ROSITA, EL PIANO O UNA REBELDÍA, por SILVIA TRAVAGLIA
No sé que edad tenía, tal vez 6 años o 7 .Yo no sé si lo pedí, si sé que me parecía natural que me mandaran a estudiar piano en una casa donde se escuchaba mucha música clásica y ópera. Se acostumbraba para las niñas, en la época, mandarlas a estudiar ballet. Mi mamá decía que esa práctica deformaba el cuerpo, yo pensaba lo contrario, me parecía hermoso ver esas estilizadas bailarinas tan etéreas y tan bellas. Pero fue el piano.
Lo primero que recuerdo en relación a eso es un pianito rosa de
juguete, que me trajeron los Reyes y al que aporreaba sin
piedad.
Quién sabe qué pensaba que le quería extraer, lo que sí recuerdo
es que me daba perfecta cuenta de que no sonaba como los de verdad. No había
chance de que se pareciera mínimamente al sonido de las bellas melodías que
acostumbraba a escuchar y eso me frustraba.
Me llevaron a estudiar piano a lo de la profesora Rosa Bruzzone
Ponte, Rosita, considerada como la mejor por mucha gente en el pueblo. Ella era
representante del Conservatorio Alberto Williams (yo me preguntaba porqué no se
llamaba Beethoven, Chopin o algo así, quién sería ese tal Williams? que luego
supe que era un importante músico argentino).
La casa de Rosita estaba en la 9 de Julio a escasas tres cuadras
de la mía.
Ella descendía de italianos, lo cual habrá hecho su peso también en la elección dado el origen de mi familia paterna. Era muy religiosa y vestía con mucha sobriedad. Recuerdo vagamente a su madre anciana y que Rosita me parecía una señora muy mayor, seria, severa, voz chillona no obstante algo me la hacía querible, se la veía vulnerable. Era realmente era muy estricta a la hora de enseñar.
La casa era grande, suntuosa y elegante para mi gusto, nunca había visto una casa así, con cortinados abundantes como de voile y ambientes amplios, cómodos, decorados con cuadros y diplomas, con muebles de estilo, antiguos y muy bonitos. Siempre con luz tenue, mucho silencio, excepto los pianos, claro. Recuerdo que iba a la tarde, hora de siesta, sentía el fresco de esa casa las tardes de calor. Alguna vez fui a su huerta trasera, con muchas plantas y flores,
una parra y pájaros, canarios me parece y luego una cotorra que la acompañó
cuando estaba sola a quien le decía Cotita y donde volcaba la ternura que podía
tener pero que no mostraba fácilmente.
Allí dentro de esa hermosa y misteriosa casa habían 3 pianos, 2
verticales cuya marca no recuerdo y uno de cola Steinway & Sons, nombre que
para ese entonces era para mí algo inentendible, refinado y de otro mundo.
(ahora sé que lo era). Tal vez había algún otro, no lo sé, para mí era
insondable la casa, con tantas puertas que daban a un comedor central donde
hacíamos ejercicios musicales en una gran mesa.
Me gustaba estudiar piano y no me resultaba difícil. Bach, Zcerny,
ejercicios repetidos, mucho solfeo, ejercicios en los cuadernos pentagramados
pero nunca llegaban Beethoven, Mozart, algunos de esos músicos que conocía. Sin
embargo entendía, a medias, que había una diferencia importante entre estudiar
música y tocar temas que nos gustaban. Aunque a esa edad me atraia tocar algún
tema que conocía, aunque más no fuera "Para Elisa"
Eramos tres compañeros, dos mujeres y un varón, de la misma edad.
Nos ponían a practicar a los tres en el mismo piano del cuarto de adelante,
nuestro compañero era bastante travieso, nosotras no decíamos nada le
recriminábamos solamente y salíamos de la clase un poco enojadas. Tampoco nos
quedábamos atrás con risas y cosas de chicos.
Con él también tuve una pelea a la salida, no recuerdo porqué fue,
sé que le tiré una patada, y al levantar el pie, él me lo agarró, con lo cual
me caí al suelo.
Que pudiera practicar sola en el Steinway & Sons era mi mejor
momento, tenía otro sonido y me sentía una privilegiada.
Pero... el diablo metió la cola...
En la escuela algunas chicas decían que iban a otras profesoras y
ya sabían tocar cosas lindas como "Para Elisa" u otros temas de
canciones actuales de ese momento. De modo que me puse firme con mis padres.
"-Quiero ir a piano pero con otra profesora-" dije.
"-Vas a ir a estudiar piano con Rosita, con ella o nada-".
"-Nada-" dije yo...
Tenía 8 años tal vez?... me sentía orgullosa de mi primer
rebeldía, que había ganado a medias, con Rosita no iba pero ya no estudié más
piano porque no cedieron en dejarme ir a otro lado.
Tiendo a pensar que tal vez no me gustaba tanto, sino tal vez hubiera
retomado en otro momento.
La música me gusta, reconozco en las primeras notas de qué se trata algo
que conozco, tengo buen oído.
No hubiera sido Marta Argerich seguramente pero creo que fue un
triunfo amargo dejar de estudiar piano.
Posiblemente las decisiones sean siempre así. Algo se pierde, algo
se gana.
A la luz de lo sucedido luego de la muerte de su madre, creo que
Rosita no era tan grande: vendió todo y se fue del pueblo a hacer una vida
diferente. Cambió su modo de vestir y creo que tuvo una pareja.
La casa aun existe pero reformada, con un pasillo que permite acceder a dos viviendas diferentes, según creo.Ella también se sintió libre de hacer como quería? o será que, después de tantos años, se me da por romantizar las experiencias que tuve?
Silvia Travaglia
Silvia querida, gracias por traer a nuestra memoria a Rosita Bruzzone, esa mujer que fue toda una institución en el Pueblo dando clases de piano. Sus alumnos rendían exámen en Buenos Aires y realmente era muy exigente: ella enseñaba para la excelencia. Tu cálido relato, que la humaniza a esta Profesora que parecía distante y fría, también me llama a pensar en cuántas veces una rebeldía o pseudo rebeldía, nos manda por el camino equivocado, y donde está -eso ya me lo pregunto como adulta y madre- el límite de los padres entre respetar las decisiones de sus hijos menores y el obligarlos a algo que sabemos es bueno...es una delgada línea entre dejarlos perder algo que no debieran perder, o el riesgo de que le tomen rechazo por la obligación impuesta.... Como vos decís: es la vida ...y en las decisiones que suponen alternativas...algo perdemos...algo ganamos...Como siempre tus escritos nos llaman a pensar...gracias por compartirlo!
ResponderEliminarCómo no recordar a Rosita.!!! Ahí fuimos cuando chicos.,a medida q crecíamos enseñabamos a los más chiquitos.Ella,la que tocaba en las misas,la q no te dejaba entrar a su casa si no te limpiabas bien el calzado con un cuchillito pequeño.Todo un enigma de persona pero quedó en nuestra memoria para siempre
ResponderEliminarQué hermosos recuerdosss
ResponderEliminarEmpezé a estudiar piano a los 7 años con Rosita era una genia con sus manos.llegué hasta casi el último año de conservatorio después se fué y seguí
ResponderEliminarMi mama, Elva Lopez estudio con Rosita. Siempre matuvo su recuerdo con admiracion. Lindo relato. Saludos.
ResponderEliminarConocía en parte tu historia y siempre me dio pena tu decisión!!! Recuerdo claramente a Rosita porque nos enseñaba a cantar las canciones patrias en la escuela. Cuando decíamos "por ser grande a la patria tú lichastes" ella paraba de tocar, giraba en su taburete y con esa voz chillona nos corregía: "LUCHASTE!!!".... GRAN MAESTRA ROSITA. Hermosa tu semblanza, Silvia gracias. Siempre voy a recordar el privilegio de oír a ti papá explicando tal ópera o sinfonía que se escuchaban en tu casa. Imagino entonces tu decepción al no poder tocar ni siquiera Para Elisa... Pero Czerny también era bonito jajajaja.... besos
ResponderEliminarMuchas gracias por todos los comentarios. No tengo facebook pero me los hicieron llegar.
ResponderEliminarNo sabía que alguien conocía mi decisión. Creo que si queremos algo podemos retomarlo en el momento de la vida en que las decisiones son nuestra responsabilidad exclusiva. Me gusta ser expectadora de la música solamente.
Muchas gracias por completar mis recuerdos con tantos detalles.
La persona a la que se refieren en "Mitos..." pareciera que es Hernán Pietrocola que no está en el pais desde hace muchos años
ResponderEliminarHermosa historia sobre Rosita !! Gracias Silvia por el relato y Maga por compartir estas historias que me hacen recuperar mi infancia .
ResponderEliminarQue lindo recuerdo...la tuve en promaria Siempre de oscuro con sus guantes negros y medio dedos afuera.Se enojaba xq no cantabamos bien el Himno.Es verdad...ni bien murio su mama Rpsita ca.bio su foema de vestur ..Muy fina moderna y creo que se caso Gracias
ResponderEliminar