De aquí y de allá, por Silvia Travaglia

En la escuela primaria, me enseñaron que la palabra "emigrante" era usada para designar a quien se iba de su lugar de residencia habitual,. La palabra "inmigrante" se usa para designar a quien ingresa en un territorio que no es el suyo. Siempre me llamó la atención, porque para mí eran lo mismo. Emigrante o Inmigrante, era una persona que, según donde estaba, podía ser llamada de una u otra forma.

Se trata de las personas que se desplazan de un lugar a otro considerando su residencia, o su habitat, si son animales. De dónde sale y adónde entra sería la diferencia. Se ha optado por generalizar y usar la palabra migrar, lo cual ha facilitado a mi pensamiento tener que dirimir entre opciones que, para mi, no eran tales.
Las causas pueden ser económicas, laborales, políticas, personales. No me voy a referir a lo sociológico ni a la migración animal. Las consideraciones de las ciencias sociales son muy vastas, no todas coinciden entre si y seguramente encontraremos en la web mucho acerca del tema, que es muy interesante y de gran actualidad.
En este escrito me gustaría apreciar, muy brevemente, lo que sucede en las personas migrantes. Lo que subjetivamente experimentan (o al menos eso supondré) y las consecuencias, a nivel cultural y comunitario que dejan las migraciones que muchos conocemos y aceptamos como parte de nuestras vidas, y son consecuencias de ellas.
Me pregunto: el migrante sufre? de qué sufre? sufre por tener que irse? o se va por que está sufriendo? Existen factores de "atracción" y factores de "expulsión". Quisiera agregar otra palabra no menos determinante: la "elección".Uso esta palabra porque si nos atenemos a los factores expulsivos y /o atractivos de carácter social, económico , etcétera, que son muy importantes y configuran el contexto migratorio, estamos soslayando que, afectados por los mismos factores, muchas personas no migran.
Me resulta importante y obvio que existe este otro factor. Cuando una persona elige está separando algo que le gusta de una situación, de entre la maraña de cosas que no le gustan y de las que desea apartarse. Algo se pierde. Algo se gana.
Sin embargo hay un cierto consenso cuando se habla de elección, tendemos a pensar "ah bueno, lo elegiste, ahora soportalo". El haberlo elegido nos da una fuerza extra pero no significa que no haya muchísimas situaciones adversas y generadoras de dolor, no ausentes, a su vez, en la situación previa a dicha elección.
Es decir que si nos alejamos de las situaciones extremas causales y vamos a lo individual, ser migrante tiene un precio. Y se paga, tanto como no serlo. No hay paraísos en la tierra. Se puede elegir qué precio pagar, de acuerdo a las preferencias personales, pero no hay chance de que sea gratuito.
Ser migrante es vivir siempre con un agujero en el alma. Ser migrante es ser siempre extranjero en todas partes. El migrante se va porque se siente extranjero o no encuentra un lugar que lo identifique, es objetivamente extranjero en el nuevo sitio y vuelve a serlo si retorna al origen. Pierde muchas de sus identificaciones básicas, debe adaptarse a otras. Es un esfuerzo psíquico considerable y agotador. Un esfuerzo que marcará una escisión que persistirá mientras viva y aún después.
Vive mejor? Si, claro, tal vez si o tal vez no. Lo que pienso es que ese esfuerzo genera vulnerabilidades que no se dimensionan al inicio del proceso, y cuyo resultado final es incierto. No sé si necesariamente malo.
No se trata de valoración positiva o negativa del fenómeno. Mi profesión me ha acostumbrado a tener una mirada en la que se evalúan otros parámetros. Entre ellos la ilusoria búsqueda de la felicidad en el afuera y la necesidad actual de satisfacción inmediata. Ambas cuestiones atentan contra el bienestar. Las situaciones ideales no han existido nunca.

Se elige y se trabaja intensamente para lograrlo (excepto en las migraciones forzosas). Los contextos serán más o menos favorables de acuerdo a cada momento histórico.
Lo único que considero que se mantiene en pie y nos sostiene es tener una verdadera pasión, un deseo claro por algo por lo cual decidimos jugarnos y poner todo lo que tenemos, ya que nos da un placer no encontrable en las demás cosas.
Quién no ha desarrollado algo así y no tiene esa herramienta fundamental, tal vez debería aceptar que no hay sitio que la provea, está en nosotros mismos. Nada externo nos la va a generar.
Por otra parte vivimos en una sociedad marcada por las migraciones. Alguien puede imaginarse la vida sin la pizza, las pastas, la tortilla de papas, el champagne, las hamburguesas, la cerveza, los vinos?. Es lo cotidiano que nos legaron, entre otras cosas, los migrantes y nos siguen aportando las nuevas comunidades que se acercan.
La idea de migrar está asociada al cambio y a lo nuevo, a la apertura mental. Pero siento que una cosa es cambiar, aceptar todo lo nuevo con gran entusiasmo y adaptarse y subirse a su ola. Otra muy diferente sigue siendo, a mi entender, no evaluar el precio de seguir caminos ilusorios.
     Dónde y cómo viviremos mejor es una respuesta que buscará cada uno.Y esa respuesta trasciende lo geografico, ese lugar se construye en uno mismo.
      
                                                                          Silvia Travaglia

Silvia es psicóloga, ha escrito en este Blog  muchos textos, todos  bellos, movilizadores y diversos, los seis anteriores a éste son   , " Vida Guille" que lo puedes ver aquí,  "Amiga inesperada y querida" que puedes ver acá, y "Sin sentido Contradicción Desconcierto Absurdo", que pueder ver desde acá, "Realidad y referencias" que puedes ver desde aqui y "Mis Recuerdos (Carlitos Rodríguez)" que puedes leer acá y "Maratón" que puedes econtrar aquí


Comentarios

  1. Silvia te has expresado con mucha profundidad sobre una cuestión que nos afecta a todos...de alguna manera todos emigramos, o somos descendientes de migrantes o lo hemos pensado como alternativa en algún momento con todo lo que ello moviliza y conlleva! Gracias por compartirlo....para pensar!

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  2. Muchas gracias!
    Especialmente quise destacar los aspectos subjetivos, que trascienden lo territorial, porque eso va con la persona a todas partes y genera tanto lo bueno con lo que nos nutrimos de las migraciones en lo cultural, como las secuelas intergeneracionales psíquicas no advertidas en su momento.

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  3. Excelente Silvia Travaglia!

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  4. Muy interesante Silvia, un abordaje del tema desde múltiples planos. En lo personal creo que, si bien hay situaciones contextuales que obran como disparadores - guerras, hambrunas , persecuciones de todo tipo - , el migrante escapa más del futuro que del presente, del miedo a repetir historias de generaciones pasadas con la sensación de caminar en el mismo lugar sin avanzar. Cuando la decisión es madurada, la postergación de logros forma parte de los esfuerzos de dejar una base sólida para que la generación siguiente edifique su desarrollo personal. A veces, vemos que, llevados por la aceleración de los tiempos y la intolerancia a la incertidumbre del futuro, este componente está hoy ausente en los más jóvenes y es ahí donde la ilusión naufraga en medio de una realidad hostil e inclemente.

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    1. Qué bella metáfora! "escapa más del futuro que del presente"
      Te agradezco mucho tu comentario que puntualiza exactamente dos puntos esenciales: los mandatos intergeneracionales por un lado, y la necesidad del esfuerzo y la constancia para construir la propia vida.
      Gracias!

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  5. Excelente Silvia, un artículo muy interesante en el tema migratorio.

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    1. Faltan muchos aspectos sin duda, porque es un tema con muchas aristas, yo me limité a lo que creo que puedo opinar que es la construcción subjetiva.
      Muchas Gracias Miguel.

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