25 de Mayo, por Silvia Travaglia
De pronto una niña, vestida
con el uniforme del jardín, se acerca con algo en su mano y me dice:"
Feliz Dia de la Patria". Detrás de ella venían otros chicos y maestros.
Una de las maestras me dice que es la tarea que hicieron conmemorando el 25 de
Mayo y ahi salgo de mi asombro, le agradezco y contagiada de su alegría seguí
mi camino.
Cuando llego a mi casa, decidí colgar el regalo del picaporte de mi puerta y, como no volví a salir esa tarde, me olvidé. Vi que estaba ahí cuando saqué la basura y volví a olvidarme de entrar el regalo.
Al día siguiente cuando
salí estaba en el suelo. Aclaro que, por la forma del picaporte (pomo) y al
estar en el palier de un piso de un edificio, no hay manera de que se haya
caído por el viento o algo accidental, alguien lo sacó. Luego me enteré que
alguien lo pateó y otro lo colocó nuevamente sobre mi alfombra de entrada.
Insistí en volver a colocarlo pero esta vez traté de pegarlo en la mirilla,
dónde se cuelgan los adornos de Navidad. Alguien me preguntó por whatsApp de
qué se trataba, para mi era tan obvio!
No sé porqué sentí la
necesidad de que hoy estuviera allí.
Ayer, en un viaje en
colectivo que duró unos 45 minutos, me encuentro con tres mujeres, cuyo acento
me hacía pensar en que no eran argentinas. Me lo confirman la amabilidad con la
que se movían, cedían el asiento, sacaban fotos y se las veía serenas y
alegres. Frente a mí dos jóvenes hablaban en inglés, con acento argentino me
pareció, y así lo hicieron todo el tiempo.
Cuando pasamos por detrás
del bellísimo edificio que es El Palacio de las Aguas Corrientes las mujeres
chilenas quedan maravilladas y sacan fotos. Ahí me saqué el barbijo y no me
importó, para contarles de que se trataba. Lo mismo hice cuando pasamos frente
a Tribunales, otro maravilloso edificio y les digo que allí se filmó la
película del Oscar," El Secreto de sus ojos". Las tres mujeres
bajaron y me agradecieron, yo me olvidé de decirles que su modo de ser me había
hecho dar cuenta de que no eran, al menos porteñas. Los pibes continuaron con
su inglés y una señora mayor, con aspecto de profesora, intercambia unas
palabras en ingles con ellos.
Cuando regresé me di cuenta
que salté como con un resorte, con orgullo, para contar a unas extranjeras de
qué se trataban esas bellezas y sentí que quizás era lo mismo que me había
transmitido la niña del parque. Un sentimiento de Patria.
Quizás se trate solamente
de eso. Un sentimiento inexplicable que nos inculcan desde niños, que a pesar
del maltrato, la indiferencia, la curiosidad y, porqué no, la maldad, insiste en permanecer en nuestros corazones y
nos hace saltar orgullosos, casi sin advertirlo, para mostrarle a las visitas
lo linda que es.
Hoy, 25 de mayo, no me
importa ni el locro ni los pastelitos, con un nudo de emoción escribo esto,
deseando que , aunque más no sea por un rato, rescatemos ese amor.
Silvia
Travaglia
Silvia sé de tu amor a la Patria, un amor que -como tal- no es indiferente , sino un amor comprometido y atento...esas pequeñas situaciones cotidianas que relatas en tu vivencia traslucen justamente eso, la Patria de todos los días, la que amamos, la que duele, la que emociona...gracias por compartir este profundo texto justo en el día en que conmemoramos a grandes hombres y mujeres que lucharon por la Patria!...En lo personal me emociono hasta las lágrimas cada vez que escucho el Himno y puse las cintitas celestes y blancas en mi reja...Viva la Patria!
ResponderEliminarGracias por conectarnos con ese amor que tanto bien nos hace sentir! Que seamos muchos quienes podamos darnos cuenta de la importancia de vivir en nuestra Patria!
ResponderEliminar