LA CIUDAD DE SAN CAYETANO, por Eduardo Parino

Todo lo que me circunda está lleno de nobleza, es la obra grandiosa y venerable de fuerzas  humanas reunidas,es un monumento majestuoso, no de un solo príncipe, sino de todo un pueblo" Goethe,  Viaje en Italia (1816)

Nacido Gaetano di Thiene (1480-1537), San Cayetano, nuestro patrono, vino al mundo en Vicenza en el seno de una familia noble. Fue llamado así en honor a su tío, profesor en la Universidad de Padua, quien era natural de Gaeta, 70 km al sur de Roma. Siguiendo sus pasos se doctoró en la misma casa de estudios en ambos derechos: canónico y civil, pero nunca ejerció. Tomó estado clerical renunciando a sus privilegios, fundando años después la orden de los clérigos teatinos, dedicados a la atención de pobres y enfermos. Con el lema “nada poseer, nada pedir” vivían de la limosna voluntaria de los fieles, de ahí que sea considerado el santo de la Providencia, a la cual se encomendaban.

Vicenza es también la ciudad de Andrea Palladio (1508-1580), a cuyo nombre su historia está indisolublemente ligada. Nacido en Padua. se afincó en Vicenza a la edad de dieciséis años como aprendiz de escultor y se convirtió en el arquitecto más influyente en la historia de Occidente. Supo rescatar el espíritu de la arquitectura greco-romana, y la tradujo en un estilo caracterizado por la simetría, la proporcionalidad armoniosa, la belleza de las formas y el carácter monumental. Solía decir que toda construcción debía ser “funcional, durable y bella”, si alguna de estas condiciones no estaba presente, no podía decirse que el diseño hubiera sido exitoso. Sus obras están diseminadas por toda la región del Véneto. No menos de una decena de palacios que han sobrevivido en Vicenza llevan su firma, además del Teatro Olímpico y la Basílica Palladiana. Ésta fue quizás, su obra más notable; se trata de un edificio que albergaba locales comerciales y era sede de los tribunales que entendían en pleitos mercantiles. De estilo gótico, lucía deteriorado a mediados del siglo XVI y nadie lograba presentar un proyecto de restauración que conformase al consejo comunal. Palladio conservó el diseño original inmodificado, revistiéndolo con una estructura conformada por columnas de mármol con arcos, y coronándola con un techo en “quilla invertida” recubierto de placas de cobre, que recuerda las basílicas del Foro Romano, como centros de reunión de los ciudadanos que discutían de política o hacían negocios.Situada en la confluencia de dos cursos de agua, el Bacchiglione y el Retrone, Vicenza estaba ya habitada en el siglo VI a C, entrando bajo la órbita romana en eI siglo II a C, siendo conocida entonces como Vicetia o Vincetia, El antiguo decumano (trazado que en tiempos romanos atravesaba el ejido urbano en sentido este-oeste y que conducía al antiguo Foro) corresponde al actual corso Palladio, arteria principal de la ciudad que permite acceder a Piazza dei Signori, la gran plaza rectangular de factura veneciana (1) y centro cívico de Vicenza, donde se puede observar la construcción palladiana anteriormente citada. A mitad de camino sobre la misma vía, se erige el templo dedicado a San Cayetano con fachada del siglo XVIII.Centro de una rica zona industrial, los hoteles de Vicenza suelen estar ocupados más por hombres de negocios que por turistas, los cuales prefieren alojarse en las vecinas Verona y Venecia y llegar a la ciudad en autobuses o combis, para transcurrir la jornada recorriendo los monumentos palladianos. Los vicentinos suelen ser amables, de sonrisa fácil y muy respetuosos. Recién llegado a la estación ferroviaria y arrastrando el equipaje, comprobé que la avenida de circunvalación de doble mano que ocupa el lugar de las antiguas murallas de laciudad, de intenso tráfico, por cierto, no tenía semáforos en ese punto. Cuando me disponía a echar una maldición a la imprevisión latina y me preguntaba cómo haría para atravesarla, ni bien coloqué los pies sobre la senda peatonal, conductores a uno y otro lado detuvieron sus vehículos indicándome con ademán gentil que podía iniciar el cruce sin riesgo alguno. El centro histórico es peatonal en su mayor parte, pero no son los caminantes sino los ciclistas quienes parecen tener prioridad. Sin ciclovías, suelen zigzaguear entre los transeúntes, por lo que no es aconsejable abstraerse con la mirada, alzando los ojos hacia alguna fachada, sin advertir si no obturamos el rumbo de las bicicletas vecinas, ya que además de colocarnos en peligro de eventual colisión, nos arriesgamos a recibir un improperio de grueso tenor, que no me atrevería a repetir ni siquiera en italiano.No podemos pasar revista a la tradición vicentina sin reparar en su cocina y sus especialidades más afamadas: los bigoli con ragù di anatra, pasta en forma de spaghettis gruesos con boloñesa hecha con carne de pato y el baccalà alla vicentina, bacalao nórdico desecado al sol, rehidratado en agua y rebozado en harina, que se cuece en olla de barro con cantidades iguales de leche y aceite de oliva y se sirve con polenta.Recorrer las calles de Vicenza y admirar el legado arquitectónico de Palladio, es resignificar el epígrafe de Goethe, es rescatar la imagen de un tiempo en que la belleza adquirió un valor social supremo como expresión más acabada del Amor Divino. El amor a Dios como fuente de toda perfección, habría también de inspirar a San Cayetano, esta vez a través de la caridad. Caminos convergentes hacia el esplendor de lo divino.

                                                  Eduardo Parino

 

(1) Nota del autor: Vicenza perteneció a la República de Venecia entre 1404 y 1797.


Eduardo es sancayetanense radicado en Ciudad de Buenos Aires, médico, lector voraz, amante de la historia, del arte, de la ópera y la cocina italianas, y de las cosas bellas en general. Tiene escrito otros tres  textos en este Blog, "Mantua, Mantegna y Luciana" que puedes ver desde acá, "Un cuarto con una vista" que puedes leer aquí , "Donde comenzó todo",   que puedes encontrar acá y "Crónicas de inmigrantes" que puedes ver aquí




Comentarios

  1. Eduardo nos deleitas con tus maravillosas y ricas descripciones, viajamos por los lugares que describes, nos haces "ver " el arte y la belleza... y también nos haces comprender el sentido profundo de la inspiración artística que excede lo humano, y que converge, junto a lo bueno y justo, en lo divino....gracias por compartir tan bello escrito y fotografías de la Patria de nuestro amado Patrono!!!

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