismo ofrecían disponibilidad del servicio junto a una audioguía, claro a un precio doble. Un acuerdo muy conveniente…para algún funcionario del área de Bienes Culturales del Comune. 
Decidí ir por mis medios, sin reserva alguna, prometiéndome que no me entristecería si no lograba el cometido. Un domingo, poco antes del horario de apertura, crucé el Arno por el puente de Santa Trinitá -- el que según dicen fue diseñado por Miguel Ángel, y reconstruido por los Aliados luego de la retirada alemana – y me senté a esperar en las escalinatas de la iglesia. Sólo había una pareja de franceses. Con el correr de los minutos algunos otros se acercaron. Cuando abrieron las puertas, como no franqueaban el acceso, pregunté la razón y me fue dicho que estaban esperando un contingente retrasado. Cinco minutos después apareció una guía con entre 15 ó 20 adolescentes tardíos. Luego que hubiesen entrado, la empleada anunció que había cupo para 8 personas más. Dejé pasar a los franceses y me zambullí detrás de ellos, admito que no pregunté al resto si alguno tenía una reserva previa, o había comprado el billete de ingreso, el desprecio por las reglas y la indisciplina argenta me ganaron, y sí, confieso ser culpable, ni el entusiasmo por el arte justifica la incivilidad, pero no lo pude controlar. Nadie protestó, lo cual no aminora la transgresión. 
Una vez pasada la boletería, llegué a la capilla, en los bancos ubicados en el transepto estaban sentados los jóvenes, cada cual con su audioguía, algunos con anteojos oscuros, ¿los encandilaba la brillantez de la paleta de colores de Masaccio u ocultaban las huellas de una noche con abundantes libaciones? Atravesé la balaustrada que separa la capilla del deambulatorio y me dispuse a recorrer con mi vista los 2 niveles en los que se extienden los maravillosos frescos. Los de la bóveda y el altar se perdieron durante un incendio en el siglo XVIII. 
El más espectacular es el “Pagamento del Tributo”, que representa el momento en que, antes de entrar Jesús y sus apóstoles a Cafarnaúm, a orillas del lago Tiberíades, un publicano le pide a Pedro el pago de la tasa que debían oblar los no residentes. Pedro interroga a su Maestro al respecto y Éste le ordena ir al lago, tomar un pez, y extraer de su boca una moneda para pagar al recaudador. Masaccio representó la historia en 3 escenas, al centro el Salvador rodeado de sus discípulos y el publicano de espaldas, a la izquierda Pedro que se inclina sobre el agua para coger el pez y a la derecha, el pago del tributo frente a las puertas de la ciudad. Las 3 características del nuevo lenguaje ya están presentes: el uso de la perspectiva que da profundidad a la representación, el volumen de las figuras que toman aspecto humano y ya no lucen planas, y la psicología de los personajes cuyo retrato abandona la uniformidad reinante hasta el presente. De ahora en más, la iconografía cristiana abandonaría el rígido patrón gótico-bizantino para adoptar un realismo que reprodujese la naturaleza lo más fielmente posible. 
Cuando nos avisaron que faltaban 5 minutos de la media hora permitida, me disponía a una última mirada cuando dos señoras italianas se me acercaron y me preguntaron de qué época databan los frescos. Me pareció poco educado contestar con un número y comencé a explicar quiénes habían sido los artistas, el porqué de la dedicación del ciclo a Pedro, quién había sido el comitente, etc, etc. Debí haberme dejado llevar por mi entusiasmo y elevado el tono de voz, porque advertí que otros 6 ó 7 visitantes escuchaban en semicírculo el relato en italiano. Cuando levanté la vista, el cuidador desde la nave lateral esbozando una mueca socarrona, nos invitaba a retirarnos y dejarle el lugar al siguiente grupo, dibujando un gesto como si quisiera decir en buen lunfardo: “terminala pibe con tanta cháchara!!”. 
Busqué la salida y mientras volvía a atravesar el Arno para dirigirme hacia la Sagrestia Vecchia de Brunelleschi en San Lorenzo, debí soportar las chanzas de Ana, que me había acompañado, por mi improvisada intervención didáctica, pero a mí no me importó…yo estaba feliz, había cumplido mi objetivo y despuntado el vicio “pedagógico”. ¿Qué más podía pedir? 
                                                        Eduardo Parino






Eduardo es sancayetanense radicado en Ciudad de Buenos Aires, médico, lector voraz, amante de la historia, del arte, de la ópera y la cocina italianas, y de las cosas bellas en general. Tiene escrito otros dos  textos en este Blog, "Mantua, Mantegna y Luciana" que puedes ver desde acá y "Un cuarto con una vista" que puedes leer aquí.

Comentarios

  1. Además de llevarnos de viaje por los más exquisitos lugares de la cultura que nos pertenece, nos haces vivenciar esas maravillas con la riqueza de tus escritos... Los que te conocemos sabemos que tus interlocutores han quedado encantados con tus explicaciones que guardan esa particularidad tan tuya, que divertidamente llamas "vicio pedagógico..." gracias por compartirlo!!!

    ResponderEliminar
  2. FE DE ERRATAS: se filtró un error de tipeo respecto de la datación.
    Donde dice 1524=1525=1528 debe decir 1424=1425=1428
    Sepan disculpar. Muchas gracias. Eduardo.

    ResponderEliminar
  3. Un hermoso paseo por Florencia, por el Renacimiento...gracias por el texto...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Elegía para Thiago, por Ángeles Catalina Roldán

Los 15 de Shaira, por Magalí Di Croce

En busca de la Tierra Prometida, por Pedro Christiansen (Parte 1 y 2)