UNA CARTA AL NIÑO QUE FUI por Horacio Federico Schmidt


Querido yo:
Es verdad que hace tiempo que no dialogamos, pero sí nos sentimos y pensamos en momentos de ocio o cuando la vorágine de la vida me hace aterrizar unos instantes en vos…tranquilo lector, es solo un diálogo con aquél niño que fui.
Conforme pasa el tiempo, me convenzo que los mejores años de la vida, transcurren en la niñez. Donde la inocencia es pura, en su máxima expresión, donde jugar es placentero, pero al mismo tiempo una instancia de aprendizaje, de descubrimientos únicos y tanto más. Me olvidaba…los sueños ocupan un lugar privilegiado y en cierto modo, construyen los cimientos para el resto de nuestra vida.
- ¿Qué te trae por acá?
- A darte las gracias y a recordar lo feliz que fui a pesar de todo: jugando desde la mañana hasta la hora de la cena, explorando, mirando al cielo y saludar un avión, esperar ansiosamente un regalo en un día como hoy: el Día del Niño. Sin embargo, con el tiempo fui aprendiendo que no es necesario un presente para ver una sonrisa dibujada en el rostro de un niño; pero sí, un beso, un abrazo y un “¿Vamos a jugar?”. Donde había tiempo de ser niños, donde nadie te apuraba.
- ¿Lograste cumplir tus sueños?
- Voy en pos de ellos…la mayoría de ellos, ya los cumplí. Recuerdo siempre tener una pizarra color negra con tizas y jugar a ser maestro con mis hermanas en algún lugar de la casa, a corregir y darles tarea e incluso jugar al tenis, mi deporte favorito.
Y… tengo la dicha de hacer lo que me gusta que es enseñar a niños de diferentes edades y ya pasaron casi veinte años enseñando y te puedo asegurar que esas ganas aún siguen intactas. Disfruto de mis dos hermosos sobrinos que la vida me regaló, soy tío, y en un tiempo no muy lejano, anhelo ser padre.
- ¿Sabes una cosa? En la niñez, sentimos que el mundo que está allá afuera, pronto nos pertenecerá y que todo nos será fácil; sin embargo, alimentar nuestros sueños es la clave para poder hacerle frente al mundo.
- No lo dudo…cuando era niño todo era simple, hasta incluso sin titubear al responder a la pregunta de un adulto: “¿Qué vas a hacer cuando seas grande?”.
- Es de madrugada… y tengo mucho sueño como todos los chicos. ¿Si te regalara una mochila para la vida, qué llevarías dentro de ella?
- Sueños, muchos sueños, ilusiones, amigos, recuerdos, el amor de mis seres queridos, momentos felices, borrar el dolor y muchas pero muchas ganas de vivir.
Bueno, también debo irme. Espero pronto regresar y seguir confiando en una niñez sana, plena, alegre, donde todos los niños puedan ver florecer sus propios sueños. Y como dice una vieja canción:

“….Que canten los niños, que alcen la voz
Que hagan al mundo escuchar
Que unan sus voces y lleguen al sol
En ellos está la verdad”.

Para todos los seres humanos que habitan este maravilloso planeta, donde en algún lugar de cada uno de ustedes habita un niño; les deseo ¡Muy Feliz Día!.
                                                     
                                               Horacio Federico Schmidt.



                                    

Federico, como lo conocemos en el pueblo,  es profesor,  un lector apasionado  y aficionado escritor en sus ratos libres. Ya tiene publicado en este Blog, "Un martes otoñal" , que puedes leer  acá ,  "un principio y un final" que puedes ver desde aquí , "Le conté al mundo lo que pasó" que puedes leer desde acá y "Eso que llamamos vida" que puedes encontrar aquí.

Comentarios

  1. Federico querido gracias por compartirnos esta mirada interior, esta introspección tan bella que nos lleva a nuestro niño guardado... pero presente! Gracias!!!

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  2. También tuve una infancia muy feliz la mejor parte de la vida

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    Respuestas
    1. Sí Pedro! Lleno de amor, famila y naturaleza! Eso es una bendición!

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