DETRÁS DE BAMBALINAS. EL “BARDO TEATRAL” DE “AL TACHO” CON “TEATRON” por Rosana I. González
“De
salir a un escenario y que entonces ese cuerpo, éste, el mío, siempre incómodo,
siempre sin poder instalarse, imprima, se tiña, sea atravesado por algo
imaginario, ficcional que lo haga presente.” (Cristina Vanegas)
PARTE I
San
Cayetano nos sigue asombrando… Hoy habita el silencio hasta después de las 10
de la mañana en el centro. Alrededor de las 11 pareciera cobrar vida. Largas
guirnaldas de autos estacionados prometen una sociabilidad festiva. Sin
embargo, los negocios se ven casi desiertos. No se ve gente caminando. Tampoco
gente reunida en alguna esquina conversando ¿Dónde está el resto de los
mortales?, me pregunto, mientras busco un hueco para enlazarme a esa guirnalda
de vehículos solitarios.
De
tarde, el panorama es similar. Y no tiene que ver con las estaciones del año.
Sin
duda, todos nos damos cuenta de que las prácticas sociales habituales han
cambiado nuestro pequeño mundo desde hace ya varios años.
Pero
todo se transforma cuando hay espectáculos. Parece como si algo estallara
repentinamente. El mundo entero se congrega para asistir a eso que viene. De
pronto cobra vida la gran colmena pueblerina. Con gran expectativa cargada de
diversas voces aparecen hombres, mujeres, adolescentes y jóvenes, niños y
niñas, bebés en carrito, mascotas de diversas razas. Todos sueltos, hablando
muy alto. Se escuchan risas disparadas sin apremio. Se ven rostros serios.
Gente que ya no parece conocerse entre sí. O me parece a mí, porque soy yo
quien no conoce. Masivos celulares. Muchas fotos. Muchas poses para celulares.
Mucha imagen en los celulares para las redes. Son los tiempos que tocan,
mientras siguen las expectativas. Porque hay expectativas. Y van creciendo en la
medida que pasan los minutos de la hora indicada. Si es de noche, se apagan las
luces… Y la magia comienza sobre todo si se trata de una obra de teatro.
Muchas
cosas se mueven cuando se pone en escena una obra de teatro. Muchas cosas se
ponen en juego en una representación. Hay actores que encarnan personajes. Esos
personajes salen de un guión formal o más improvisado pero guión al fin con
cierta organización más o menos estructurada; un mensaje que se quiere
transmitir a alguien: el público en este caso, que también aportará lo suyo.
Algo, sin duda, se moverá en su interior, a favor o en contra de lo que vio,
impactado, perplejo, alegre, interpelado, desafiado… Pero nunca indiferente.
Algo tendrá para decir.
Por
eso se dice que la comunicación que se plantea con una obra de teatro es
compleja, multidireccional, diversa. Hay un primer proceso de
lectura-observación, una base para crear. Todo lo demás viene después. Se
necesita que alguien abra el juego, que lo habilite, que coordine, que
estimule. Y después agregar lo que hay que agregar: ejercicios para soltar el
cuerpo y aprender a usar la voz, por ejemplo. Motivar lo suficiente para que
quien se embarca en la aventura suelte y dé forma a personajes variados, disímiles
entre sí muchas veces. Y aquí aparece otra parte del desafío. Luego vendrá todo
lo demás que se requiere: espacio apropiado para la puesta en escena,
vestuario, peinado, maquillaje, decorado, recursos técnicos (iluminación,
musicalización, sonidos que imitan ciertos ruidos…). Muchos detalles que giran,
se entrecruzan y se enroscan en la complejidad de un delicado tejido. Aquí no
cabe la improvisación.
En
todo esto y para todo esto se fueron preparando Marianela Moyano y William
Rasmussen. Unidos por esa magia que genera el teatro, hoy son inseparables. Se
consideran hermanos. Filiación compartida, en ida y vuelta, como en el teatro.
Aunque asumiéndola sin ficciones, desde la autenticidad envuelta por el afecto
genuino, la admiración mutua y una misma pasión por lo que hacen.
Cuando
se los ve en acción son otros. No son los mismos con los que podemos charlar
con mate de por medio. Disfrutan al unísono, se potencian mutuamente, ríen a
carcajadas, dando rienda suelta al humor rápido, inteligente que les brota de
manera espontánea.
PARTE II
AL
TACHO-bardo teatral
“Persistencia
en cierto riesgo. Cierta intensidad extrema. Ese espacio, el escenario domina.
Organiza. Condiciona todo lo demás.” (Cristina Vanegas).
Marianela
me cuenta que se constituyeron “como grupo de teatro independiente en febrero
de 2018 con el objetivo de formarnos en artes escénicas, promover y expandir la
teatralidad en San Cayetano y generar teatro en diversos lenguajes y espacios
no convencionales.”
A
fuerza de incursionar en el teatro encontró aliados disímiles, aunque unidos
por ese flash energético que implica crear, sacando personajes de adentro,
vistiéndolos de ropajes insólitos. Así, junto a William Rasmussen, Lucrecia
Otero (Kuky Moris), Rocío Moyano y Fanny Martínez conjugaron la potencia de sus
propios lazos creativos y terminaron fusionándose en “Al tacho-” (para armar)
“bardo teatral.” Y el ruido se escuchó en todo el pueblo en el mes de noviembre
pasado con TeatrON.
“A
través de la autogestión producimos nuestros propios espectáculos, adquirimos
saberes y herramientas en talleres y seminarios de: actuación, improvisación,
clown, dirección y dramaturgia”, dice Marianela. Siempre puede generar
admiración y efecto contagioso cuando vemos pasión puesta en marcha. Acciones
concretas que impiden que los sueños se precipiten al vacío. Aquí no cabe la
improvisación.
“Realizamos
nuestra primera presentación/producción teatral en diciembre de 2018, una
varieté junto a una banda de música, gracias a la cual adquirimos equipamiento
propio de luces.” La varieté es un espectáculo teatral ligero nacido en Francia
en el siglo XVIII, que incluye una serie de números independientes, separados
por apagones, donde se alternan diversos tipos de actuaciones. En este caso,
“en 2018 se incluyeron escenas creadas grupalmente: microescenas”, actuaciones
breves. Algunas fueron “solos dramáticos”, monólogos. “Entre las escenas, hubo
música: una banda local, ‘El trío del General’, realizó su primera presentación
en vivo’, refiere Marianela.
Es
una ardua tarea hacer teatro sin recursos materiales, sin espacio propio pero
con objetivos claros e ilusiones intactas. “Al no tener sede/sala propia para
reunirnos, formarnos y mostrar lo que hacemos, buscamos alianzas con
instituciones de la localidad: la Iglesia y Centro Cultural Danés y el
Sindicato de Luz y Fuerza”(…) “En 2022 gestionamos, a través del Ministerio de
Cultura de la Nación, un taller de clown de frecuencia quincenal, de abril a
noviembre de ese año, abierto a la comunidad, el cual culminó también con una
varieté.”
Como
en tantos propósitos que nos fijamos en la vida, se trata casi siempre de
indagar para buscar un resquicio por donde entrar y dar cauce. Una búsqueda
incesante sin claudicar. Intentarlo hasta dar con lo que necesitamos. Y un
“Abrete sésamo” solitario muchas veces tiene
lugar.
Y la puerta se abre, se aprovecha, se disfruta lo que ocurre al trasponerla. Se
comparte con quienes están dispuestos. Y se ofrece esa experiencia a quienes
ansían disfrutar el descubrimiento de una nueva creación. Aquí no cabe la
improvisación.
“Seguimos
haciendo teatro, apostando a que nuevas generaciones descubran y vivan el hecho
teatral y su magia. En ellos y ellas hay teatro y hay futuro”, sostiene
Marianela con firme convicción.
PARTE III
TeatrON
“La
ficción como lo más real” (Cristina Vanegas)
2024
se abrió con fuerza expansiva.
Si
bien “el municipio es el principal productor cultural con diversidad de
propuestas de talleres” que se dictan en el Espacio Cultural de nuestra ciudad,
“sentimos la necesidad de ampliar la oferta cultural, principalmente la de
artes escénicas (las cuales deben potenciarse y crecer), sumar a otros
hacedores/as, crear nuevos públicos, promover espacios de
creación/experimentación artística con personas que no hayan hecho o visto
teatro antes. Por esta razón, en 2024, nos propusimos dos acciones. Por un lado,
coordinar talleres de teatro y, por otro, organizar un Festival de Teatro
Independiente en nuestra ciudad (al que llamamos ‘TeatrON´)”.
El
teatro independiente es un movimiento surgido en Europa en el siglo XX, que
llega a nuestro país en los años 30. Su propósito fue liberar el teatro de las
normas rígidas que existían entonces, del afán comercial y la censura. Utiliza
una estética despojada y busca mayor compromiso y cercanía con la sociedad. En
la actualidad es un fenómeno vivo que se sigue construyendo y reinventando.
Comprometidos
con esta tendencia, Marianela Moyano y William Rasmussen asumieron una labor de
dirección en dúo, de la mano, dinamizando el oleaje que iba creciendo en el
grupo, impulsando la nave de “Al Tacho…” Habían participado en abril de 2024 de
la Fiesta Regional del Teatro Independiente (Región XI), organizada por el
Consejo Provincial de Teatro Independiente, abrazando la idea de representar a
San Cayetano. Así fue que en Tandil presentaron “Verona” y obtuvieron un 2do.
lugar suplente para representar a la región en la Fiesta Provincial. Un logro
más que significativo en el epicentro del arte de esa gran urbe donde se
estimula el quehacer artístico en sus distintas manifestaciones, donde además
existen diversos elencos de actuación, donde además existen escuelas de arte y
donde además existe desde hace muchos años, nada más y nada menos que la
carrera de Teatro en la Universidad Nacional del Centro.
Con
viento a favor, decidieron remar hacia una nueva aventura, “así, de abril a
noviembre del año pasado, dictamos dos talleres de teatro: uno para adultos,
‘La escena está servida’; y otro para adolescentes, ‘Mutantes’. Las
producciones surgidas de estos talleres formaron parte de la grilla del
TeatrON, con sendos espectáculos: ´Los deseantes’, con ocho adultos en escena;
y ‘Listo el pollo’, donde actuaron diez adolescentes. Invitamos a otros elencos
a participar de este festival. Nuestras presentaciones tuvieron como lema
#teatroparaelteatro, porque lo recaudado se destinará a la reconstrucción del
Teatro Municipal Tulio S. Cosentino que se incendió en junio del año pasado”,
sintetiza entusiasmada Marianela.
Fue así que TeatrON. el Festival de Teatro Independiente que había soñado el grupo ‘Al Tacho-bardo teatral’, tuvo lugar en San Cayetano del 2 al 30 de noviembre. Su objetivo fue “hacer y ver más teatro en nuestra ciudad, con actividades y funciones bajo distintas modalidades: con entrada a la gorra y con entrada solidaria, aspirando a la reconstrucción del Teatro Municipal.”
“El
festival ofreció al público variadas propuestas: las dos producciones de “Al
Tacho-bardo teatral” mencionadas anteriormente, surgidas de los talleres de
teatro y actuación impartidos por el grupo durante el presente año para
adolescentes y adultos; tres obras invitadas con teatristas de nuestro pueblo y
de otras ciudades; dos actividades especiales: un taller de clown de apertura y
otro de cierre para celebrar el 30 de noviembre, ‘Día Nacional del Teatro y del
Teatro Independiente’, el cual consistió en un ensayo abierto de lo que será el
próximo estreno del grupo ‘Al Tacho-bardo teatral’.”
Contemplando la carencia de un sitio escénico propio, “varias instituciones aportaron sus espacios para salas del festival: Club Español, Salón Parroquial, Consorcio del Barrio Moreno, Iglesia y Centro Cultural Danés, Escuela Primaria 1, Sindicato de Luz y Fuerza, Espacio Cultural Municipal”, aclara Marianela.
“Para
solventar la propuesta se invitó a industrias, servicios, locales comerciales,
particulares y comunidad en general a ser socios del festival, participando del
financiamiento de su gestión. El festival TeatrON contó con el apoyo del CPTI
(Consejo Provincial de Teatro Independiente de la Provincia de Buenos Aires) y
de la Facultad de Arte de la UNICEN (Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires). Y fue declarado de Interés Municipal por Ordenanza
Nº 3340-2024.”
En
todo esto y para todo esto se fueron preparando Marianela Moyano y William
Rasmussen… para celebrar el 30 de noviembre ‘Día Nacional del Teatro y del
Teatro Independiente’.
PARTE IV
ACTORES
EN MODO DIRECCIÓN: UN DÚO SIN MAQUILLAJE
Y
que esa presencia a su vez atraviese el espacio infinito hasta el otro, el que
mira en la oscuridad y le llegue y lo conmueva. Un salto imposible. (Cristina
Vanegas)
MARIANELA
MOYANO: “El secreto de sus ojos”
Se apasiona con todo lo que emprende. Es una aguda observadora y sus apreciaciones son sagaces, aunque envueltas por un humor sutil y delicado. Ajena a cualquier asomo de vulgaridad en sus expresiones, su espíritu crítico sin asomo de ingenuidad brota en latigazos tan breves como certeros.
Su
niñez estuvo atravesada por la inventiva junto a sus hermanas, revela su madre
Mary, mientras Mario, el padre, prepara el mate. Las reuniones familiares no
consistían solo en las charlas triviales con las que se suelen disfrutar los
encuentros. En cierto momento, Marianela comandaba la acción secundada por
Stefanía, quien le sigue en edad, y ambas desaparecían hacia el dormitorio para
reaparecer luego provistas de disfraces, anunciando un espectáculo. Enseguida
desarrollaban un sketch que sorprendía a los invitados, entre risas espontáneas
y admiración genuina.
Mario
estuvo ligado a la actuación teatral durante largos años. En distintos momentos
alternaba, por fuera del horario de su trabajo, ensayos de obras junto a otros
actores amateurs, amantes del género. Sus pequeñas hijas se entretenían
estudiando los guiones para luego orientar a Mario durante los ensayos, cuando
parecía naufragar con la letra.
Mientras
tanto, Mary propiciaba cualquier iniciativa de juego por parte de sus cuatro
hijas. Siendo maestra jardinera consagrada, nada imposibilitaba que las niñas
dieran rienda suelta a tanta imaginación prolífica, desde armar un campamento
en el living de su casa o en la pileta vacía del jardín, hasta utilizar la alta
escalera que Mario usaba en sus tareas, transformada en herramienta
detectivesca para espiar a los vecinos. De tal modo que, provistas de
información, elaboraban frondosos relatos envueltos en fantasía de dudosa
inocencia, con los que lograban sorprender a los adultos. Como aquella vez,
cuando decidieron improvisar una dramatización en la plaza céntrica, en la que
Stefanía -que sigue en edad a Marianela- encarnó a una niña ciega maltratada por
su hermana mayor que provocó la intervención mediadora de una anciana
compasiva.
Muy
pronto las niñas oficiaron también de periodistas y equipadas con un termo
viejo- sustituto de cámara- y un grabador inservible, hicieron reportajes en la
puerta de una panadería o a la entrada de una escuela, intentando entrevistar a
distintos niños con la peregrina idea de seleccionar en vistas a un casting
para un pretendido programa de televisión. Con los mismos recursos,
sorprendieron con encuestas al azar a distintos ciudadanos en época de
elecciones, al salir de la escuela luego de cumplir con su deber cívico.
Multiplicadas
las posibilidades como estrellas en el cielo, nada parecía alcanzar a los
afanes creativos de las cuatro hermanas, que fueron capaces de armar programas
de radio en el interior de su vivienda, junto a otras formas de novedosas
dramatizaciones estimuladas por la gente del ámbito teatral del pueblo, que
frecuentaba con asiduidad la casa de familia. Marianela escribía los guiones
secundada por sus hermanas y primos.
Como
también había muchos niños de edades aproximadas en el barrio, urdían junto a
ellos complejas formas de diversión con creativos artilugios. Y era entonces
cuando todo se transformaba en coloridos fuegos artificiales que llenaban de
luz risueña el vecindario.
Marianela
hoy es una joven mujer adulta. Se la ve distante y misteriosa. Expresión
aséptica: cara de “más allá del bien y del mal”, como se dice. Estimo que somos
muy pocos quienes podemos disfrutar de sus ocurrencias verbales insólitas y de
su carcajada contagiosa, cuando encuentra receptores oportunos -casi selectos,
diría- que puedan incitar el inquieto cascabeleo que guarda dentro de sí.
Es
que busca pasar desapercibida. Cultiva lo que se llama un perfil bajo. Por lo
general, viste colores oscuros pero ilumina desde esa oscuridad – apenas
disfraz externo- con sus oscuros, enormes, ojos prodigiosos. Ojos que guardan
secretos.
Amparada
por su propia sombra de silencio, durante 2024 viajó a tomar diversidad de
cursos de dramaturgia, que le salían al paso como conejitos de una galera. Así,
silenciosamente, se movió a distintas ciudades durante los fines de semana, sin
privarse incluso de una capacitación en Dirección Teatral.
Sin
máscara ni maquillaje suelta su palabra:
“Hacer
teatro significa para mí entrar en un estado particular... un estado de
disponibilidad, de juego, de escucha con todo el cuerpo.
Es
prestar el cuerpo y construir con otros/as algo para contar, combinando
elementos y lenguajes muy diversos: texto, música, sonidos, imágenes, cuerpo,
movimiento, ritmo.
Es
estar en trance, en expansión. Es transmutar.
Es
una mezcla de "dejar de ser yo" y "ser cada vez más yo" que
nunca sé cómo explicar.
Es
percibir y entender el mundo, a los otros/a y a mí misma de otra forma, con el
cuerpo y la imaginación/creatividad puesta en el centro.
Es
siempre algo colectivo, que se construye con otros/as (con compañeros/as dentro
y fuera de escena y con el público). Es artesanal. Nunca está completo,
acabado. Y que se está haciendo en el momento, está vivo, en un aquí-ahora que
va del escenario al público.
Es
puro acontecimiento. Puro presente.
Cuando
hago teatro no puedo pensar en otra cosa. Es como tener otra existencia dentro
de la existencia...”
Luego
me cede tres textos exquisitos de diferentes autores con los que remata
poéticamente su posición. Pareciera que las palabras no alcanzaran a
dimensionar el torbellino interior que le bulle por dentro cuando pretende
hablar de teatro.
PARTE V
WILLIAM RASMUSSEN: Entre “Vikingos” y “Corazón Valiente”
De
humor desbordante, con su andar elástico y risa fácil anda regalando alegría de
vivir. El tiempo para él tiene sentido en relación con la cercanía que puede
establecer con la gente. Puede detenerse y generar la sensación de que también
detiene el tiempo para expresarse con graciosa locuacidad y sorprender siempre
con alguna salida ingeniosa que nos toma desprevenidos. No ahorra palabras. El
poder de síntesis es privar al mundo de la riqueza expresiva con la que
envuelve hasta la anécdota más trivial.
Siendo
niño vivía en una quinta alejada de la ciudad junto a su familia. Adoraba la
tranquilidad de aquel espacio poblado de árboles frondosos que enmarcaban un
jardín amplio bordado de colorida vegetación que la primavera transformaba en
un estallido de flores diversas. La serenidad poblaba sus días con juegos
apacibles que lo incitaban a construir abrigadas chozas, salpicando sus tiempos
entre la inclinación a una profusa lectura y al dibujo paciente, pasiones que
aun hoy sigue cultivando con avidez.
Era
retraído en aquel entonces, inclinado al silencio y la soledad. Aunque de
espíritu inquieto, su carácter dócil y voluntarioso lo impulsaba a colaborar en
los quehaceres de la granja sin ofrecer resistencia.
Desde
aquel entonces, la bicicleta se transformó en un apéndice de su propio cuerpo.
Con ella podía ir y volver cuantas veces se le ocurrieran en el mismo día
porque el retorno a la quinta era el regreso a su paraíso irrenunciable.
Sus
amigos más entrañables siempre fueron escasos. Con ellos y con un puñado de
primos pudo anudar lazos trenzados por la cercanía de edad.
Viviana
Rizzi, es su prima mayor pero lo considera un hermano más. Se profesan amor
mutuo construido desde siempre. Viviana afirma que lo bautizó así como se
llama: William. Y la familia aprobó su elección. En fracción de segundos,
Viviana lo viste con el ropaje de palabras irrebatibles: “William es una
persona que procesa el mundo, las alegrías y las tristezas a través del
humor... Histriónico y creativo, le da un nuevo significado a expresiones
cotidianas e inventa otras con una comicidad sencilla, que llega a todos”.
Comparto
lo que ella dice. Y agrego que mientras tanto, él disfruta a la par, exhibiendo
con risa amplia un par de filas de parejos dientes blancos, que hace
desaparecer el pequeño mar de sus ojos celestes.
Meticuloso
y detallista, siempre se tomó de la mano del arte sin parar de dibujar. Como
lector es un consumidor voraz. Y así fue sorprendido por el mundo de las
historietas que lo fue atrapando y ha ido atesorando en una rica colección. Así
se ha ido perfilando hacia este tipo de humor con el que, siendo muy joven y
junto a un amigo de toda la vida, sorprendió al pueblo con dos números
consecutivos de una revista singular: “Los Gilipollos”. Sus protagonistas -dos
pollos amigables, sin muchas luces- viven singulares aventuras en nuestro
pueblo, mientras se cruzan con personas de identidad reconocible, perfectamente
caricaturizadas. Hoy y desde hace ya algunos años, usa las redes sociales para
difundir desde el humor gráfico sus originales creaciones. Desde esas
alternativas, pudo canalizar los efectos del encierro de la pandemia a través
de un nuevo personaje lleno de rulos, la ocurrente “Esternauta”.
Sin
dejar de disfrutar de la familia y los amigos, también incursionó en el rock y
en el mundo de la radio en una FM local, donde desde un espacio propio, deleitó
a sus seguidores con infinitas ocurrencias. Con el transcurrir del tiempo, sin
dejar de explorar nuevas alternativas, descubrió siendo adulto que el teatro lo
llamaba con aguda insistencia. En la nueva ruta que eligió recorrer, encontró
el ámbito propicio para seguir desarrollando su veta expresiva, que logra
contagiar con pasión. Un personaje de estirpe vikinga que se sigue reinventando
en nuevas temporadas.
Sin
máscara ni maquillaje, suelta su palabra:
“Hacer
teatro es tanto y tan sencillo a la vez… Podemos partir de la convención que
afirma que el teatro “es el universo donde todo es posible”, pero lo relaciono
también con la infancia, el universo infantil donde jugamos a ser todo, donde
la imaginación es el límite. Así que ahí empieza el juego teatral. Desde ahí
todos estamos actuando. Esto lo hablamos con el grupo: todos actuamos, por
ejemplo, cuando les pedimos algo a nuestros padres; usar un disfraz, hacer las
veces de…Se da en la infancia y se pierde un poco en la adolescencia, salvo el
caso de los que se animan a hacer teatro.. No fue mi caso. Empecé de grande.
Aunque tuve otras experiencias en la radio, donde también actuamos: el
radioteatro. No te ven pero también estás actuando. Teatro, poniendo cuerpo,
voz y alma empecé de grande invitado a participar de un proyecto. Ahí sentí una
cosquilla extra, esa curiosidad de caminar por lugares donde no había caminado,
cierta adrenalina, ese quiero saber qué pasa acá. A veces lo desconocido nos
tienta de alguna manera. Hay una puerta por donde podés avanzar y te mandás. Un
poco es eso también el teatro: entrar en lugares que no sabés para dónde te van
a llevar.
A
partir de 2017 compartimos talleres, se conformó un grupo. Ahí se me descorrió
el velo y entendí que el teatro es comunidad para todos y el teatro se hace
entre todos. No funciona si no hay público. No funciona si no están los
actores, si no está el director. Un unipersonal requiere de mucha gente también
o de un puñado, pero solo no lo hace nadie. Aun si lo actuamos nosotros mismos,
necesitamos de la mirada del otro. El teatro también es otro. En realidad, es
encontrarse con los demás, reflejarse, o no, pero se entabla esa comunicación
tan necesaria. Así lo entendemos y lo defendemos como grupo: estar agrupados,
como cualquier grupo de teatro de ahora y antes. Armar una pequeña comunidad,
una pequeña aldea de gente que lo entiende de la misma manera.
Lo
que estamos haciendo con Mane (Marianela), que surgió durante 2024, es mostrar
la mirada que tenemos, la que vamos regando, porque necesitamos ir conociendo
más, aprender, experimentar... Pero empezamos a compartir, experimentando con
otra gente, con talleristas y con alumnos. Se aprende mucho con los alumnos
también, en lo que te devuelven ellos desde sus miradas, sus ideas o maneras de
encarar la cuestión teatral.
Compartir
con Mane estos talleres ha sido muy enriquecedor. Nos permitió jugar un poco
para elegir los colores, las tonalidades, la intensidad que le ponés, la paleta
que vas a elegir, las sombras y luces. En fin, la dinámica que le vas a dar,
como sucede con las artes visuales, la pintura. Parece similar a la escritura
que se hace con otro, a dos, a cuatro manos. El ver cómo otra persona puede ir
avanzando a partir de la mirada que uno le da. Puede ser algo donde vas tomando
que en dos horas cambiás, pero es ir jugando. Como en el tablero de ajedrez que
vas tomando decisiones todo el tiempo. Así como el actor las toma, en la
dirección, en la coordinación. ocurre lo mismo. Por eso lo lúdico está todo el
tiempo, siempre está dando vueltas, sobrevolando. Es lo que tiene de atrapante,
tiene algo que genera curiosidad.
No
puedo dar definiciones de nada y eso me alegra. Me siento y lo vivo desde el
aprendizaje. Observo, miro, intento captar cosas… ¡Y me encuentro tan perdido
todo el tiempo!… Y veo definiciones de los demás y me digo: ‘-Aaaah, sí ¡Cómo
me gusta!´ Entonces estoy festejando ¡Son goles! A veces nos paramos,
alentamos, levantamos los brazos. Vemos a Messi frente al arco. Surge cuando
vemos una intención especial en ese actor, esa actriz, y nos coloca como en
situación de hinchada ¡Es muy extraño!
Y
muy singular. Una mezcla insólita de personajes históricos: Ragnar Lodbrok y
William Wallace, un vikingo de corazón valiente.
Sin
máscara ni maquillaje, también suelta su palabra el resto de las integrantes de
“Al Tacho-bardo teatral”:
PARTE VI
LUCRECIA
OTERO (KUKY):
“Para
mí el teatro significa muchas cosas, fundamentalmente la sensación plena de
alegría, razón de ser aprendizaje, compañerismo y emociones liberadas al aire
para regalárselas a todo aquel o aquella que las quiera tomar. El teatro sacude
en mí pequeños recovecos olvidados con sensibilidad y amor en su expresión más
pura. Es el despertar a cada nueva etapa con un sonido distinto. El teatro es
una disciplina que lo toma todo, absorbe cada rincón del ser para fusionarse en
un intercambio de energía potente con el público. A mí, de manera personal, el
teatro me transformó, me acercó a las complejidades de la vida a través de la
actuación y de los libros, mis queridos libros. Tuve la oportunidad de
compartir con niños, jóvenes y adultos y con cada grupo se abrió una puerta
diferente, un canal de emociones encontradas que me acompañarán por siempre.”
ROCIO
MOYANO:
“Actuar
es sentir como un río que fluye por mi cuerpo, llevando consigo la fuerza de la
historia que interpreto. (Es como) un volcán dormido que despierta con la
fuerza del arte, desatando un arcoiris de emociones y creatividad, que da vida
a un jardín de emociones, donde las palabras se transforman en mariposas que
revolotean; y los gestos se convierten en pinceladas que pintan en un lienzo de
poesía.
Es
la construcción de un personaje, un caleidoscopio, un alma que se respira en
cada movimiento, en cada mirada. Es la posibilidad de vivir mil vidas, de
explorar la complejidad humana a través de la piel de otros y otras.”
FANNY
MARTÍNEZ:
“Siento
la transformación y la libertad de crear, de inventar, de ser quienquiera ser.
Es la magia de la expresión, el poder de la imaginación que vuela y se
convierte en arte. Al actuar siento que es un regalo que se descubre con el
tiempo, una experiencia que me llena de satisfacción, algo único que puedo
ofrecer al mundo.
Para
mí hacer teatro es celebrar que estoy, que juego y que comparto con el otro la
creación de nuevas realidades. Es habitar un espacio y un tiempo consciente de
mi cuerpo, mis acciones y las del otro.
Es
compartirnos en un relato vivo, activo, presente y en constante proceso de
construcción. Es entregarse no solo al aquí y ahora de la mano de mi compañero
de escena, sino también la mirada del director fuera de ella. Del mismo modo, a
los espectadores, quienes de manera directa y única, también están construyendo
realidades constantemente.
Particularmente,
hacer teatro es alimentar el juego dentro de mí, mantener viva la niña que
llevo dentro. Y así poder saborear las infinitas emociones que puedo transitar
y los distintos escenarios en que puedo habitar, gracias al “estar” que me
permite el personaje y su historia, con quien empatizo y también construyo.
Para
mí hacer teatro es habitar ese juego y crear de manera consciente y colectiva
el espacio y tiempo presente.”
SIN
DISFRACES, ALGUNOS DE LOS JÓVENES ACTORES TAMBIÉN DICEN:
Y
que esa presencia a su vez atraviese el espacio infinito hasta el otro, el que
mira en la oscuridad y le llegue y lo conmueva. Un salto imposible.(Cristina
Vanegas)
“El
teatro es un lugar donde podés ser vos porque nadie te va a decir algo. Es algo
muy lindo donde elegimos compartir con los demás. Un lugar donde podés hacerlo,
donde podés expresar las cosas que te pasan… Un lugar donde aprendés de vos
cada día más y de los demás.” (More Porfilio)
“Para
mí hacer teatro es la manera en la que podemos ser de muchas formas sin ser
juzgados por alguien, un espacio donde la paso rebien con gente que comparte el
amor al teatro y un lugar para divertirnos.” ( Marti Laitán)
“El
teatro para mí es un experimento corporal, se siente incertidumbre y curiosidad
siempre. Siempre que entro al espacio en el que se dicta algún taller, algo se
mueve en mí: hay un cosquilleo en la boca del estómago, en la panza, en el
pecho.
Cada
vez que me saco las zapatillas para jugar, mi cuerpo se empieza a mover, a
balancear solo, con ganas de que todo se mueva adentro y afuera. Y la comisura
de los labios se levanta de forma automática.
El
teatro es movimiento, son cosquillas, es envolvente, atrapante, e incierto. Eso
es lo que más me gusta. Siempre sé cómo entro pero no cómo salgo, ni lo que va
a pasar ahí. El teatro es jugar con lo desconocido.” (Sofy Moyano)
“(El
teatro es) algo que observé en mi padre desde mi infancia y que cuando tuve la
oportunidad de realizar, no dudé. Me encanta y quiero más. Creo que estoy
encontrando mi lugar.” (Erika Rasmussen)
“Es
un sentimiento, un estilo de vida.” (Axel Rasmussen)
“Hacer
teatro para mí es un momento de mi vida en el cual me desconecto de todo. Que
me hace muy bien, que me hacer ser todo lo que yo quiero ser. Me permite jugar,
imaginarme cosas. Ser una persona que en la vida real no sé si podría, me lo
permite hacer el teatro por medio del juego y la imaginación. Y también es un
lugar que me hace reír mucho y sobre todo pasarla bien.. Por eso me gusta el
teatro y me gusta hacer teatro.” (Dylan Levaggi)
“Paraná-Porá”
¿De ensayo abierto a estreno inmediato?
“…
abrir grietas de fragilidad que despierten la curiosidad y se vuelvan
magnéticas para la mirada ajena” (Federico G. Lorca)
El
30 de noviembre, Día Nacional del Teatro y del Teatro Independiente, “estuvimos
de fiesta. Celebramos. Brindamos. Mostramos cómo hacemos y lo que hacemos con
un ensayo abierto y a la gorra de nuestra próxima producción: ‘Paraná Porá’.”,
comenta Marianela.
Una práctica inédita que se llevó a cabo en la Iglesia y Centro Cultural Danés, un espacio íntimo de proporciones reducidas que facilitó el acercamiento entre directores, actrices y público asistente. Lo que se necesitaba fue armado allí mismo. El vestuario también. Marianela y Wlliam, los directores, se ocuparon de luces y musicalización. Y todos los que asistimos caímos en el hechizo de ver cierto paisaje, cierta realidad que atravesaban los personajes con individualidades tan complejas como contrapuestas, en medio de una situación riesgosa e imitando tonalidades regionales que nos causaron asombro.
¿Cómo
hicieron para llegar a eso, a tanto? ¿De qué ardides ocultos se valieron? ¿Cómo
lo vivieron las actrices? ¿Desde qué lugar aportó el resto del equipo “Al
Tacho…”? ¿Qué sucedió con el público durante y después de esa muestra? … A
todas estas cuestiones y varias más que surgieron, el dúo de directores fue
dando respuesta. Se los veía disfrutar. La pasión puesta en juego, una vez más.
Marianela
y William habilitaron el diálogo y las voces asomaron con timidez al principio.
Pero todo quería saberse y todas las impresiones batallaban para ser
compartidas. Porque algo especial ocurrió esa noche, como en cada ocasión en
que una actuación desde TeatrON tuvo lugar.
Sin que el clima enfríe los ánimos, hoy siguen sin pausa porque la obra se estrenará en la primera semana de febrero, según planean. La nueva meta de “Al Tacho…” es participar tanto en el Encuentro Provincial de Teatro y como en la instancia Nacional.
Mientras
tanto somos muchos los que aguardamos ansiosos el estreno de “Paraná-Porá”.
Profesora
Rosana I. González.
Agradecimiento:
a Dolores Cosentino (Tuti) por facilitarme el material fotográfico.
Rosana, has escrito con tanta dedicación, atención, detalle y amor, que es un maravilloso homenaje y reconocimiento a estos teatrantes "a pulmón" , a todas las horas que le dedican, a su pasión y entrega, a su arte -que es su vida-, ofrecido a la comunidad con plena generosidad... Gracias por compartir tus vivencias y también tus expectativas por todo lo que se viene de la mano de ellos!
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