Los "mios" Por Silvia Travaglia

Después de leer el último escrito de Pedro Christiansen y sus reflexiones acerca de los "crotos", quedé conectada con lo que ahora se denominan "personas en situación de calle" y una experiencia que viví hace un cierto tiempo.
Hace algunos años en mi caminata matinal en el Parque, observé que en la vereda de enfrente, que pertenece a un terreno baldío con una tapia bastante alta, se habían instalado algunas personas que hicieron unas "casitas" con maderas, lonas, etc. al principio pensé que eran desalojados de alguna de esas casonas de San Telmo que se vendían para emprendimientos inmobiliarios. No lo sé y no lo descarto.
Cuando digo "casitas" es un modo de llamar a un lugar donde es inimaginable que podamos vivir.
Cada mañana los veía. Se trataba de dos familias, dos hermanos con sus esposas, uno de ellos con una hija de unos 8 años. De ascendencia claramente guaraní en sus rasgos físicos uno de ellos y alemana, ucraniana o algo así el otro pero con parecido físico entre ellos. Las esposas, muy sumisas y de más edad que ellos.
Con el paso del tiempo comenzamos a saludarnos y a intercambiar algunas palabras, dado que se cruzaban del lado del Parque para buscar agua y hacer el fueguito para el mate en los dias de menos frio, los más fríos lo hacían cerca de la "casita" para tener un poco más de calor. Algún fin de de semana me contaban que iban a hacer unos chorizos a la parrilla y se preparaban con mucha alegría.
Todo el barrio los ayudaba, con ropa, con alimentos, con dinero, etc.Otros que dejaban sus autos en los dias laborables les daban algún dineropara que lo cuiden o les traían cosas. No faltaban aquellos que se sentían enojados por su presencia. La verdad es que no eran delicuentes ni iban a robarnos. Todo lo contrario. En los días que salía más temprano me daba más seguridad saber que estaban ahi.Además lo decían expresamente cuando les preguntaba cómo estaba la cosa. "Vaya tranquila Doña, que nosotros la cuidamos" me decían.
Eran correntinos, se habían venido a la Capital a trabajar y no les fue bien. Extrañaban profundamente su tierra y la tranquilidad con la que vivían, pero al intentar regresar se dieron cuenta que cada vez tenían menos posibilidades alli. "No hay nada" decían, o sea que ésto sí es "algo" para ellos.
En una oportunidad pude hablar más con uno de ellos, hacía un tiempo que yo no veía a su hija. Me contó que desde Minoridad la habían llevado a un instituto cercano a La Plata, que pocas veces podían verla porque les exigían una vivienda para "devolvérsela". Ese día se me estrujó el corazón, la mamá estaba muy deprimida y sentí impotencia frente a algo que, si bien era de cuidado para la nena, era de dolor inmenso para sus padres.
Un verano me decidí a pintar mi departamento y así desprenderme de un montón de cosas, principalmente papel, me sentía abrumada por la tarea y a la vez me apenaba descartar apuntes y cosas que ya no usaba porque internet me permite tener todo a mano con un click. Se me ocurrió comentarles si les interesaba. El papel se vende y otras cosas también les venían bien, de manera que en una mañana pude sacar todo a la puerta y se llevaron todo. Felices ellos y tranquila yo de que mis recuerdos sirvieran un poco para eso.
En otra oportunidad les hicieron una nota en Canal 13. Fue muy divertido felicitarlos y cargarlos un poco con que eran "famosos".
Cada mañana solemos levantamos cansados o preocupados o corriendo por el horario. Verlos a ellos no sólo era una alegría para mí, sino que me promovía una reflexión distinta acerca del trabajo, de la paternidad, de la felicidad, de la libertad,de la justicia, etc. etc.
Fué una época en la que aprendí muchísimas cosas de ellos. A veces pasaba distraída, absorbida con alguna preocupación o sencillamente un poco dormida, y me gritaban "Hey Doña, Buen día" y me salvaban la mañana con su humilde simpatía, humilde por la sencillez de las cosas que los ponían contentos.
Nunca me pidieron nada. Lo que les dí fue lo que se me ocurría que podía servirles invierno y/o verano. Pero lo que observé fue que lo que más les gustaba era ser saludados, ser escuchados, que se advirtiera su presencia, que no se pase al lado de ellos haciendo como que no se los ve. Entonces también aprendí que eso es dignidad. Pasar un rato sentada al lado de ellos escuchándolos fue una experiencia hermosa. No prejuzgar acerca de si robaban o no, si se drogaban o no, si se gastaban la plata en alcohol, fue muy importante. Eran personas a las que respeté por encima de todo.
Un invierno, que arrancó muy crudo y con mucha lluvia, cargaron sus cosas en un camión, apoyados por una agrupacion anarquista del barrio y los llevaron no sé adonde... Fue raro no verlos todos los días y los extrañé mucho.
Durante la pandemia me preguntaba dónde estarían y qué habria sido de ellos.
"Mis crotos" como los llamé en ese momento estuvieron algunos años, tuvieron diferentes destinos, el hermano mayor recibió una casa a la que le hizo la instalación eléctrica a cambio, el menor, mucho más vulnerable, se juntó con gente con problemas de consumos diversos, y al otro le costó mucho sacarlo de ahi. La hija ya está con sus padres, es adolescente y deben cuidarla bastante. Sabemos que no faltan los problemas mentales en esos ámbitos, los abusadores y los prejuicios contra ellos son cuestiones cotidianas que deben enfrentar también.
Ahora los veo muy pocas veces, cuando hay algún partido de futbol, vienen temprano a "trabajar"como ellos le dicen. Son "trapitos", uno de los modos en que hacen algún dinero.
Nos seguimos saludando con la misma alegría.
Por eso cuando lei el escrito de Pedro no pude evitar ver cuantos puntos en común tenían aquellos crotos del ámbito rural con estos, los "mios" que tanto me enseñaron.
Sigo extrañándolos en esos amaneceres con el sol saliendo para el lado del río, que me da fuerte sobre los ojos.Sigo preguntándome por lo que somos y lo que tenemos.
                                                                     
                                                                            Silvia


Silvia es psicóloga, ha escrito en este Blog  muchos textos, todos  bellos, movilizadores y diversos, los siete anteriores a éste son   , " Vida Guille" que lo puedes ver aquí,  "Amiga inesperada y querida" que puedes ver acá, y "Sin sentido Contradicción Desconcierto Absurdo", que pueder ver desde acá, "Realidad y referencias" que puedes ver desde aqu.i y "Mis Recuerdos (Carlitos Rodríguez)" que puedes leer acá  "Maratón" que puedes econtrar aquí, y"De aquí y de allá" que puedes ver desde este enlace.

Comentarios

  1. Silvia, mencionas el escrito de Pedro sobre los "crotos" como el disparador que te llamó a escribir sobre "los tuyos", y tengo que decir, que pese a residir a más de 500 km, ya los conocía. Me los habías "presentado" contándome de sus vidas, de la conexión entre ustedes, de sus charlitas en tus caminatas.... y me emociona, me ocurre el mismo sentimiento que con el escrito de Pedro, vos, en esas personas en situación de calle, no veías -y ves- más que personas...personas que no han tenido la suerte que tenemos tantos otros de tener un techo sobre nuestras cabezas, una cama cómoda, un baño...si bien podemos decir que mucho es producto de nuestro esfuerzo, no debemos olvidar que hemos tenido la bendición de una familia, de educación, de guía, y de tener a alguien que, aún sin pedir ayuda, siempre iba a estar dispuesto/a a brindárnosla...Gracias por compartir este hermoso escrito, donde la humanidad y la empatía se conjugan en la simpleza de compartir las pequeñas cosas, de preocuparnos por el otro...de pensar en cómo estarán...Gracias por compartir esta vivencia que, además es formativa...

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    1. Qué lindo tu comentario! Recuerdo que los conocías porque te hablé de ellos, ya que formaban parte de mi vida cotidiana.
      Aclaremos que la foto no es de ellos, no me hubiera atrevido a sacarla. Fue lo más parecido que encontré.

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  2. Una vez más me emociono leyendo a Silvia... Una exquisita definición de la dignidad. Cuánto amor en esas líneas que me llevan a mi también a preguntarme por lo que somos y lo que tenemos. Gracias!

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  3. muy bueno , me hizo emocionar , creo que conozco a tu abuelo , yo iba a jugar a la casa de TRAVAGLIA que era una casa de dos pisos , frente al prado español

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    1. Muchas gracias.
      Ibas a jugar a la casa de mi tío José Travaglia. Mi papá se llamaba Héctor Travaglia y vivíamos en la 9 de Julio a una cuadra de la escuela 1.

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  4. Hola , hablando de gente sin techo, sin trabajo , en situación de calle. En mi infancia mis padres que de jovencitos se vinieron a capital federal y se casaron aquí formaron su familia con dos hijos, mis viejos siempre mantenían la mirada en su ciudad de San Cayetano, donde mi padre hacia todo un rally primero mar del plata, luego miramar y por último necochea en todas estas ciudades tenemos familiares, y por último tomábamos la ruta que nos llevaba a dicha ciudad contentos y como si mi hermano y yo hubiéramos nado ahí en la mitad de camino había un pequeño refugio donde vivía un linterna mano hizquierda muy buena persona donde parábamos y le dejábamos ropa y comida, yo era muy chiquita pero hasta hoy lo recuerdo con cariño. Era persona de campo, digo era porque pasaron muchos años y que no voy a mi ciudad querida , este sr desapareció, mis padres ( Nestor " Cacho"Gonzalez Tortorella y Herminda Valenzuela Acosta y hermano tambien que me lo llevó la pandemia. Les quiero agradecer que me lean yo Alicia N.Gonzalez Valenzuela no quiero olvidar los mejores tiempos de mi niñez desde que nací hasta mis 17 años , ahí tenia a mis parientes Horacio Garello y tia "Ñata" Valenzuela y sus 7 hijos mis primos, mi tía blanca Gonzalez de Gonard y sus tres hijos mi tío padrino Carlos Hernan Gonzalez y su hija Susana Gonzalez Garcilazo. Mis primos viven pero mis tíos ya no y se han mudado de ciudad. Los cuales viven en mar del plata y en punta alta bahía blanca y otra parte en miramar y no pude volver más . Saludos y un cariño alque me lea.

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